Rodrigo tiene 12 años, pesa 119 kilos y lucha para ganarles a la balanza y a las burlas

Rodrigo tiene 12 años, pesa 119 kilos y lucha para ganarles a la balanza y a las burlas

El niño reunió coraje y pidió ayuda para enfrentar su enfermedad. Tenía miedo de morirse. Está cansado de sufrir discriminación en la escuela y en la calle. Vive encerrado en su casa y casi no tiene amigos. En Tucumán, según los médicos, cada vez más chicos padecen exceso de peso. El problema es que comemos mucho y gastamos muy poca energía. Así, la grasa se acumula en nuestros cuerpos. Demasiados malos hábitos.

UN CAMBIO. Rodrigo decidió, por iniciativa propia, pedir ayuda para iniciar un tratamiento con especialistas de la fundación Funcea; ya bajó tres kilos. LA GACETA / FOTO DE ANALíA JARAMILLO
04 Noviembre 2012
Se asustó. Rodrigo Morelo llegó a pensar que podía morirse de la misma manera que su compañero de maestra particular. Ese chico se atoró con comida y no pudo respirar más. Se fue de un momento a otro, sin que los médicos pudieran reanimarlo. Sufría su misma enfermedad: obesidad mórbida.

Rodrigo, de 12 años, reunió coraje y habló de sus miedos. Decidió que era el momento de pedir ayuda y combatir su enfermedad, que padece desde los cinco años, cuando comenzó a engordar de una manera que parecía irrefrenable. Hoy pesa 119 kilos, aunque asegura que de a poco la balanza ha empezado a sonreírle: ya empezó a bajar los primeros gramos.

Para Rodrigo el sobrepeso no es su única batalla. Todos los días debe salir con un escudo gigantesco a cuestas para enfrentar la discriminación. En la Escuela Pantaleón Fernández, donde cursa sexto grado, debió soportar situaciones vergonzosas. Un vez, durante un recreo, estudiantes de la secundaria le tiraron chizitos en la cara. Se le reían a carcajadas y le gritaban para que comiera, recuerda el niño, y aclara que los alumnos más grandes son los más crueles.

La discriminación no solo proviene del mundo estudiantil. Según detalla, en tres ocasiones se fisuró en la clase de Educación Física porque le exigieron que hiciera los mismos ejercicios indicados a sus compañeros. Otras penurias sufre cuando tiene que recorrer junto a su madre innumerables negocios de ropa en el centro tucumano para encontrar algo a su medida. Y siempre encuentra las mismas palabras: "no hay para tu talle".

Más que el cuerpo
La obesidad afecta tanto en lo físico como en lo psicológico. Las consecuencias en la subjetividad de los niños que sufren obesidad son diversas: las principales son la baja autoestima y la depresión. Para Nicolasa Morelo, su hijo Rodrigo no es la excepción a la regla. "Vive encerrado en su habitación o se va al ciber a jugar a la computadora. Tiene muy pocos amigos porque no quiere salir", comentó la mamá, angustiada.

Según la psicóloga Verónica Camacho, este trastorno y sus consecuencias psicológicas están relacionados en profundidad con la vida social. "En nuestra cotidianidad vemos cómo desde diferentes ámbitos se nos invita al consumo, tanto a adultos como a adolescentes y a niños (hoy los chicos pasaron a ser una importante franja de consumo). Sumemos a esto que se fomentan conductas sedentarias y se plantea el 'hacer nada' como un valor. Lo social incide tanto en la aparición de la patología como en las consecuencias. Así es como los niños obesos no solo sufren los problemas propios que conlleva la enfermedad, sino que además son objeto de constantes burlas, en la escuela, en el barrio", comentó Camacho. La profesional aclaró que estos prejuicios surgen en una cultura donde está exacerbada la imagen, en una sociedad donde los modelos de delgadez van unidos a los de éxito y triunfo.

El especialista Juan José Novoa define la obesidad: es una enfermedad crónica, prevenible, de origen multifactorial, que está caracterizada por una acumulación excesiva de grasa o una hipertrofia general del tejido adiposo del cuerpo. "La causa fundamental de la enfermedad es el desequilibrio en el balance energético. Es decir, comemos más de lo que gastamos. Siempre que ocurra esto, esa energía se almacena en forma de grasa. Pero no es solo una cuestión de estética: la grasa acumulada también trae consigo muchísimos males para la salud", explicó el médico clínico. Él trabaja en el Centro Terapéutico de Nutrición de Tucumán y en la Fundación de Concientización y Educación Alimentaria (Funcea).

Novoa destacó que los casos de obesidad en el mundo vienen en aumento. Las causas: el estilo de vida, los malos hábitos alimenticios, el sedentarismo y la disminución del tiempo de juego.

Mientras estaba en la escuela Pantaleón Fernández, una trabajadora social del Servicio de Asistencia Social Escolar del Ministerio de Educación descubrió el caso de Rodrigo. Ella decidió contactarlo con Funcea, que ayuda a personas de bajos recursos o que no cuentan con cobertura médica para recibir tratamiento contra la obesidad.

"Rodrigo es un caso particular -resaltó Novoa-, porque demostró por cuenta propia que quiere bajar de peso. No vino la madre a decirlo. Es importantísimo que el paciente, para encarar el tratamiento, se mire al espejo y quiera estar saludable. El tratamiento fracasa si el interés por bajar es de otra persona y no de uno mismo".

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