Las cacerolas aturdieron en todo el país en contra de la política económica y de la "re-re"

Las cacerolas aturdieron en todo el país en contra de la política económica y de la "re-re"

Finalmente, la convocatoria que nació por las redes sociales, y a las que sumó el arco político opositor a la gestión kirchnerista, se concretó con movilizaciones multitudinarias en todo el territorio nacional. Las consignas centrales fueron contra la reforma constitucional, por más seguridad y jueces independientes. Los ecos se oyeron más allá de las fronteras

EN EL OBELISCO. Una multitud se concentró en el emblemático monumento para cuestionar a la presidenta, Cristina Fernández, y su modelo de gestión. FOTO TOMADA DE TWITTER (@HUGOPASSARELLO)
09 Noviembre 2012

BUENOS AIRES.- Decenas de miles de personas hicieron sonar anoche sus cacerolas en Buenos Aires y en numerosas ciudades de la Argentina en protesta contra las políticas de gobierno de Cristina Fernández y su eventual re-reelección, que demandaría de una reforma constitucional.

El tradicional Obelisco, en la céntrica avenida 9 de Julio, se convirtió en el punto de reunión, desde donde los manifestantes marcharon hacia la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada.

También hubo manifestaciones en diversos puntos de los suburbios porteño y bonaerense y frente a la residencia presidencial de Olivos, en el norte del Gran Buenos Aires, como también en varias ciudades de otras provincias.

"No a la corrupción", "Basta de inseguridad", "No a la re-reelección", "¡Basta de funcionarios corruptos, fuera todos!", "Justicia" fueron algunas de las consignas coreadas por los manifestantes, muchos de ellos envueltos en banderas argentinas.

"Stop corrupción", "Sobra Gobierno, falta Estado" y "Libertad, libertad, libertad", eran los planteos a través de sus pancartas. En las inmediaciones del Obelisco había otros que rezaban: "No soy tu enemigo, solo pienso distinto", "La Fragata (Libertad) no se vende" y "Necesito un fiscal con coraje por mi independencia".

El rechazo a una eventual reforma de la Constitución que habilite a la Presidenta a aspirar a un tercer mandato consecutivo fue una de las expresiones más reiteradas. En poco más de un mes, Cristina cumplirá el primer año de su segundo mandato: en octubre de 2011 fue reelegida con el 54% de los votos. Las protestas también se centraron en la preocupación por la ola de inseguridad que afecta al país, la inflación, los problemas económicos, y el repudio a la corrupción y el "cepo cambiario" y controles impuestos al mercado de divisas.

Participaron principalmente las clases medias, hombres, mujeres y en muchos casos familias enteras haciendo sonar cacerolas y cualquier otro artefacto "ruidoso".

La convocatoria al "8N" fue lanzada desde las redes sociales y sin identificación partidaria, como ocurrió en la anterior del 13 de septiembre. Dirigentes de la oposición adhirieron a la protesta, pero la mayoría decidió no participar para evitar banderías partidarias.

La Presidenta destacó en su perfil en Facebook que se vive "un momento de libertad de expresión nunca antes visto en la Argentina. Estamos viendo una democracia total, en donde cada uno puede vivir, puede decir lo que piensa", señaló. Y agregó: "Bueno, si hay un sector que reclama determinadas cosas hay que ponerse al frente y decirlo claramente. Ahora, por favor, que nadie pretenda que yo me contradiga con mis propias políticas a las que he defendido desde los 16 años", concluyó.

Pero la protesta fue descalificada por el senador oficialista Aníbal Fernández. Afirmó que "el 8N es un invento de una facción de ultraderecha, paga, la mayoría financiada por la Fundación Pensar (macrista), por gente de la Sociedad Rural y por viejos remanentes de lo que fuera el golpe militar, ligado a lo más rancio de la extrema derecha de la Argentina".

Militantes "K" armaron en tanto intensas campañas en internet en contra del cacerolazo, como las páginas "8N yo no voy" y mensajes por redes sociales advirtiendo posibles disturbios y la presencia de facciones ultraderechistas.

"El Gobierno y la Presidenta saldrán más debilitados aun de lo que ya están. Sin embargo, no considero que exista una alta probabilidad de que el Gobierno modifique sus políticas o su discurso", señaló Sergio Berensztein, director de la consultora Poliarquía.

El titular de Confederación Rurales Argentinas, Mario Llambías se sumó a la protesta. Sonriente y portando una escarapela, estuvo con los manifestantes en el Obelisco. También estuvieron dirigentes del Partido Nuevo triunfo (ultraderecha, no reconocido), y miembros de la Organización de Trabajadores Radicales, portando las tradicionales banderas de la UCR.

En tanto, el diputado porteño del PRO Martín Ocampo participó activamente del reclamo repartiendo banderas, lo que justificó diciendo: "alguien las tenía que pagar". Por su lado, el jefe del bloque de diputados de la UCR, Ricardo Gil Lavedra, consideró que el cacerolazo tuvo "un alcance extraordinario". Y sostuvo que debe servir, para que el Gobierno nacional retome "el rumbo".

Las protestas se llevaron a cabo en el marco de estrictos operativos de seguridad, tanto en la Plaza de Mayo como frente a la residencia presidencial de Olivos. En ninguno de los casos, ni en las provincias, se reportaron incidentes. (DyN-DPA-Télam)

La repercusión de la convocatoria a la protesta del 8N trascendió las fronteras del país. También se registraron cacerolazos de ciudadanos argentinos en diversas ciudades del mundo, como en París (Francia -foto izquierda-), Madrid (España -foto central-), Viena (Austria -foto derecha-), Sidney (Australia), Ginebra (Suiza), Berlín (Alemania), Roma y Milán (Italia), Barcelona (España) y Londres (Gran Bretaña). Un grupo de argentinos residentes en Miami protestó en "apoyo" a los cacerolazos convocados en el país en contra de políticas del Gobierno nacional. Con carteles en los que expresaban su rechazo a "la inseguridad, la inflación, el patoterismo, la corrupción" y la re-reelección de la presidenta, Cristina Fernández, los argentinos protestaron con cacerolas y carteles en las calles de esa ciudad de Florida.

Las quejas se escucharon en París, Madrid, Londres, Roma, Berlín, Sidney, Ginebra y Miami

La repercusión de la convocatoria a la protesta del 8N trascendió las fronteras del país. También se registraron cacerolazos de ciudadanos argentinos en diversas ciudades del mundo, como en París (Francia -foto izquierda-), Madrid (España -foto central-), Viena (Austria -foto derecha-), Sidney (Australia), Ginebra (Suiza), Berlín (Alemania), Roma y Milán (Italia), Barcelona (España) y Londres (Gran Bretaña). Un grupo de argentinos residentes en Miami protestó en "apoyo" a los cacerolazos convocados en el país en contra de políticas del Gobierno nacional. Con carteles en los que expresaban su rechazo a "la inseguridad, la inflación, el patoterismo, la corrupción" y la re-reelección de la presidenta, Cristina Fernández, los argentinos protestaron con cacerolas y carteles en las calles de esa ciudad de Florida.

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