26 Enero 2013
EN LA MIRA. Un policía se prepara para reprimir a un manifestante en Alejandría.
EL CAIRO/ALEJANDRÍA.- Como mínimo, 91 civiles y 42 policías resultaron heridos ayer en manifestaciones realizadas en varias ciudades egipcias para protestar contra el Gobierno islamista que conduce Mohamed Mursi, en el segundo aniversario del inicio de la revolución que derrocó a Hosni Mubarak.
Tras la ritual oración de los viernes, se produjeron numerosos enfrentamientos entre los opositores y las fuerzas de seguridad. Los choques más violentos se registraron en El Cairo, Alejandría y Suez. En Ismailia, manifestantes prendieron fuego a la oficina del gobernante Partido para la Libertad y Justicia (FJP), brazo político de los Hermanos Musulmanes.
Mursi tuvo que usar un acceso posterior para poder ingresar en el palacio presidencial en El Cairo, ya que el edificio estaba rodeado de manifestantes que lo acusaban de haber traicionado los objetivos de la revolución que comenzó en enero de 2011 y que 17 días después llevó a la renuncia a Mubarak.
Diferentes columnas marcharon en la capital hasta confluir en la emblemática plaza Tahrir, donde la concentración fue pacífica a diferencia de sus calles aledañas, donde se produjeron los más violentos choques.
Entre los participantes de esta protesta estaban el ex secretario general de la Liga Árabe, Amre Mussa; el premio Nobel de la Paz, Mohamed El Baradei, y el líder de la izquierda, Hamdien Sabbahi.
Bloque Negro
En la ciudad portuaria de Alejandría, la Policía lanzó gas lacrimógeno a los integrantes de un grupo llamado Bloque Negro que se concentró frente a un tribunal, los que reaccionaron lanzaron piedras. También en Suez, Luxor, Kafr al Sheij y Mahalla los opositores pidieron "justicia social" y protestaron contra "el dominio de los Hermanos Musulmanes".
En la noche del jueves ya había habido escaramuzas entre agentes y jóvenes opositores al Gobierno que querían tirar abajo un muro de hormigón cerca del Parlamento y del Consejo de Ministros. Dieciséis personas resultaron heridas en el incidente.
El aniversario dejó al descubierto la división entre los oficialistas y sus aliados salafistas, y los rivales progresistas, laicos y seculares, que obstaculiza los esfuerzos del Presidente por impulsar una economía estancada y revertir un desplome de la moneda egipcia, atrayendo de vuelta a turistas e inversores. (DPA-Reuters)
Tras la ritual oración de los viernes, se produjeron numerosos enfrentamientos entre los opositores y las fuerzas de seguridad. Los choques más violentos se registraron en El Cairo, Alejandría y Suez. En Ismailia, manifestantes prendieron fuego a la oficina del gobernante Partido para la Libertad y Justicia (FJP), brazo político de los Hermanos Musulmanes.
Mursi tuvo que usar un acceso posterior para poder ingresar en el palacio presidencial en El Cairo, ya que el edificio estaba rodeado de manifestantes que lo acusaban de haber traicionado los objetivos de la revolución que comenzó en enero de 2011 y que 17 días después llevó a la renuncia a Mubarak.
Diferentes columnas marcharon en la capital hasta confluir en la emblemática plaza Tahrir, donde la concentración fue pacífica a diferencia de sus calles aledañas, donde se produjeron los más violentos choques.
Entre los participantes de esta protesta estaban el ex secretario general de la Liga Árabe, Amre Mussa; el premio Nobel de la Paz, Mohamed El Baradei, y el líder de la izquierda, Hamdien Sabbahi.
Bloque Negro
En la ciudad portuaria de Alejandría, la Policía lanzó gas lacrimógeno a los integrantes de un grupo llamado Bloque Negro que se concentró frente a un tribunal, los que reaccionaron lanzaron piedras. También en Suez, Luxor, Kafr al Sheij y Mahalla los opositores pidieron "justicia social" y protestaron contra "el dominio de los Hermanos Musulmanes".
En la noche del jueves ya había habido escaramuzas entre agentes y jóvenes opositores al Gobierno que querían tirar abajo un muro de hormigón cerca del Parlamento y del Consejo de Ministros. Dieciséis personas resultaron heridas en el incidente.
El aniversario dejó al descubierto la división entre los oficialistas y sus aliados salafistas, y los rivales progresistas, laicos y seculares, que obstaculiza los esfuerzos del Presidente por impulsar una economía estancada y revertir un desplome de la moneda egipcia, atrayendo de vuelta a turistas e inversores. (DPA-Reuters)
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