Los trabajadores "volaron", como "golondrinas"

Los trabajadores "volaron", como "golondrinas"

UN VACÍO. Pocos lugareños circulaban por el centro de Santa Rosa de Leales.  UN VACÍO. Pocos lugareños circulaban por el centro de Santa Rosa de Leales.
27 Enero 2013
Durante la mañana del martes pasado, poca gente recorre las calles del centro de la comuna de Santa Rosa de Leales. En el hospital, apenas un puñado de personas aguarda ser atendido; y nadie espera turno en el cajero automático ubicado frente a la plaza central. Pareciera que los habitantes "volaron". Y, en efecto, así fue.

La falta de trabajo en la zona empuja a muchos habitantes de Santa Rosa a viajar hacia Río Negro, donde entre la segunda quincena de enero y mediados de abril se cosecha la manzana. Son los llamados obreros "golondrinas", debido a su rasgo migratorio.

Pero a diferencia de lo que ocurre con esas aves, que migran al empezar el frío, en busca de los insectos que aparecen con el calor, los trabajadores "golondrina" tucumanos migran al sur durante el verano, no en busca de un mejor clima, sino de fuentes laborales que les permitan subsistir.

Ocurre que, según cuentan algunos vecinos -y según admite el secretario habilitado de la comuna, Humberto Fernández-, la falta de puestos de trabajo es uno de los principales problemas que se viven en esa comuna del este tucumano. "Falta laburo; en esta zona está medio abandonada la cosa. Si venías hace 10 años y venís hoy ves que ese tema está igual", afirma Esteban. Agrega que la mayoría de la gente depende del Estado: sea porque trabaja en la comuna o en el hospital, sea porque recibe algún beneficio social. "En el caso de la comuna, para paliar un poco el fin de año suelen tomar gente por 10 días; es una ayuda, pero resulta insuficiente", apunta.

En las cercanías se cosecha caña de azúcar y soja; pero a criterio de Esteban, en la mayoría de los casos no se puede tomar gente: "al pequeño productor no le dan los números si contrata empleados; entre el hecho de que los debe registrar y los impuestos que debe pagar, casi no le queda rédito. El panorama es complicado; el interior está muy marginado".

Negocio en casa

Detrás del mostrador de la carnicería que instaló en su casa, Pablo Mina muestra otra faceta de la falta de empleo: la apertura de pequeños comercios hogareños. Aclara, sin embargo, que aun trabajando a diario no logra guardar ni siquiera una pequeña cantidad. "Esto es sólo para vivir, para comer y para mantenerse; estamos en un pueblo chico; y en las localidades cercanas los vecinos instalan sus propios negocios, así que no vienen a comprar a Santa Rosa", explica. Agrega que, para colmo, durante la época en que viajan los "golondrinas", la clientela disminuye bruscamente. "Por el contrario, la cosa mejora un poco cuando obreros desde Santiago del Estero, para trabajar en la zafra azucarera", admite. También reconoce que la apertura del cajero automático, frente a la plaza central, benefició a los comerciantes de la comuna. "Antes, la gente debía trasladarse hasta la capital o hacia otra ciudad; y ya que estaba allí, hacía sus compras. Ahora cobran acá, y ahí nomás compran lo que necesitan; la plata queda acá", celebra.

Pavimento y limpieza

Actualmente, Fabián se encuentra desocupado. "Hay muy poco trabajo; y es algo histórico", dice. Quizá debido a ese acostumbramiento, destaca otras cuestiones que, a su criterio, deberían encararse en el pueblo. "Solamente está pavimentada la calle principal, y las cuatro cuadras que rodean la plaza; todas las otras son de ripio o directamente de tierra", indica.

Además, considera que debería organizarse mejor la recolección de residuos. "El camión no hace su recorrido en un horario fijo; y algunas veces ni siquiera pasa. Eso hace que a veces el pueblo no esté muy limpio", considera.

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