23 Diciembre 2012
- OTRO SUSTO.- Sobre llovido, mojado. A la tensión y al pánico que ya se sentía en las calles del microcentro, se le sumó el temor que causó la caída de tres pesados bloques de hierro sobre San Martín al 600, al frente del local "Bárbara" (foto de arriba). Según explicó el oficial Jorge Rojas, los propietarios de ese comercio bajaron la persiana del local para evitar incidentes y, al parecer, esta descendió tan bruscamente que los hierros -que funcionan como peso de la reja- se cayeron y causaron roturas en el techo y en la vereda. "Afortunadamente, pese a las corridas, nadie pasaba por el lugar en ese momento", agregó el uniformado.
- "TENDREMOS QUE venir ARMAdOS".- Los ambulantes fueron los primeros en reaccionar ante las corridas y los rumores de saqueos. No solo embolsaron y guardaron su mercadería en los negocios cercanos, sino que también salieron a enfrentar a los posibles oportunistas con palos, ramas, sillas de plástico y otros elementos de hierro o madera. "Que quede claro: los que defendimos a los comerciantes fuimos nosotros, no la Policía -gritaba un ambulante sobre Mendoza y 25 de Mayo-. Por eso los dueños de comercios confían en nosotros; nos conocen desde hace años, nos ven aquí bajo la lluvia, el frío o el calor y saben que vamos a cuidarlos. Por eso, también, nos permitieron alojar nuestras cosas en sus tiendas". El mismo hombre sostuvo que no están en condiciones de perder las posibles ventas de hoy, así que saldrán otra vez a las calles, aunque prevenidos del peligro. "Tendremos que venir armados para trabajar en paz. Lo que queremos es que nos dejen juntar dinero para tener unas Fiestas tranquilas", apuntó.
- PÉRDIDA MILLONARIA.- - Él mismo barrió con todo. No bien escuchó los gritos de los transeúntes en la peatonal, Máximo Castro -dueño de una zapatería ubicada en Mendoza al 500- alzó a las apuradas la mercadería que tenía en vidrieras y estanterías y, con la ayuda de sus empleados, llevó todo al depósito del negocio. Lo mismo hicieron en una óptica de esa cuadra (foto de abajo). Consultado por LA GACETA, Castro resaltó que la presencia policial durante las corridas fue nula y que habían sido los ambulantes los que defendieron a los locales de esa cuadra. "Esto es pura persuasión: si los peatones ven que hay uniformados en las calles, no van a tener miedo ni a correr. Hubo más pánico que robos reales", opinó. Castro, que una vez guardado todo a media tarde, cerró el negocio, calculó que esa intempestiva suspensión de las ventas le impidió ganar una fortuna (habló de un millón y medio de pesos). "No me quedo tranquilo. Tengo alarma y monitoreo, ¿pero sirven de algo?".
- LE ROBARON LOS JUGUETES.- Se lo sacaron de las manos antes de que pudiera reaccionar. Lorena, una vendedora ambulante que prefirió no dar a conocer su apellido, se asustó cuando vio a la nube de gente correr sobre la peatonal Mendoza e intentó guardar en un local cercano los juguetes que vendía. "Pero vino un grupo de hombres, algunos con gorras, otros descalzos, y me quitaron el paño con la mercadería; calculo que eran unos $ 1.000 en productos. Es decir, casi todo lo que había invertido para esta fecha", comentó la mujer. Tanto ella como otras mujeres que también vendían juguetes manifestaron su temor a que oportunistas las interceptaran en el camino a sus casas. "¿Cómo haremos para salir de acá? ¿Qué pasa si nos están esperando en las esquinas? Nos llegó el rumor de que en algunos lugares fueron a saquear con caballos y carros", cuestionó Evelyn, otra vendedora.
- "TENDREMOS QUE venir ARMAdOS".- Los ambulantes fueron los primeros en reaccionar ante las corridas y los rumores de saqueos. No solo embolsaron y guardaron su mercadería en los negocios cercanos, sino que también salieron a enfrentar a los posibles oportunistas con palos, ramas, sillas de plástico y otros elementos de hierro o madera. "Que quede claro: los que defendimos a los comerciantes fuimos nosotros, no la Policía -gritaba un ambulante sobre Mendoza y 25 de Mayo-. Por eso los dueños de comercios confían en nosotros; nos conocen desde hace años, nos ven aquí bajo la lluvia, el frío o el calor y saben que vamos a cuidarlos. Por eso, también, nos permitieron alojar nuestras cosas en sus tiendas". El mismo hombre sostuvo que no están en condiciones de perder las posibles ventas de hoy, así que saldrán otra vez a las calles, aunque prevenidos del peligro. "Tendremos que venir armados para trabajar en paz. Lo que queremos es que nos dejen juntar dinero para tener unas Fiestas tranquilas", apuntó.
- PÉRDIDA MILLONARIA.- - Él mismo barrió con todo. No bien escuchó los gritos de los transeúntes en la peatonal, Máximo Castro -dueño de una zapatería ubicada en Mendoza al 500- alzó a las apuradas la mercadería que tenía en vidrieras y estanterías y, con la ayuda de sus empleados, llevó todo al depósito del negocio. Lo mismo hicieron en una óptica de esa cuadra (foto de abajo). Consultado por LA GACETA, Castro resaltó que la presencia policial durante las corridas fue nula y que habían sido los ambulantes los que defendieron a los locales de esa cuadra. "Esto es pura persuasión: si los peatones ven que hay uniformados en las calles, no van a tener miedo ni a correr. Hubo más pánico que robos reales", opinó. Castro, que una vez guardado todo a media tarde, cerró el negocio, calculó que esa intempestiva suspensión de las ventas le impidió ganar una fortuna (habló de un millón y medio de pesos). "No me quedo tranquilo. Tengo alarma y monitoreo, ¿pero sirven de algo?".
- LE ROBARON LOS JUGUETES.- Se lo sacaron de las manos antes de que pudiera reaccionar. Lorena, una vendedora ambulante que prefirió no dar a conocer su apellido, se asustó cuando vio a la nube de gente correr sobre la peatonal Mendoza e intentó guardar en un local cercano los juguetes que vendía. "Pero vino un grupo de hombres, algunos con gorras, otros descalzos, y me quitaron el paño con la mercadería; calculo que eran unos $ 1.000 en productos. Es decir, casi todo lo que había invertido para esta fecha", comentó la mujer. Tanto ella como otras mujeres que también vendían juguetes manifestaron su temor a que oportunistas las interceptaran en el camino a sus casas. "¿Cómo haremos para salir de acá? ¿Qué pasa si nos están esperando en las esquinas? Nos llegó el rumor de que en algunos lugares fueron a saquear con caballos y carros", cuestionó Evelyn, otra vendedora.
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