14 Enero 2013
IMPOTENCIA. El gesto de Jonathan Walters es más que evidente. FOTO TOMADA DE ABC.ES
LONDRES, Inglaterra.- Muchos hablan e imaginan los partidos soñados, en los que un jugador se destaca por sobre el resto gracias a una actuación memorable. Algunas veces, este sueño puede convertirse en pesadilla. Esto es lo que le pasó a Jonathan Walters, delantero del Stoke City, en el partido que su equipo perdió 4 a 0 con Chelsea.
Con solo ver el resultado, ya queda en claro que el jugador no pudo marcar ningún tanto, pese a jugar en la ofensiva de su equipo. Pero además de eso, abrió el camino para la derrota con un desopilante gol en contra. Minutos más tarde, volvió a intervenir mandando la pelota en contra de su propio arco y dejando el resultado 2 a 0 de una forma insólita.
Fue ahí cuando el equipo azul mostró su mejor versión y logró estirar las cifras con goles de Frank Lampard y Eden Hazard para ponerse arriba por cuatro tantos.
Pero, como el fútbol siempre da revancha, antes del cierro el árbitro sancionó un penal a favor del Stoke y Walters se dispuso a ejecutarlo. Su objetivo era más personal que colectivo. Buscaba un gol que no le serviría a su equipo, pero si a él, para retomar la confianza perdida tras los groseros errores que había cometido. Nada de esto pasó, ya que su tiro se fue largamente desviado. De esa forma, el jugador concretó el peor partido de su carrera, en una actuación individual que será recordada por mucho tiempo. LA GACETA ©
Con solo ver el resultado, ya queda en claro que el jugador no pudo marcar ningún tanto, pese a jugar en la ofensiva de su equipo. Pero además de eso, abrió el camino para la derrota con un desopilante gol en contra. Minutos más tarde, volvió a intervenir mandando la pelota en contra de su propio arco y dejando el resultado 2 a 0 de una forma insólita.
Fue ahí cuando el equipo azul mostró su mejor versión y logró estirar las cifras con goles de Frank Lampard y Eden Hazard para ponerse arriba por cuatro tantos.
Pero, como el fútbol siempre da revancha, antes del cierro el árbitro sancionó un penal a favor del Stoke y Walters se dispuso a ejecutarlo. Su objetivo era más personal que colectivo. Buscaba un gol que no le serviría a su equipo, pero si a él, para retomar la confianza perdida tras los groseros errores que había cometido. Nada de esto pasó, ya que su tiro se fue largamente desviado. De esa forma, el jugador concretó el peor partido de su carrera, en una actuación individual que será recordada por mucho tiempo. LA GACETA ©