Del abismo fiscal al drama de la deuda

Del abismo fiscal al drama de la deuda

Marco Mierke, agencia DPA.

El Congreso deberá definir el aumento del actual techo de endeudamiento, de U$S 16,4 billones, frente al riesgo de perder solvencia. El acuerdo apenas envió una señal al mundo de que la política estadounidense no está completamente "fuera de control".

03 Enero 2013
WASHINGTON.- Para ser el vencedor, el presidente estadounidense, Barack Obama, mostró un semblante demasiado preocupado.

Cuando en la noche del 1 de enero por fin pudo anunciar a las 23 el final de la larga batalla política por los recortes de impuestos, evitó adoptar expresiones de júbilo o una retórica triunfalista. Con ayuda de su vice Joe Biden, logró cumplir su mayor promesa electoral: subidas impositivas para los ricos y exenciones duraderas para el resto. Pero su lenguaje corporal dejó en claro que no serán sencillos los próximos meses. Porque ahora se aproxima otra gran batalla por la deuda pública.

La agitada trama sobre fin de año en Washington fue apenas el prólogo, según la opinión de varios analistas. Y lo que seguirá podría constituir el verdadero drama.

El Congreso deberá definir próximamente el aumento del actual techo de deuda, de U$S 16,4 billones. La última vez que éste debió ser elevado, a mediados de 2011, los republicanos y los demócratas se enfrentaron de tal manera por recortes simultáneos del déficit que el país estuvo cerca de la insolvencia y perdió así su máxima calificación crediticia.

Seguramente fue el recuerdo de estos momentos el que pesó la víspera durante el anuncio de Obama. Como un padre estricto, advirtió a la oposición de imprudencias juveniles que vuelvan a poner en jaque la salud de la mayor economía mundial. "Las consecuencias para la economía mundial en su conjunto serían catastróficas. Mucho peor que el impacto del abismo fiscal", exclamó.

Obama llamó a poner fin de una vez a las conductas irresponsables y reclamó que las próximas negociaciones se conduzcan con "un poco menos de drama, un poco menos de temeridad y sin asustar tan intensamente a los ciudadanos".

Sin embargo, la apelación del mandatario demócrata podría quedar en el plano de las aspiraciones.

Si bien hoy se iniciará un nuevo período legislativo con algunos nuevos representantes y senadores, las relaciones de poder al interior de las Cámaras no se modificarán, así como tampoco los líderes de las fracciones.

El gasto desenfrenado
Tras su derrota en materia de impuestos, los republicanos darán todo para que el inmenso déficit estatal de más de un billón de dólares se reduzca a expensas de los programas sociales. "Debemos hacer frente a las raíces del problema: el gasto desenfrenado", opinó el representante y miembro del derechista Tea Party Lou Barletta.

Pero no sólo los conservadores consideran que el acuerdo por el presupuesto representa una solución temporal ampliamente insuficiente.

También la mayoría de los analistas políticos manifiestan sus críticas. "Es una mala ley, que ha empeorado una mala situación", opinó Richard Haas, del instituto de investigaciones Council of Foreign Relations en Washington. El acuerdo apenas si envió una señal al mundo de que la política estadounidense no está completamente "atolondrada y fuera de control".

El presidente de la primera economía del mundo se perdió el "momento mágico" de tomar verdaderamente la iniciativa contra las extremas deudas estatales de su país, consideraron los expertos en economía Erskine Bowles y Alan Simpson, quienes alguna vez elaboraron propuestas para el presidente sobre cómo reducir el déficit.

Tras el acuerdo, en algunos círculos financieros ya se habla de una nueva degradación crediticia estadounidense: "El proceso fue tan caótico y el resultado tan insatisfactorio que probablemente en un momento futuro veamos una nueva rebaja de Estados Unidos", citó el "Financial Times" un análisis del grupo financiero Citi.

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