24 Enero 2013
VISTA PRIVILEGIADA. Desde los merenderos ubicados al final del recorrido de las aerosillas se puede disfrutar del mejor paisaje que ofrece El Cadillal.
Admirado desde cualquiera de los miradores naturales que lo rodean, El Cadillal ofrece una imagen paradisíaca. Postales poéticas emergen desde los cerros, el lago, la vegetación, el vuelo de pájaros en bandada y el inestimable aporte del sol. Resulta difícil entender por qué este sitio no está desbordado de turistas, o de tucumanos decididos a disfrutarlo. El mismo planteo se hace Mario Aguada. Ha llegado desde el sur del país, Río Negro, a recorrer el norte. Ni bien arribó a la provincia, decidió que quería vivir una aventura. Su primer paseo fue en la aerosilla. "Fue una experiencia maravillosa", expresó al terminar la travesía.
La aerosilla es una de las novedades de El Cadillal (funciona hace nueve meses). El recorrido total que realiza este sistema mecánico es de unos 600 metros. El viaje por las alturas dura aproximadamente ocho minutos.
El periplo comienza justo frente al conocido anfiteatro de la villa veraniega. Las aerosillas se internan en el cerro Médici y se elevan hasta 228 metros de altura. En el trayecto se visualizan el dique Celestino Gelsi, las montañas que lo rodean, las casas de los veraneantes y, muy en miniatura, aparecen a lo lejos algunos edificios de la capital.
"Somos amantes de la naturaleza y de los paisajes hermosos como este. Lo disfrutamos mucho al paseo en el aire", comenta Cristian Rojas. Es de Trelew, Chubut, y está de visita en la provincia junto a su esposa Karina, su hija Maia y otros familiares.
La marcha es lenta y contribuye a saborear el paseo. Se puede subir a las sillas voladoras de lunes a viernes, de 9 a 12 y de 15 a 20, y los fines de semana, de 10 a 12 y de 14 a 20. En el punto de llegada hay merenderos, un kiosco y dos grandes miradores: uno de ellos para tener una vista panorámica del lago y otro, al que se accede después de recorrer un sendero de 250 metros, que permite apreciar el paisaje de la villa y de San Miguel de Tucumán.
Una construcción a medio terminar en el cerro llama la atención. "La idea es hacer una confitería. Pero por ahora está todo parado. En Semana Santa se cumplirá un año desde que pusimos en funcionamiento las aerosillas. Ahí haremos un balance y decidiremos si seguimos o no", explica el dueño del emprendimiento, Mario Conti, que también explota el servicio del catamarán en el dique Celestino Gelsi.
"No quiero adelantarme ni ser negativo, pero la verdad es que es un servicio poco rentable. No era lo que esperábamos. Es algo muy inestable: un día viene mucha gente, otro día no viene nadie. Ahora hubo un repunte, especialmente los fines de semana. En general, los que más se acercan son turistas; vienen pocos tucumanos", señala. "Recibimos a extranjeros; quedan alucinados con este lugar", añade.
Conti llegó a Tucumán hace nueve años y se enamoró de El Cadillal. Por eso decidió invertir allí. Sin embargo, no está muy conforme: "esto está fuera del circuito turístico, faltan muchas cosas, sobre todo infraestructura: no tenemos restaurantes, hoteles, ni siquiera una buena iluminación y señalización".
El catamarán tuvo más suerte que las aerosillas. El paseo abordo del barco es el gran atractivo en El Cadillal. Sale bastante lleno todos los días, a las 15.30 y a las 17.30. El recorrido para conocer los rincones del lago que no se ven a simple vista dura una hora y 15 minutos. Tiene un guía abordo y hay servicio de bar.
Alrededor del espejo de agua, se concentra buena parte de la oferta gastronómica de El Cadillal. Al igual que Mario Conti, Damián Napadensky, otro emprendedor, confirma que la cantidad de visitantes ha bajado este año. "El año pasado, a la mañana las playas del dique se empezaban a llenar; ahora no hay nadie", ejemplifica. No pierden las esperanzas de repuntar. Los destellos del sol rebotan y brillan sobre las calmas aguas del dique. El lago se luce como el escenario ideal para quien quiera hacer canotaje, paseo en lancha o en banana boat. En los alrededores de la villa, los deportes extremos también buscan sumar adeptos.
Para comer
Noches gourmet, de bar en bar
Durante enero y febrero, en El Cadillal se puede disfrutar de las noches de gourmet, todos los viernes en un local distinto. Mañana es el turno de Celestino bar, un parador que cuenta con varias mesas y buena música (con DJ incluido). Además, tiene cancha de voley, ping pong y metegol para sus clientes. Damián Napadensky, el dueño del local, comentó que un chef visita el bar y desarrolla tres o cuatro platos distintos ante la mirada de los comensales. Después de la clase magistral, la gente puede comprar las especialidades. En los cinco bares que rodean al lago, se pueden comer minutas, platos regionales, y parrilladas los fines de semana.
Diversión
Excursiones a la luz de la luna
A orillas del dique, se ofrecen varias excursiones. La que más llama la atención: un paseo en rafting por el río Loro con luna llena. Esta actividad se realiza mañana a la noche. Cuesta $ 50. Para más información, llamar al 155195817. Diego Budeguer comenta que en el dique se pueden hacer paseos en kayaks ($ 40 la hora). Una alternativa es hacer canyoning en la reserva natural de Aguas Chiquitas ($ 200). Otras excursiones: treking (dura siete horas y cuesta $ 150) y rappel en el viaducto (se extiende por dos horas y media y sale $ 80). La banana acuática también funciona todos los días en el dique. Mountain bike y caminatas son otras de las actividades recomendadas.
Dónde parar
Podés pasar el día en campings y quedarte a dormir
Para pasar el día en El Cadillal hay una gran variedad de campings con asadores, carpas, quinchos, merenderos, cancha de fútbol y voley, y juegos para chicos. La estadía cuesta desde $ 12 por persona para pasar el día y $ 20 por noche para instalar la carpa. Algunos de estos lugares cuentan además con cabañas para cuatro y seis personas. Valen desde $ 200 a $ 400 por noche.
La aerosilla es una de las novedades de El Cadillal (funciona hace nueve meses). El recorrido total que realiza este sistema mecánico es de unos 600 metros. El viaje por las alturas dura aproximadamente ocho minutos.
El periplo comienza justo frente al conocido anfiteatro de la villa veraniega. Las aerosillas se internan en el cerro Médici y se elevan hasta 228 metros de altura. En el trayecto se visualizan el dique Celestino Gelsi, las montañas que lo rodean, las casas de los veraneantes y, muy en miniatura, aparecen a lo lejos algunos edificios de la capital.
"Somos amantes de la naturaleza y de los paisajes hermosos como este. Lo disfrutamos mucho al paseo en el aire", comenta Cristian Rojas. Es de Trelew, Chubut, y está de visita en la provincia junto a su esposa Karina, su hija Maia y otros familiares.
La marcha es lenta y contribuye a saborear el paseo. Se puede subir a las sillas voladoras de lunes a viernes, de 9 a 12 y de 15 a 20, y los fines de semana, de 10 a 12 y de 14 a 20. En el punto de llegada hay merenderos, un kiosco y dos grandes miradores: uno de ellos para tener una vista panorámica del lago y otro, al que se accede después de recorrer un sendero de 250 metros, que permite apreciar el paisaje de la villa y de San Miguel de Tucumán.
Una construcción a medio terminar en el cerro llama la atención. "La idea es hacer una confitería. Pero por ahora está todo parado. En Semana Santa se cumplirá un año desde que pusimos en funcionamiento las aerosillas. Ahí haremos un balance y decidiremos si seguimos o no", explica el dueño del emprendimiento, Mario Conti, que también explota el servicio del catamarán en el dique Celestino Gelsi.
"No quiero adelantarme ni ser negativo, pero la verdad es que es un servicio poco rentable. No era lo que esperábamos. Es algo muy inestable: un día viene mucha gente, otro día no viene nadie. Ahora hubo un repunte, especialmente los fines de semana. En general, los que más se acercan son turistas; vienen pocos tucumanos", señala. "Recibimos a extranjeros; quedan alucinados con este lugar", añade.
Conti llegó a Tucumán hace nueve años y se enamoró de El Cadillal. Por eso decidió invertir allí. Sin embargo, no está muy conforme: "esto está fuera del circuito turístico, faltan muchas cosas, sobre todo infraestructura: no tenemos restaurantes, hoteles, ni siquiera una buena iluminación y señalización".
El catamarán tuvo más suerte que las aerosillas. El paseo abordo del barco es el gran atractivo en El Cadillal. Sale bastante lleno todos los días, a las 15.30 y a las 17.30. El recorrido para conocer los rincones del lago que no se ven a simple vista dura una hora y 15 minutos. Tiene un guía abordo y hay servicio de bar.
Alrededor del espejo de agua, se concentra buena parte de la oferta gastronómica de El Cadillal. Al igual que Mario Conti, Damián Napadensky, otro emprendedor, confirma que la cantidad de visitantes ha bajado este año. "El año pasado, a la mañana las playas del dique se empezaban a llenar; ahora no hay nadie", ejemplifica. No pierden las esperanzas de repuntar. Los destellos del sol rebotan y brillan sobre las calmas aguas del dique. El lago se luce como el escenario ideal para quien quiera hacer canotaje, paseo en lancha o en banana boat. En los alrededores de la villa, los deportes extremos también buscan sumar adeptos.
Para comer
Noches gourmet, de bar en bar
Durante enero y febrero, en El Cadillal se puede disfrutar de las noches de gourmet, todos los viernes en un local distinto. Mañana es el turno de Celestino bar, un parador que cuenta con varias mesas y buena música (con DJ incluido). Además, tiene cancha de voley, ping pong y metegol para sus clientes. Damián Napadensky, el dueño del local, comentó que un chef visita el bar y desarrolla tres o cuatro platos distintos ante la mirada de los comensales. Después de la clase magistral, la gente puede comprar las especialidades. En los cinco bares que rodean al lago, se pueden comer minutas, platos regionales, y parrilladas los fines de semana.
Diversión
Excursiones a la luz de la luna
A orillas del dique, se ofrecen varias excursiones. La que más llama la atención: un paseo en rafting por el río Loro con luna llena. Esta actividad se realiza mañana a la noche. Cuesta $ 50. Para más información, llamar al 155195817. Diego Budeguer comenta que en el dique se pueden hacer paseos en kayaks ($ 40 la hora). Una alternativa es hacer canyoning en la reserva natural de Aguas Chiquitas ($ 200). Otras excursiones: treking (dura siete horas y cuesta $ 150) y rappel en el viaducto (se extiende por dos horas y media y sale $ 80). La banana acuática también funciona todos los días en el dique. Mountain bike y caminatas son otras de las actividades recomendadas.
Dónde parar
Podés pasar el día en campings y quedarte a dormir
Para pasar el día en El Cadillal hay una gran variedad de campings con asadores, carpas, quinchos, merenderos, cancha de fútbol y voley, y juegos para chicos. La estadía cuesta desde $ 12 por persona para pasar el día y $ 20 por noche para instalar la carpa. Algunos de estos lugares cuentan además con cabañas para cuatro y seis personas. Valen desde $ 200 a $ 400 por noche.