La unión no hizo la felicidad

La unión no hizo la felicidad

La crisis de Instituto viene por una puja dirigencial entre nuevos y viejos directivos del club

MOLESTO. Julio Chiriani, la figura de Instituto, habló por el plantel y dejó en claro que no quería la salida de Franco del club. MOLESTO. Julio Chiriani, la figura de Instituto, habló por el plantel y dejó en claro que no quería la salida de Franco del club.
Hay que ponerse terco para entenderlo: fue este Instituto, el que a comienzos de año era una fiesta y la Primera lo esperaba con los brazos abiertos. El mismo equipo que hoy tiene sus noticias repartidas entre las páginas de Finanzas y Policiales de cualquier diario. El rival de Atlético pasa hoy uno de los peores momentos de su historia a nivel institucional y, por qué no deportivo.

El último episodio de este culebrón sucedió en la madrugada del viernes: una bomba molotov estalló en el domicilio de Ricardo Domínguez, vicepresidente del club pero todo comenzó mucho antes, en las oficinas de dirigentes como Domínguez. Juan Carlos Barrera, el presidente, fue electo en julio de 2008 y reelecto este año. Para el segundo mandato y por una modificación en el estatuto, la comisión decidió fusionarse con otra facción, y todo empezó a cambiar. José Theaux, secretario del club que estaba desde 2008, se mantuvo más cercano a los dirigentes que se sumaron y plantearon una serie de internas por temas concretos: la venta de Paulo Dybala a Palermo y el destino de la recaudación del partido contra River, que llegó a los $ 4 millones, según cuentan los periodistas que siguen a la "gloria. En febrero de este año, Theaux amenazó con renunciar pero Darío Franco puso el grito en el cielo y el dirigente reculó.

Luego de que se frustrase el ascenso, los problemas volvieron: pese a la renovación de Franco, Theaux no soportó más y dejó el cargo. Otros dirigentes habían anunciado seguir sus pasos. Franco estaba solo, aunque Theaux le reveló su estrategia: si había renuncia masiva, debía llamarse a elecciones. Todo fracasó: las renuncias no llegaron y Theaux y Franco quedaron en banda.

"¿A quién le va a renunciar Darío si no viajan los dirigentes?", se preguntó retóricamente el arquero Julio Chiarini, ídolo del club que blanqueó la realidad. El plantel respaldaba al DT, los directivos activos no. "Nos deben plata y no me atienden el teléfono", resumió el uno. En los últimos juegos, Oscar Groba, cercano a Franco fue el único de la CD que viajó a Jujuy y lo apoyó públicamente. Cuando regresó tuvo que dimitir. Vanina di Fiore, encargada de manejar las redes sociales del club, cuenta que le sucedió lo mismo que a Groba. Tras su renuncia, el hashtag más popular en Twitter entre los hinchas era #GraciasFranco y la mujer siguió la corriente. Horas después, la despidieron. La represalia llegó al sitio oficial del club, que está "tomado".

Tras la caída de Franco, reapareció Domínguez por los entrenamientos y prometió apoyo y pago en breve. Todo, rodeado de patrulleros con policías que cuidaban la integridad del vice, insultado por los hinchas que querían que el técnico siguiera el mando del plantel.

Con todo el conflicto, la elección del nuevo entrenador hasta parece secundaria. El que llegue, sabe que deberá armar un equipo en medio de una institución casi desarmada.

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