27 Octubre 2012
BUENOS AIRES.- San Lorenzo conseguía un triunfo de oro. Pablo Migliore hasta se había dado el lujo de atajar un penal. Sin embargo, lo bueno no duró hasta el final: Quilmes le empató el duelo 2 a 2 y en tiempo suplementario y desató la bronca en Boedo.
Luego del pitazo final (ya habían pasados los goles de Alan Ruiz y Luis Aguiar para el "ciclón" y los de Martín Cauteruccio y Germán Mandarino para la visita) cuando la terna arbitral se dirigía a los vestuarios, se produjo una discusión con algunos jugadores y auxiliares de San Lorenzo, y el que la terminó ligando fue el línea Andrés Barbieri. Incluso el árbitro Patricio Loustau y sus ayudantes tuvieron que regresar al campo, ante la complicada situación que se vivían en las inmediaciones del vestuario.
Tampoco se salvaron de la ira de los hinchas locales los dirigentes "cerveceros", quienes estuvieron a punto de caer en las agresiones cuando una parte del público que se encontraba en la platea arrojó algunos objetos contra el palco y golpearon el vidrio que protege el lugar.
Los dirigentes de la visita, lejos de calmar las aguas y mostrar porfesionalismo, reaccionaron con burlas hacia los mismos hinchas que los insultaban. Una locura.
Las actuaciones de ambas partes dejaron mucho que desear y avivaron la violencia que partido a partido rodea al fútbol de cada día. LA GACETA ©
Luego del pitazo final (ya habían pasados los goles de Alan Ruiz y Luis Aguiar para el "ciclón" y los de Martín Cauteruccio y Germán Mandarino para la visita) cuando la terna arbitral se dirigía a los vestuarios, se produjo una discusión con algunos jugadores y auxiliares de San Lorenzo, y el que la terminó ligando fue el línea Andrés Barbieri. Incluso el árbitro Patricio Loustau y sus ayudantes tuvieron que regresar al campo, ante la complicada situación que se vivían en las inmediaciones del vestuario.
Tampoco se salvaron de la ira de los hinchas locales los dirigentes "cerveceros", quienes estuvieron a punto de caer en las agresiones cuando una parte del público que se encontraba en la platea arrojó algunos objetos contra el palco y golpearon el vidrio que protege el lugar.
Los dirigentes de la visita, lejos de calmar las aguas y mostrar porfesionalismo, reaccionaron con burlas hacia los mismos hinchas que los insultaban. Una locura.
Las actuaciones de ambas partes dejaron mucho que desear y avivaron la violencia que partido a partido rodea al fútbol de cada día. LA GACETA ©
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