"Me lo merecía"

"Me lo merecía"

Cobelli, coreado por el público al final, rompió su maleficio y el de Atlético contra Gimnasia.

EXTASIADO. Con la vincha en cualquier lado, Cobelli recibe las felicitaciones de Ladino. Ninguno puede ocultar la sonrisa. EXTASIADO. Con la vincha en cualquier lado, Cobelli recibe las felicitaciones de Ladino. Ninguno puede ocultar la sonrisa.
El oído del que va a la cancha de Atlético va acostumbrándose a diferentes melodías, de acuerdo a las épocas. En la que corre, la "u" y la "a" de "Pulga" Rodríguez sobresalen en su cántico (Olé... Olé... Olé... Olé... "Pulga"...). La "u" y la "o" de "Chulo" Rivoira con la misma canción también son parte de un sonido conocido. Hasta su abrupta renuncia, hace un par de temporadas, Jorge Solari tenía la suya y no era extraño escuchar esas sílabas bajar desde las tribunas.

Cuando Juan Manuel Cobelli tomó la pelota para patear el decimoctavo y último penal de la serie ante Gimnasia, ese oído "decano" sintió algo extraño: "Cobelli... Cobelli... Cobelli...". Con una "o" alargada, los hinchas habían decidido cambiar los insultos con los que lo despidieron en varios partidos por una canción dedicada exclusivamente a él. "Escuchar el aliento de la gente en esa caminata me dio mucha tranquilidad. Me llenó de orgullo porque no se lo cantaron a todos", confesó el delantero, que oyó fuerte y claro su propia canción.

Claro que para que el ex Newell's tenga su espacio en la definición, pasaron varios jugadores. De entrada, no había sido seleccionado en la serie de cinco, pero no bien comenzó la de uno empezó a pedir su penal. Los suplentes querían que cuando le toque sea para definir el partido, y así fue. "Me lo merecía, pero esto es para ellos, mis compañeros", dijo. La buena onda llegó hasta ese pie zurdo que metió la pelota al fondo del arco y a Atlético a los 24vos. de final de la Copa Argentina. Hace poco más de una semana, convertía su primer gol en el club (contando los amistosos), pero no se hacía cargo: "yo quiero hacer uno por los puntos. En un partido importante". "Sus deseos son órdenes, señor Cobelli", pareció decirle el destino.

Minutos antes, se ganó sus primeros aplausos en el Monumental luego de barrer una pelota. Se ganó la amarilla, pero también las palmas porque habían visto algo de lo que descreían: su esfuerzo. Fue la primera señal de que sería una buena noche. Y vaya que lo fue para Cobelli y Atlético.

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