Por Nicolás Iriarte
01 Febrero 2013
COMO EN LAS VIEJAS ÉPOCAS. De noche y bien iluminado, el Monumental ofrece un lindo espectáculo para hinchas, jugadores y dirigentes. Hoy se repite.
Los encargados de organizar el fútbol 5 nuestro de cada semana dicen que no hay tarea más difícil que juntar a 10 tipos en un mismo día, a una misma hora y en un mismo lugar. Fijar una cita con la redonda que deje conforme a todos es una tarea difícil que se multiplica, si el que debe hacerla es un dirigente de fútbol. Mucho más complicado, si en vez de 10, hay que juntar al menos 10.000 y en caso de fallar, en vez de perder el valor de la hora en la canchita, las que salgan en rojo sean las finanzas de un club. Pero en el mundo Atlético hay un día y una hora por la que nadie se queja: viernes a las 22.
La última vez que jugó bajo esas circunstancias fue el 12 de diciembre de 2008. Despidió el año con un triunfo ante Platense y después le dijo adiós por un tiempo a la tradición nocturna. Todo comenzó el jueves 18 de octubre de 1990. Bajo la presidencia de Miguel Saguir, se renovaron los sistemas lumínicos del Monumental, para empezar así a jugar por las noches durante el verano, debido a las altas temperaturas. El estreno de luces fue ante el Boca de Carlos Aimar, Gabriel Batistuta y Diego Latorre (dirían presente en la red) con un 0-3, pero aún en la derrota, el "decano" había ganado un hábito: desde allí, los partidos nocturnos (generalmente a las 22) se hicieron un clásico en la época estival.
En 1995, el equipo dirigido por Jorge Higuaín supo adecuarse perfectamente a la costumbre, y gran parte de los partidos como local los jugaba el último día hábil de la semana a las 22, mientras que sus visitas, las hacía los sábados, el día predilecto para los conjuntos del ascenso en Buenos Aires. En 1999, el 11 de Humberto Zuccarelli también se plegaría a la costumbre en el verano, y con buenos resultados.
El último equipo que se abrazó a los viernes fue el que ascendió a la B Nacional, en la temporada 2007/08. En total jugó nueve partidos ese día y a esa hora. Mal no le fue: salieron campeones. Luis Rodríguez y César Montiglio, actuales jugadores del "decano", son los únicos sobrevivientes de una época que recuerdan con cariño.
"Es un lindo horario. El calor no es tan sofocante y en aquel tiempo sacamos ventaja. Ahora es otro equipo, pero el objetivo es el mismo, así que ojalá empecemos a jugar más seguido ese día", dice el goleador. "Nos iba bien los viernes. Cada vez que jugué fue positivo. Que esta no sea la excepción", pide Montiglio. Esa vez, de los nueve partidos que Atlético jugó en esas condiciones, ganó siete.
Pero no sólo a los jugadores les complace. Los hinchas, sobre todo los más jóvenes, han hecho de ello todo un ritual, tras esa experiencia. Enzo Pérez Santos (26, estudiante) sabe las ventajas del día y el horario. "En esa época metíamos de a cuatro goles. Además, una victoria sirve para arrancar un 'finde' de festejos", ríe. Él y muchos más aprovechan un eventual triunfo para seguir de largo la caravana. "Me hace acordar cuando ascendimos", dice Santiago Albornoz.
Los laburantes tampoco pueden quejarse y menos los del comercio: cerrado el local a las 21.30, les da 30' para llegar a la cancha. Luego, en una categoría televisada, Atlético no dispuso de los horarios, por lo que la CD perdió la usanza.
"Venía mucha gente, y los jóvenes siguen con la fiesta después", explican desde la dirigencia "decana", que decidió arrancar el año con una vieja costumbre: volver a jugar los viernes a las 22.
La última vez que jugó bajo esas circunstancias fue el 12 de diciembre de 2008. Despidió el año con un triunfo ante Platense y después le dijo adiós por un tiempo a la tradición nocturna. Todo comenzó el jueves 18 de octubre de 1990. Bajo la presidencia de Miguel Saguir, se renovaron los sistemas lumínicos del Monumental, para empezar así a jugar por las noches durante el verano, debido a las altas temperaturas. El estreno de luces fue ante el Boca de Carlos Aimar, Gabriel Batistuta y Diego Latorre (dirían presente en la red) con un 0-3, pero aún en la derrota, el "decano" había ganado un hábito: desde allí, los partidos nocturnos (generalmente a las 22) se hicieron un clásico en la época estival.
En 1995, el equipo dirigido por Jorge Higuaín supo adecuarse perfectamente a la costumbre, y gran parte de los partidos como local los jugaba el último día hábil de la semana a las 22, mientras que sus visitas, las hacía los sábados, el día predilecto para los conjuntos del ascenso en Buenos Aires. En 1999, el 11 de Humberto Zuccarelli también se plegaría a la costumbre en el verano, y con buenos resultados.
El último equipo que se abrazó a los viernes fue el que ascendió a la B Nacional, en la temporada 2007/08. En total jugó nueve partidos ese día y a esa hora. Mal no le fue: salieron campeones. Luis Rodríguez y César Montiglio, actuales jugadores del "decano", son los únicos sobrevivientes de una época que recuerdan con cariño.
"Es un lindo horario. El calor no es tan sofocante y en aquel tiempo sacamos ventaja. Ahora es otro equipo, pero el objetivo es el mismo, así que ojalá empecemos a jugar más seguido ese día", dice el goleador. "Nos iba bien los viernes. Cada vez que jugué fue positivo. Que esta no sea la excepción", pide Montiglio. Esa vez, de los nueve partidos que Atlético jugó en esas condiciones, ganó siete.
Pero no sólo a los jugadores les complace. Los hinchas, sobre todo los más jóvenes, han hecho de ello todo un ritual, tras esa experiencia. Enzo Pérez Santos (26, estudiante) sabe las ventajas del día y el horario. "En esa época metíamos de a cuatro goles. Además, una victoria sirve para arrancar un 'finde' de festejos", ríe. Él y muchos más aprovechan un eventual triunfo para seguir de largo la caravana. "Me hace acordar cuando ascendimos", dice Santiago Albornoz.
Los laburantes tampoco pueden quejarse y menos los del comercio: cerrado el local a las 21.30, les da 30' para llegar a la cancha. Luego, en una categoría televisada, Atlético no dispuso de los horarios, por lo que la CD perdió la usanza.
"Venía mucha gente, y los jóvenes siguen con la fiesta después", explican desde la dirigencia "decana", que decidió arrancar el año con una vieja costumbre: volver a jugar los viernes a las 22.
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