Por Fernando Stanich
14 Diciembre 2012
El alperovichismo atraviesa su momento de mayor debilidad y no se sonroja al demostrarlo. De repente, al hombre que hace lo que quiere, cuando quiere y porque quiere las cosas le arrebataron el poder. Y sin siquiera avisarle.
El gobernador "Antes del Fallo" nunca hubiese soltado a un ministro por un pedido público. Pablo Yedlin, en Salud, es un ejemplo concreto: superó hospitales vacíos por paros crónicos y multas por irregularidades. Pero con el gobernador "Después del Fallo", todo es imprevisible. Hasta para sus colaboradores más cercanos. Todos sabían que la partida de Mario López Herrera era cuestión de horas, pero ninguno se imaginaba que Jorge Gassenbauer lo reemplazaría.
El nuevo destino coloca al "superministro" en igualdad de condiciones con sus pares. Y hasta más expuesto que el resto de los funcionarios. Alperovich le creó en 2011 el Ministerio de Coordinación para eficientizar la gestión pública. Un año después, desmantela la cartera y usa de bombero al hombre fuerte de su gabinete.
Ni siquiera iba a ejecutar la decisión ayer, pero la polémica con el jefe de la Policía Federal, tras los incidentes en la Casa de Tucumán, lo obligó a enviar un mensaje a tono con los apuros de la Casa Rosada. Gassenbauer representa justamente eso: la emergencia de un gobernador que no pensó a futuro, sino en oxigenarse en medio de la crisis.
El enroque demuestra también que el titular del PE confía cada vez en menos personas y eso, a largo plazo, es un problema. Sin recambio, una gestión se desgasta. El gobernador "Antes del Fallo" pensaba en 2015. Alperovich, ahora, apenas si se apresta a comenzar el tercer día "Después del Fallo".
El gobernador "Antes del Fallo" nunca hubiese soltado a un ministro por un pedido público. Pablo Yedlin, en Salud, es un ejemplo concreto: superó hospitales vacíos por paros crónicos y multas por irregularidades. Pero con el gobernador "Después del Fallo", todo es imprevisible. Hasta para sus colaboradores más cercanos. Todos sabían que la partida de Mario López Herrera era cuestión de horas, pero ninguno se imaginaba que Jorge Gassenbauer lo reemplazaría.
El nuevo destino coloca al "superministro" en igualdad de condiciones con sus pares. Y hasta más expuesto que el resto de los funcionarios. Alperovich le creó en 2011 el Ministerio de Coordinación para eficientizar la gestión pública. Un año después, desmantela la cartera y usa de bombero al hombre fuerte de su gabinete.
Ni siquiera iba a ejecutar la decisión ayer, pero la polémica con el jefe de la Policía Federal, tras los incidentes en la Casa de Tucumán, lo obligó a enviar un mensaje a tono con los apuros de la Casa Rosada. Gassenbauer representa justamente eso: la emergencia de un gobernador que no pensó a futuro, sino en oxigenarse en medio de la crisis.
El enroque demuestra también que el titular del PE confía cada vez en menos personas y eso, a largo plazo, es un problema. Sin recambio, una gestión se desgasta. El gobernador "Antes del Fallo" pensaba en 2015. Alperovich, ahora, apenas si se apresta a comenzar el tercer día "Después del Fallo".
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