22 Noviembre 2012
EL SECRETO DEL ÉXITO. Los pescadores deben estar atentos a los movimientos de los peces para saber dónde capturarlos.
Los monstruos del Frontal se están despertando paulatinamente. Por las últimas lluvias que se registraron y el incremento de las temperaturas, el gigante de unas 33.000 hectáreas comenzó a cobrar vida para los pescadores.
Y hasta José Lorenzo, padre de Jorge, campeón de Moto GP, quedó perplejo al descubrir el lugar en una visita a Termas de Río Hondo. "La verdad que he quedado sorprendido con esta obra y también con la cantidad de pescado y de pescadores que he visto en este lago. Soy un gran aficionado a este deporte. Me gustó mucho ver esta imagen", relató en una nota publicada en "El Liberal".
Pero cuidado, la temporada recién comienza y aún queda esperar para concretar una buena jornada. El lugar, después de haber soportado años la contaminación, paulatinamente está recobrando la población ictícola. "Este año, después de un par de temporadas, se sintió el olor a podrido. Ahora que se está limpiando, los bichos volvieron", explica Carlos Romano, un termense que no se olvida de los buenos tiempos.
En estos momentos se observa un gran movimiento de peces en el lago. Sorprenden los cardúmenes de sábalos huyendo del ataque de otras especies, especialmente doraditos o palometas de gran tamaño. Sin embargo, esa actividad, por ahora no se transforma en piques.
La clave está en encontrar el lugar preciso en semejante gigante. No hay uno, pero los mejores resultados, según el testimonio de varios pescadores, se consiguen en los alrededores del Club Náutico, parajes conocidos como La Escuelita y La Islita y distintos sectores de las piedras (hay que recorrerlo de punta a punta y descubrir los movimientos para probar suerte).
"Falta un poco para que piquen. Dentro de una o dos semanas, el 'amarillo' reaparecerá. Hay que tener paciencia", comenta Romano, que los captura pescando al atardecer y utilizando trozos de tarariras como carnada.
Pero no sólo de dorados vive el pescador. En estos momentos, se pueden capturar bogas -todas medianas y chicas- y tarariras -medianas y grandes- utilizando de carnada corazón, filete de sábalos y mojarras (si son enteras, mucho mejor).
Cuentan los lugareños que los bagres también hacen de las suyas. Claro que sólo se dedican a tomar la carnada cuando el sol comienza a esconderse o por la noche. Durante el día, están ausentes.
Por ahora, los santiagueños están dedicados a una sola cosa: pescar sábalos al toque en los lugares menos profundos. Esta práctica, muy efectiva en estos días, no es la elegida por los pescadores que hacen culto de este deporte.
Las palometas son las que están bien presentes. Extraño el comportamiento de este pez que puede transformarse en una pesadilla para cualquiera.
Por momentos, no dejan en paz la carnada -lo que implica no pescar otra cosa- y después desaparecen por arte de magia, permitiendo que otras especies se animen a tomar el cebo que se utiliza. Más allá del malestar, capturar un buen ejemplar es sinónimo de diversión.
Y hasta José Lorenzo, padre de Jorge, campeón de Moto GP, quedó perplejo al descubrir el lugar en una visita a Termas de Río Hondo. "La verdad que he quedado sorprendido con esta obra y también con la cantidad de pescado y de pescadores que he visto en este lago. Soy un gran aficionado a este deporte. Me gustó mucho ver esta imagen", relató en una nota publicada en "El Liberal".
Pero cuidado, la temporada recién comienza y aún queda esperar para concretar una buena jornada. El lugar, después de haber soportado años la contaminación, paulatinamente está recobrando la población ictícola. "Este año, después de un par de temporadas, se sintió el olor a podrido. Ahora que se está limpiando, los bichos volvieron", explica Carlos Romano, un termense que no se olvida de los buenos tiempos.
En estos momentos se observa un gran movimiento de peces en el lago. Sorprenden los cardúmenes de sábalos huyendo del ataque de otras especies, especialmente doraditos o palometas de gran tamaño. Sin embargo, esa actividad, por ahora no se transforma en piques.
La clave está en encontrar el lugar preciso en semejante gigante. No hay uno, pero los mejores resultados, según el testimonio de varios pescadores, se consiguen en los alrededores del Club Náutico, parajes conocidos como La Escuelita y La Islita y distintos sectores de las piedras (hay que recorrerlo de punta a punta y descubrir los movimientos para probar suerte).
"Falta un poco para que piquen. Dentro de una o dos semanas, el 'amarillo' reaparecerá. Hay que tener paciencia", comenta Romano, que los captura pescando al atardecer y utilizando trozos de tarariras como carnada.
Pero no sólo de dorados vive el pescador. En estos momentos, se pueden capturar bogas -todas medianas y chicas- y tarariras -medianas y grandes- utilizando de carnada corazón, filete de sábalos y mojarras (si son enteras, mucho mejor).
Cuentan los lugareños que los bagres también hacen de las suyas. Claro que sólo se dedican a tomar la carnada cuando el sol comienza a esconderse o por la noche. Durante el día, están ausentes.
Por ahora, los santiagueños están dedicados a una sola cosa: pescar sábalos al toque en los lugares menos profundos. Esta práctica, muy efectiva en estos días, no es la elegida por los pescadores que hacen culto de este deporte.
Las palometas son las que están bien presentes. Extraño el comportamiento de este pez que puede transformarse en una pesadilla para cualquiera.
Por momentos, no dejan en paz la carnada -lo que implica no pescar otra cosa- y después desaparecen por arte de magia, permitiendo que otras especies se animen a tomar el cebo que se utiliza. Más allá del malestar, capturar un buen ejemplar es sinónimo de diversión.
Temas
Termas de Río Hondo