Por Alejandro Klappenbach
29 Octubre 2012
UN TROFEO MAGNÍFICO. Juan Martín del Potro venció a domicilio a Roger Federer.
Un solo quiebre de servicio, apenas siete chances entre ambos jugadores, dos tie-break para definir la final de Basilea. Ya todos sabemos que la victoria de Juan Martín del Potro sobre Roger Federer (por 6-4, 6-7 (5-7) y 7-6 (7-3) fue muy ajustada. Y también sabemos que los partidos de tenis, muchas veces se explican a partir de lo que ocurre en los puntos importantes.
Desde ese concepto hemos tratado varias de las derrotas que el propio Juan Martín sufrió contra el mismo Federer en esta temporada. Sin dudas, en ese superlativo nivel de tenis y de exigencia, tanto física y técnica como mental, el tandilense entregaba las mínimas ventajas que decidían el resultado.
Eso no pasó ayer. Cuando el mejor de todos sin quebrarlo en todo el juego, consiguió llevarlo a los rincones tenísticos de máximo estrés, Del Potro tuvo respuestas distintas, mejores, que otras veces. Se plantó, no dudó, fue agresivo y se olvidó de que enfrente estaban Roger y, también, todo lo que siempre llega como bonus cuando se lo derrota. Ese es el concepto a rescatar pensando en su plenitud como jugador y en el futuro inmediato. El cuarto título de su balance 2012 lo exhibe ganador en semanas consecutivas y con el foco puesto en París y Londres, adonde llega a punto caramelo. Y, en ese estado de confianza plena, todo es posible para alguien con el juego de Juan Martín.
Desde ese concepto hemos tratado varias de las derrotas que el propio Juan Martín sufrió contra el mismo Federer en esta temporada. Sin dudas, en ese superlativo nivel de tenis y de exigencia, tanto física y técnica como mental, el tandilense entregaba las mínimas ventajas que decidían el resultado.
Eso no pasó ayer. Cuando el mejor de todos sin quebrarlo en todo el juego, consiguió llevarlo a los rincones tenísticos de máximo estrés, Del Potro tuvo respuestas distintas, mejores, que otras veces. Se plantó, no dudó, fue agresivo y se olvidó de que enfrente estaban Roger y, también, todo lo que siempre llega como bonus cuando se lo derrota. Ese es el concepto a rescatar pensando en su plenitud como jugador y en el futuro inmediato. El cuarto título de su balance 2012 lo exhibe ganador en semanas consecutivas y con el foco puesto en París y Londres, adonde llega a punto caramelo. Y, en ese estado de confianza plena, todo es posible para alguien con el juego de Juan Martín.
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