Siembra directa y fertilización, la mejor alianza

Siembra directa y fertilización, la mejor alianza

Aunque uno no lo crea, las lluvias al finalizar octubre llegaron y muchos suelos de la provincia recibieron hasta más de 100 milímetros, salvo lotes ubicados en el sector sur, donde todavía es poca el agua caída. Igualmente, cuando la trilla de trigo está finalizada en muchas zonas de Tucumán los lotes deben recibir aún suficiente agua para lograr completar el perfil de suelo y de esa manera poder sembrar con cierta tranquilidad. Más aún, si se tienen en cuenta los ejemplos del año pasado, cuando la sequía golpeó durante los meses de siembra y posterior crecimiento de los cultivos de grano.

Hoy los productores se encuentran evaluando como afrontar una campaña de granos con tranquilidad y están realizando barbechos en aquellos lotes que los necesitan.

Como se sabe, la principal limitante de la producción de soja, maíz y poroto en el NOA es el agua, pero los productores lograron en poco tiempo acomodarse y conocer perfectamente bien cuál es la mejor herramienta para mejorar la eficiencia en el uso de este recurso con la siembra directa, que actualmente abarca más del 95% de la superficie destinada a los granos.

Además ya conocen que la rotación con gramíneas es una práctica determinante para la acumulación de agua en el suelo y que el incremento del rastrojo en superficie influye en las condiciones físicas del suelo mejorando su estructura; por lo tanto, favorece la infiltración del agua de lluvia, disminuye el escurrimiento y mejora el balance de carbono en el suelo.

Cadena de producción
Por otro lado, la rotación favorece la disminución de enfermedades, plagas y malezas, generando consecuentemente menores costos de producción.

Aun con todos estos beneficios, uno de los puntos débiles dentro de la cadena de producción de los granos en el NOA es la dificultad para establecer un sistema de rotación estable, salvo entre los productores conscientes y conocedores de los beneficios de esta herramienta.

En el caso de la soja, y por las características de la región, siempre hay que considerar que todo aporte al uso eficiente del agua es relevante. En este sentido, la provisión de variedades tolerantes a sequía y de ciclos cortos marcaría una diferencia.

No se puede dejar de tener en cuenta lo que ocurre con la rotación con gramíneas, ya que dadas las características agro ecológicas del NOA, los niveles de rastrojo que aporta una gramínea como el maíz son determinantes en la acumulación de agua, lo que se refleja en incrementos en los rindes del cultivo de soja posteriores al maíz.

La rotación no permite la difusión del sorgo de Alepo resistente a glifosato y de otras malezas y permite tener un costo razonable para su control, además de los beneficios sobre insectos y enfermedades de diferente tipo.

Lo real es que, además de usar la rotación de cultivos y la adopción de la siembra directa y de toda la tecnología disponible para lograr un buen cultivo, la necesidad de mejorar los rendimientos y darle al suelo lo que le sacamos, trajo aparejado un incremento en el uso de la práctica de la fertilización, que es muy difundida por todos los técnicos e instituciones de investigación vinculadas al NOA.

Argentina y la región todavía se encuentra por debajo de los reales valores de incorporación de nutrientes que todos los suelos necesitan.

La fertilización es, por ende, un aspecto central que se debe tener en cuenta al momento de decidir obtener buenos rendimientos en el cultivo de granos. Pero también lo es el fertilizante a aplicar, que no solo debe ser el que necesita el cultivo que se implanta sino lo que el suelo requiere para seguir siendo sustentable en el transcurso del tiempo.

Los productores de a poco se van dando cuenta de la necesidad de fertilizar, pero están lejos de lo que vienen realizando sus pares estadounidenses y de Brasil.

Actualmente, con los rendimientos de granos que se vienen obteniendo en la región y en nuestra provincia, resulta necesaria una mayor y mejor fertilización, y que sea realizada como corresponde en virtud de mantener un balance nutricional adecuado del suelo.

Técnicas y fertilización
La fertilización adecuada de los nutrientes que extraemos del suelo con cada cosecha debe ser tal, que el balance nutricional este acorde al ambiente en el cual se desarrolla el cultivo. Y para ello deben utilizarse las mejores técnicas de manejo y determinar las dosis, fuentes, momentos y formas de aplicación de fertilizantes más adecuados.

El productor dispone de una herramienta básica para evaluar el estado nutricional del suelo y que es lo que realmente necesita de nutrientes. Son los análisis de suelos, para que pueda conocer cómo y con qué fertilizar.

No sirve de nada disponer y usar toda la tecnología disponible y no fertilizar como corresponde. No sólo para tener una buena cosecha sino para mantener el suelo siempre listo para las campañas venideras.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios