Los vecinos padecen sed de agua y de viviendas dignas

Los vecinos padecen sed de agua y de viviendas dignas

ACOPIO. Para afrontar mejor el verano, Reyes junta agua en enormes tachos.  ACOPIO. Para afrontar mejor el verano, Reyes junta agua en enormes tachos.
13 Enero 2013

Para el viajero que apura su llegada a Raco, el pueblo de Tapia no resulta más que un mojón, que duerme inadvertido junto a la ruta provincial N° 341. Y no es para menos; porque el contraste entre ambas localidades -separadas por sólo 16 kilómetros- abruma: mientras que por la villa veraniega abundan casas que pueden ilustrar revistas de decoración, los habitantes de Tapia cuentan que padecen la falta de viviendas dignas. 


Al ingresar al pueblo, esa carencia se manifiesta bruscamente. Junto a la vera de un camino interno, que acaso alguna vez fue una vieja ruta, se suceden casas construidas con una mezcla de maderas irregulares, troncos de árboles y bloques de cemento. La forma de edificación evidencia que fueron hechas de manera improvisada.

"El baño se me está cayendo; nosotros lo apuntalamos con unos palos, pero no es suficiente. Nadie nos ayudó con esto", cuenta Marcela Villagrán. Agrega que hace un tiempo, gente del Gobierno los censó: "dijeron que luego iban a mandar a alguien para que nos construya unos módulos; los estamos esperando".

La vieja estación del ferrocarril resume el problema de viviendas que se da en Tapia: con anuencia oficial -según cuentan los vecinos-, tres familias viven en ese casi derruido edificio, desde hace unas dos décadas. "Más o menos en octubre ha andado gente, creo que del Instituto Provincial de la Vivienda. Estamos esperando", cuenta Mirta. Otras vecinas agregan que desde la comuna les dijeron que no pueden hacer módulos o viviendas, porque los terrenos pertenecen al ferrocarril. "Lamentablemente, en Tapia no hay muchos terrenos; pero necesitamos casas", dice Rosa.

Bichos en las cañerías
Otro problema aqueja a los pobladores de Tapia, según advierten los vecinos: la calidad del agua. Emilia Sánchez juntó un poco en un balde, con lo que trata de lavar la mayor cantidad de prendas posible. "El agua sale muy sucia; y muchas veces no nos queda otra que ir a comprar", expresa. Mirta agrega que cuando llueve suelen encontrar bichos en las cañerías. "El otro día la canilla estaba trancada; la abrimos y sacamos mojarras", cuenta.

En el frente de su casa, Daniel Reyes acopia agua en dos tachos enormes. Este jubilado de 67 años explica que junta allí el agua para el verano. "La falta de agua potable es un gran problema aquí; han puesto una bomba, pero nunca la hicieron funcionar", indica. A las necesidades de la comuna, él añade otra: personal en el Centro de Atención Primaria de Salud (CAPS) durante los fines de semana. "Como están dadas las cosas, te tenés que enfermar de lunes a viernes, porque los sábados y los domingos, el CAPS está cerrado; haría falta al menos una enfermera", dice. Agrega, además, que el dispensario no cuenta con ambulancias: "mi esposa es diabética; y hace poco tuve que pedir una ambulancia a El Cadillal, porque la necesitamos de urgencia".

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Tristemente célebre

- La comuna.- Tapia se encuentra a 30 kilómetros de San Miguel de Tucumán, por la ruta provincial N° 341 -se accede a esta por la ruta nacional N° 9-. De acuerdo a los datos arrojados por el Censo 2001 -no están todavía discriminados los del Censo 2010-, cuenta con 1.421 habitantes. Esto la convierte en la comuna rural más pequeña, en cuanto a cantidad de pobladores, del departamento de Trancas. 

- Un hecho atroz.- El 13 de marzo de 2006 se hizo popular la localidad de Tapia, debido a que ese día apareció allí el cuerpo sin vida de Paulina Lebbos, la joven estudiante de Ciencias de la Comunicación (Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán) que había desaparecido el 26 de febrero de ese año, tras haber abordado un remise en la zona del ex mercado de Abasto. Un pequeño monumento señala el lugar exacto donde se rescató el cuerpo, a la vera de la ruta N° 341. 

- Problema con un plan.- Marcela Villagra dijo que tanto ella como su marido se encuentran sin empleo. Y aunque ella cobra la Asignación Universal por Hijo, aclaró que no le alcanza. Ahora está teniendo problemas para conseguir que le den la caja de mercadería. "Yo había juntado los datos de mis hijos; los documentos y otros papeles; pero cuando fui a averiguar qué pasaba me dijeron en la comuna que habían perdido mi carpeta. Esto me perjudica, porque me resulta complicado volver a reunir todos los requisitos", protestó.

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