30 Enero 2013
UN "PASAJE". La plazoleta Sarmiento, que surca una cuadra en Alberdi al 800, desaparecerá próximamente porque el terreno habría sido vendido. LA GACETA / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
Aunque en el plano de la capital aparezca como una pequeña serpiente verde que surca un rectángulo blanco, de cerca es más que eso. Y mucho más representa para los vecinos cuyos patios lindan con ella. La sinuosa plazoleta "Domingo Sarmiento", ubicada en barrio Sur, cruza por el medio de una cuadra y cuenta con entradas por Alberdi y por la avenida Bernabé Aráoz. Hace meses, el enorme cartel de la inmobiliaria se instaló en uno de sus ingresos y puso en alerta a los vecinos. Las sospechas eran atinadas: la propiedad está en venta y, al parecer, ya tiene un comprador. Los habitantes de la zona piden que siga siendo un espacio verde. Sin embargo, desde el municipio se aclaró que el terreno es privado.
"Se vende"
Los bancos; el busto de Sarmiento que instalaron en homenaje "niños y maestras de jardines de infantes" en 1971; unas ruinas de juegos infantiles y algunos postes de luz lánguidos dan cuenta de que el lugar fue usado durante años como plaza. El anuncio, en cambio, consigna la forma parecida a la de un pasaje que tiene el terreno y precisa que la superficie es de 3.061 metros cuadrados. Además, una faja que lo cruza, revela que está reservado por "U.E.J.N". Probablemente, se trate de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación.
"¿Cómo van a pretender vender un espacio verde?". Hugo Bussetti (62) levantó las palmas de sus manos y hundió los hombros con un gesto que mezcla la interrogación con el enojo. El hombre vive desde hace 60 años en un chalet sobre la Bernabé Aráoz y afirmó que los vecinos comentan la venta desde hace tiempo. "Habían prometido que lo arreglarían, pero sacaron los canteros internos y la caminería. Ahí supimos que no lo harían", lamentó. También reconoce que, si bien durante el día la plazoleta es usada por los niños para jugar y por los adultos para "cortar camino", durante la noche es diferente. Comentó que, amparados por la oscuridad, la extensión y la falta de vigilancia, delincuentes lo convirtieron en su reducto. Estela Zelaya (50) y su hija Brenda (19) relataron que hubo que cortar una morera porque arrebatadores habían instalado una especie de malla en la copa y allí ocultaban sus botines. "Pero si pusieran más iluminación y bancos nuevos, volvería a ser un lindo lugar para pasear. No queremos que hagan un edificio. Ahora hay problemas de agua y cloacas, imagínese con una construcción así", consideró Estela. Contó que ante la inminente venta, entre los vecinos habían analizado la posibilidad de comprar fracciones para ampliar sus casas y evitar, de esa manera, que se levantara alguna estructura de propiedad horizontal. "Hace muchos años, se planeaba construir ocho torres en otros terrenos del ferrocarril. Menos mal que quedó en la nada", concluyó. Brenda también rechazó la posibilidad de que se levanten edificios: "al fin y al cabo están destruyendo algo que ya era un patrimonio para los vecinos". Silvano Herrera (62), un policía retirado que vive cerca de la plaza, no se mostró sorprendido por la situación y agregó que conoce casos similares. "Los representantes del pueblo no deberían permitir que pasen estas cosas", instó. Aunque reconoció que últimamente, era tierra de nadie por la inseguridad. Tomás Corbalán (26) tiene un taller a metros de uno de los ingresos a la plazoleta y para él, el descuido de los últimos meses fue la prueba de que la venta marchaba sobre ruedas. "Hace 15 años que vivo aquí y creo que lo descuidaron a propósito para venderlo", renegó el joven.
Las autoridades municipales explicaron que la Sarmiento es uno de los tantísimos testimonios desperdigados por la ciudad del paso del ferrocarril. De hecho, hay otros espacios similares en el mismo barrio. "No es propiedad municipal. Según tengo entendido, pertenece al ferrocarril. De oficio nos hicimos cargo porque era un baldío. Lo prestaron hace mucho tiempo y ahora quieren venderlo, así que hay que devolverlo. El municipio no puede vender bienes así como así, hay procedimientos legales", detalló el subsecretario de Obras Públicas, Atilio Belloni. También destacó que no es una situación común.
Por su parte, el director de Espacios Verdes, Pablo Bulacio, expresó que la plazoleta nunca perteneció al ejido municipal. "Hay gente que tiene buena voluntad y cede los espacios hasta que deciden qué hacer con ellos", afirmó, y repasó que del municipio dependen 178 espacios, entre plazas y plazoletas.
Alarmado por el cartel, el presidente de la Juventud Radical de la capital, Javier González, presentó un pedido de informes al intendente, Domingo Amaya, para que aclare la situación.
"Se vende"
Los bancos; el busto de Sarmiento que instalaron en homenaje "niños y maestras de jardines de infantes" en 1971; unas ruinas de juegos infantiles y algunos postes de luz lánguidos dan cuenta de que el lugar fue usado durante años como plaza. El anuncio, en cambio, consigna la forma parecida a la de un pasaje que tiene el terreno y precisa que la superficie es de 3.061 metros cuadrados. Además, una faja que lo cruza, revela que está reservado por "U.E.J.N". Probablemente, se trate de la Unión de Empleados Judiciales de la Nación.
"¿Cómo van a pretender vender un espacio verde?". Hugo Bussetti (62) levantó las palmas de sus manos y hundió los hombros con un gesto que mezcla la interrogación con el enojo. El hombre vive desde hace 60 años en un chalet sobre la Bernabé Aráoz y afirmó que los vecinos comentan la venta desde hace tiempo. "Habían prometido que lo arreglarían, pero sacaron los canteros internos y la caminería. Ahí supimos que no lo harían", lamentó. También reconoce que, si bien durante el día la plazoleta es usada por los niños para jugar y por los adultos para "cortar camino", durante la noche es diferente. Comentó que, amparados por la oscuridad, la extensión y la falta de vigilancia, delincuentes lo convirtieron en su reducto. Estela Zelaya (50) y su hija Brenda (19) relataron que hubo que cortar una morera porque arrebatadores habían instalado una especie de malla en la copa y allí ocultaban sus botines. "Pero si pusieran más iluminación y bancos nuevos, volvería a ser un lindo lugar para pasear. No queremos que hagan un edificio. Ahora hay problemas de agua y cloacas, imagínese con una construcción así", consideró Estela. Contó que ante la inminente venta, entre los vecinos habían analizado la posibilidad de comprar fracciones para ampliar sus casas y evitar, de esa manera, que se levantara alguna estructura de propiedad horizontal. "Hace muchos años, se planeaba construir ocho torres en otros terrenos del ferrocarril. Menos mal que quedó en la nada", concluyó. Brenda también rechazó la posibilidad de que se levanten edificios: "al fin y al cabo están destruyendo algo que ya era un patrimonio para los vecinos". Silvano Herrera (62), un policía retirado que vive cerca de la plaza, no se mostró sorprendido por la situación y agregó que conoce casos similares. "Los representantes del pueblo no deberían permitir que pasen estas cosas", instó. Aunque reconoció que últimamente, era tierra de nadie por la inseguridad. Tomás Corbalán (26) tiene un taller a metros de uno de los ingresos a la plazoleta y para él, el descuido de los últimos meses fue la prueba de que la venta marchaba sobre ruedas. "Hace 15 años que vivo aquí y creo que lo descuidaron a propósito para venderlo", renegó el joven.
Las autoridades municipales explicaron que la Sarmiento es uno de los tantísimos testimonios desperdigados por la ciudad del paso del ferrocarril. De hecho, hay otros espacios similares en el mismo barrio. "No es propiedad municipal. Según tengo entendido, pertenece al ferrocarril. De oficio nos hicimos cargo porque era un baldío. Lo prestaron hace mucho tiempo y ahora quieren venderlo, así que hay que devolverlo. El municipio no puede vender bienes así como así, hay procedimientos legales", detalló el subsecretario de Obras Públicas, Atilio Belloni. También destacó que no es una situación común.
Por su parte, el director de Espacios Verdes, Pablo Bulacio, expresó que la plazoleta nunca perteneció al ejido municipal. "Hay gente que tiene buena voluntad y cede los espacios hasta que deciden qué hacer con ellos", afirmó, y repasó que del municipio dependen 178 espacios, entre plazas y plazoletas.
Alarmado por el cartel, el presidente de la Juventud Radical de la capital, Javier González, presentó un pedido de informes al intendente, Domingo Amaya, para que aclare la situación.