02 Diciembre 2012
Las cicatrices no se borran más. Ni en la piel ni en la mente. Lo sabe bien Constanza Abigail Rodríguez. Tenía nueve años cuando fue brutalmente atacada por dos perros, una hembra pitbull y un macho mestizo, cruza de pitbull y dogo. Terminó internada con respirador y estuvo al borde de la muerte. Tuvieron que hacerle más de 200 puntos en todo el cuerpo. Esa tarde de octubre de 2008, en una casa de Lules, los enfurecidos canes también lastimaron a la madre de la menor, Marcela Pérez.
"Nunca sentí tanta desesperación en mi vida. No los podíamos parar. A mí me mordieron cerca de la vena aorta, perdí muchísima sangre", recuerda la madre. Ella y su hija tuvieron que hacer un largo tratamiento psicológico para salir adelante. Aún así, en la actualidad, cuando un animal se les acerca, por más inofensivo que parezca, entran en pánico.
Constanza ya va a cumplir 14 años. El ataque canino la obligó a alejarse durante medio año de la escuela. Pero por suerte pudo recuperar el tiempo perdido. "Creo sinceramente que estos perros están endemoniados. El día del ataque ni siquiera le hacían caso a la dueña. No le recomendaría nunca a una familia que tuviera un perro de esta raza. Son verdaderos asesinos. A sus propios amos los desconocen", dice Marcela.
Según cuenta, los pitbulls que agredieron a ella y a su hija fueron llevados al campo tras el ataque. "Allí terminaron matando a varios chanchos, así que los dueños tomaron la decisión de envenenarlos", comenta.
"Nunca sentí tanta desesperación en mi vida. No los podíamos parar. A mí me mordieron cerca de la vena aorta, perdí muchísima sangre", recuerda la madre. Ella y su hija tuvieron que hacer un largo tratamiento psicológico para salir adelante. Aún así, en la actualidad, cuando un animal se les acerca, por más inofensivo que parezca, entran en pánico.
Constanza ya va a cumplir 14 años. El ataque canino la obligó a alejarse durante medio año de la escuela. Pero por suerte pudo recuperar el tiempo perdido. "Creo sinceramente que estos perros están endemoniados. El día del ataque ni siquiera le hacían caso a la dueña. No le recomendaría nunca a una familia que tuviera un perro de esta raza. Son verdaderos asesinos. A sus propios amos los desconocen", dice Marcela.
Según cuenta, los pitbulls que agredieron a ella y a su hija fueron llevados al campo tras el ataque. "Allí terminaron matando a varios chanchos, así que los dueños tomaron la decisión de envenenarlos", comenta.
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