Antonio Ahualli, el cirujano que operó a varias generaciones de tucumanos y que fue maestro y "bisagra entre el bisturí clásico y la tecnología laparoscópica", según la última nota que concedió a LA GACETA, falleció ayer, en Buenos Aires.
Fue docente de la Universidad Nacional de Tucumán durante más de cuatro décadas, donde se desempeñó en la cátedra de Patología Quirúrgica. "Antoine", como le decían sus conocidos- operó hasta los 81 años, cuando cerró el consultorio para dedicarse a pintar, leer y viajar.
Se formó en la carrera de Medicina de la Universidad de Córdoba, donde fue discípulo de Pablo Mirizzi, una leyenda del bisturí. Ya recibido, continuó sus estudios en Francia, antes de volver a hacerse cargo de la docencia universitaria. Años después, fue nombrado miembro honorario de la Sociedad de Cirugía de Lyon. A partir de 1960 fue parte del equipo de cirujanos del Hospital Zenón Santillán. Con el regreso de la democracia, fue nombrado normalizador de la Facultad de Medicina de la UNT.
En 2002, aquella casa de altos estudios le entrega el título de Profesor Emérito. Ese mismo año, la Asociación Argentina de Cirugía le concede el diploma de Cirujano Maestro, el máximo reconocimiento nacional al que puede aspirar un médico de su especialidad. LA GACETA©