08 Noviembre 2012
ADMITE QUE TUVO QUE VER. Montiglio, que hace jueguito con la pelota en la práctica de ayer, asumió que contra Chicago tuvieron suerte pero espera que ante Olimpo, los que la necesiten sean los bahienses.
Su ficha no puede ser adquirida tan fácilmente. Por más que el libro de pases se abra en diciembre, tenerla en las filas propias costará más que dinero. La suerte, se hace desear para todos pero por lo que se pudo ver ante Chicago, Atlético pudo contar con sus servicios al menos por un partido y espera que se quede de por vida.
El primer indicio de ello fue el aluvión que soportó el equipo en los 15 minutos iniciales en Mataderos con el arco en cero. Entre el nueve local y el azar, zafó de varios goles en contra. "En el primer tiempo cometimos muchos errores", admite Diego Barrado que pese a ello, salió ileso junto a sus compañeros en esa etapa.
La segunda señal fue el gol en contra de Diego Caballero, defensor del "torito" que tras un remate de Agustín Peña terminó dándole el gol del triunfo a la visita. De ese tipo de goles, Atlético no se beneficiaba desde el 13 de diciembre de 2010. En aquella ocasión, Daniel Delgado, de Deportivo Merlo, desviaba un remate de Fabio Ramos que sino fuera por el defensor terminaba afuera. Ese día, la carambola también sirvió para ganar ya que el resultado no se modificaría (fue 2 a 1 en la fecha 19).
"Ligamos y fue importante porque no nos venía pasando muy seguido. Con Banfield habíamos metido el gol y nos terminan empatando en una jugada fortuita", dice César Montiglio.
El recuerdo de Banfield es necesario pero otros partidos quedaron más en la memoria por haberse quedado sin nada, mereciendo más: ante Gimnasia de Jujuy el empate del "lobo" llegó sobre el final y encima tuvo que comerse la lesión de Juan Pablo Pereyra en sus ligamentos. Gimnasia de La Plata hizo pocos méritos para llevarse el punto que finalmente obtuvo y el mismo duelo con Boca Unidos estuvo teñido de irregularidades que acabaron dejando seco al "decano". "Jugamos bien y no merecíamos perder puntos allí. Por eso, antes de este partido nos planteamos ganar como sea", dijo Matías Ballini.
Esta vez, la pelotita cayó para el lado que quería el equipo de Ricardo Rodríguez pero todos saben que hay que hacer mucho más. "Contra Olimpo va a ser distinto, vamos a salir a buscar", agrega Montiglio. Y vaya que será diferente: por más de que quieren a la diosa fortuna en su equipo, cualquiera puede darse cuenta que no tiene camiseta. Va rotando y nadie puede sostener un torneo en base a ello.
Además, otros partidos como los de Sarmiento o Central fueron derrotas justas y sin el azar de por medio. Y quizás, el 2-1 de la actual temporada ante Merlo, con dos goles en tiempo de descuento, puedan tener algo de eso a pesar de que siempre lo buscó. La suerte tendría más que ver con las oportunidades que desperdiciaron los delanteros visitantes.
El mismo "RR" confiesa que ganaron sin brillar ni jugar bien. "Quisiera que mis jugadores se den más pases entre ellos para mejorar el juego, pero también prefiero ganar. Ojo, yo sé que voy a volver a las cosas que me gustaban a mi, pero primero necesitaba que los muchachos recuperen las fuerzas con un triunfo así", dice el entrenador refiriéndose a su postura filosófica/futbolística. Ganar jugando mal no era parte de su repertorio.
Eso sí, pese a que la jugada fue un digna de un juego de flipper, sabe que Peña la ayudó y bastante. El técnico empezó la charla típica de los martes (generalmente es el primer entrenamiento pos partido) diciendo que había sido un golazo. Atónitos, los jugadores buscaban respuestas y él se las dio. "Estabas ahí, Agustín. Y hay que estar ¿eh?", les contestó. Como dijo Montiglio, la suerte, esta vez estuvo de su lado y allí estuvieron para empujarla al fondo de la red.
El primer indicio de ello fue el aluvión que soportó el equipo en los 15 minutos iniciales en Mataderos con el arco en cero. Entre el nueve local y el azar, zafó de varios goles en contra. "En el primer tiempo cometimos muchos errores", admite Diego Barrado que pese a ello, salió ileso junto a sus compañeros en esa etapa.
La segunda señal fue el gol en contra de Diego Caballero, defensor del "torito" que tras un remate de Agustín Peña terminó dándole el gol del triunfo a la visita. De ese tipo de goles, Atlético no se beneficiaba desde el 13 de diciembre de 2010. En aquella ocasión, Daniel Delgado, de Deportivo Merlo, desviaba un remate de Fabio Ramos que sino fuera por el defensor terminaba afuera. Ese día, la carambola también sirvió para ganar ya que el resultado no se modificaría (fue 2 a 1 en la fecha 19).
"Ligamos y fue importante porque no nos venía pasando muy seguido. Con Banfield habíamos metido el gol y nos terminan empatando en una jugada fortuita", dice César Montiglio.
El recuerdo de Banfield es necesario pero otros partidos quedaron más en la memoria por haberse quedado sin nada, mereciendo más: ante Gimnasia de Jujuy el empate del "lobo" llegó sobre el final y encima tuvo que comerse la lesión de Juan Pablo Pereyra en sus ligamentos. Gimnasia de La Plata hizo pocos méritos para llevarse el punto que finalmente obtuvo y el mismo duelo con Boca Unidos estuvo teñido de irregularidades que acabaron dejando seco al "decano". "Jugamos bien y no merecíamos perder puntos allí. Por eso, antes de este partido nos planteamos ganar como sea", dijo Matías Ballini.
Esta vez, la pelotita cayó para el lado que quería el equipo de Ricardo Rodríguez pero todos saben que hay que hacer mucho más. "Contra Olimpo va a ser distinto, vamos a salir a buscar", agrega Montiglio. Y vaya que será diferente: por más de que quieren a la diosa fortuna en su equipo, cualquiera puede darse cuenta que no tiene camiseta. Va rotando y nadie puede sostener un torneo en base a ello.
Además, otros partidos como los de Sarmiento o Central fueron derrotas justas y sin el azar de por medio. Y quizás, el 2-1 de la actual temporada ante Merlo, con dos goles en tiempo de descuento, puedan tener algo de eso a pesar de que siempre lo buscó. La suerte tendría más que ver con las oportunidades que desperdiciaron los delanteros visitantes.
El mismo "RR" confiesa que ganaron sin brillar ni jugar bien. "Quisiera que mis jugadores se den más pases entre ellos para mejorar el juego, pero también prefiero ganar. Ojo, yo sé que voy a volver a las cosas que me gustaban a mi, pero primero necesitaba que los muchachos recuperen las fuerzas con un triunfo así", dice el entrenador refiriéndose a su postura filosófica/futbolística. Ganar jugando mal no era parte de su repertorio.
Eso sí, pese a que la jugada fue un digna de un juego de flipper, sabe que Peña la ayudó y bastante. El técnico empezó la charla típica de los martes (generalmente es el primer entrenamiento pos partido) diciendo que había sido un golazo. Atónitos, los jugadores buscaban respuestas y él se las dio. "Estabas ahí, Agustín. Y hay que estar ¿eh?", les contestó. Como dijo Montiglio, la suerte, esta vez estuvo de su lado y allí estuvieron para empujarla al fondo de la red.
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