Por Federico Diego van Mameren
12 Diciembre 2012
LA GACETA
Nadie imaginó este final. Ni los imputados. Ellos sabían que todo estaba en su contra. Una pena menor a la máxima les hubiera hecho llorar de alivio de la misma forma que cuando escucharon: "absueltos". Todos estaban condenados de antemano. En un juicio por jurados otra hubiera sido la historia. Por eso la bronca de Susana Trimarco. Por eso la acusación de corrupción fue la primera interpretación del fallo. Sin embargo, la sala contra viento, marea y presión dio razones para tomar una decisión impolítica por donde se la vea.
Pero Susana Trimarco no tiene que sentirse derrotada. El mundo la admira por su lucha y porque habrá un antes y un después en la historia de Tucumán luego de su desigual pelea. Porque la trata de personas no va a tener policías amigos ni políticos cómplices. Porque no habrá un aparato del Estado dispuesto a disimular la mugre social. Susana Trimarco ha ganado la gran batalla aún cuando la amargura y el dolor le carcoman las entrañas. Lo que se ganó jamás se perderá con este aluvión de absoluciones.
El Palacio de Tribunales quedó envuelto en fantasmas. No está bien que hayan pasado 10 años para llegar al juicio oral. No hay dudas que la investigación falló. Para que estas cosas ocurrieran el poder político metió la cola. Trimarco denunció la mafia que nadie se animó a señalar. La madre de Marita consiguió lo que la política no pudo -o no quiso-. Anoche, volvió a mostrar su fuerza al señalar que no bajará los brazos.
Pero Susana Trimarco no tiene que sentirse derrotada. El mundo la admira por su lucha y porque habrá un antes y un después en la historia de Tucumán luego de su desigual pelea. Porque la trata de personas no va a tener policías amigos ni políticos cómplices. Porque no habrá un aparato del Estado dispuesto a disimular la mugre social. Susana Trimarco ha ganado la gran batalla aún cuando la amargura y el dolor le carcoman las entrañas. Lo que se ganó jamás se perderá con este aluvión de absoluciones.
El Palacio de Tribunales quedó envuelto en fantasmas. No está bien que hayan pasado 10 años para llegar al juicio oral. No hay dudas que la investigación falló. Para que estas cosas ocurrieran el poder político metió la cola. Trimarco denunció la mafia que nadie se animó a señalar. La madre de Marita consiguió lo que la política no pudo -o no quiso-. Anoche, volvió a mostrar su fuerza al señalar que no bajará los brazos.
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