Jeffrey Heller - Reuters
JERUSALÉN.- Los planes de expandir los asentamientos israelíes podrían implicarle al premier, Benjamin Netanyahu, el riesgo de una crisis diplomática con Europa, pero también podrían resultar una buena apuesta de cara a las inminentes elecciones del 22 de enero.
El líder israelí ha desafiado la extendida oposición internacional a las nuevas construcciones, lo que podría impulsar el respaldo de los votantes de derecha a su favor. Muchos israelíes han considerado tradicionalmente a Naciones Unidas y a muchos gobiernos europeos como particularmente empáticos con la causa palestina.
"Temíamos que los políticos lucharan entre sí para demostrar quién podría ser más duro con los palestinos; pero esperábamos que Netanyahu se mostrase más moderado, lo que no sucedió. No queríamos que los palestinos fuesen a la ONU durante una campaña electoral israelí precisamente por este motivo", admitió un diplomático occidental en Jerusalén. Cualquier sanción a Israel antes de la elección incentivaría los argumentos de la oposición a Netanyahu que advierte que está sumergiéndose en un aislamiento diplomático.
Tamir Sheafer, politólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén, señaló que la decisión de Netanyahu era "lo que los votantes esperan de él" y que se basaba en consideraciones políticas internas. "Quizá estén preocupados de que el votante de derecha del Likud (el partido de Netanyahu) opte por él en lugar del partido religioso de extrema derecha, Habayit Hayehudi", dijo.
Medio millón de israelíes y 2,5 millones de palestinos viven en Cisjordania y en Jerusalén Este, zonas de las futuras viviendas.