25 Octubre 2012

Ni siquiera él lo puede creer: hace 35 años es uno de los grandes de la música popular latinoamericana y esta es su primera vez en Tucumán. Pero lo loco no es eso. Lo loco es que la visita se produce en condición de cineasta, actividad a la que se acercó hace apenas dos años y a la que, al menos por ahora, le cuesta asumir como totalmente propia. "Yo soy músico y sigo siendo músico", dirá Jaime Roos después de contar detalles de "3 Millones", la incursión cinematográfica que realizó con su hijo, Yamandú Roos, y que fue seleccionada para cerrar el Festival Tucumán Cine. Por supuesto, alguna que otra sorpresa musical hubo, para él y para el público: el ensamble de percusión Late Raza apareció de imprevisto en el escenario de la sala Caviglia con algunos de sus ritmos más carnavaleros.
"Yo de Tucumán solo sé -insiste en lo paradójico de la visita- que el 9 de julio de 1816 acá se inventó la Argentina. Y también que varios años después nació Mercedes Sosa, la artista más grande de la música latinoamericana. Después, cada vez que intenté venir se pinchó el viaje por una cosa u otra", explica sonriente, tal vez pensando que todo juego tiene su revancha.
La idea de "3 Millones" surgió en 2010, cuando decidió asistir junto a su hijo al Mundial de fútbol de Sudáfrica. "Sin familia, sin esposas, sin nada. Un viaje de un mes, mano a mano, para ponernos al día. Él vive en Holanda y yo en Uruguay, en ese momento él tenía 32 y yo 56", rememora.
Yamandú es fotógrafo y como la enfermedad del trabajo, en este caso, es hereditaria, consiguieron poderosas credenciales de la FIFA para seguir de cerca todo el Mundial, desde el lugar que quisieran, y en especial a "la celeste", la selección uruguaya. "Nos fuimos con la idea de hacer una road movie y tener un documento del Mundial desde adentro. Filmamos 200 horas de video en HD y conseguimos 200 horas más de Tenfield (emisora deportiva uruguaya). Cuando nos encontramos frente a frente con ese material vimos que la película iba mucho más allá. A veces digo que ella nos hizo a nosotros y no a la inversa".
Con el Mundial como marco, los Roos consiguieron pintar un cuadro mucho más profundo que un documental futbolero. Por supuesto, los fanáticos pueden saborear picantes jugadas filmadas por Yamandú, y en algunos casos relatadas por Jaime, pero eso no impide que los desinteresados del deporte no disfruten del filme. "Ayer, en el aeropuerto de Montevideo, una señora me felicitó por la película y me dijo que ahora podía entender a su marido en su pasión por el fútbol. Es que más que un documental del Mundial es una reflexión sobre la familia, la relación de un padre y un hijo; sobre la identidad uruguaya; sobre un grupo de hombres que afronta la adversidad con actitudes a veces heroicas, a veces mezquinas... El color de la camiseta, en un momento, deja de importar", asegura Roos, quien tuvo un rol clave a la hora de la edición: "mientras mi hijo filmaba, yo anotaba en un cuaderno mis crónicas de viajes. Es ahí donde mejor se plasman los sentimientos y las reflexiones".
Las 400 horas de video se transformaron en 135 minutos. "Largo, sí. Pero un Mundial es una historia larga", se defiende el músico. La presentaron en Montevideo y después en Buenos Aires, donde la vio la directora del Lincoln Center Festival de Nueva York y la llevó para exhibirla allí. En Estados Unidos la apreció alguien del Kicking and Screening Festival, un encuentro especializado de cine futbolero, y la pidió para mostrarla en Amsterdam. Próximamente la exhibirán también en Texas y van... "La película termina siendo también una reflexión cultural y sobre lo que son los circuitos: si yo me hubiera quedado en Montevideo, si no salía de ahí, no hubiera llegado a ningún lado", festeja Jaime. Y dice que pueden tirar cohetes: "ya cubrimos los gastos y nos quedaron unos manguitos para divertirnos un rato". Además, en ocho semanas, estará disponible en iTunes.
Una charla con Roos podría ser interminable. Con la humildad de los grandes y el vozarrón de los tablados de su nación celeste, cuenta historias, comparte experiencias y se permite seguir soñando. Con tocar en Tucumán, por ejemplo. De lo que evita hablar es de política, porque esa es su política.
"Sí te puedo decir que veo optimismo entre la gente y que sobrevuela una mentalidad progresista eslabonada en distintos países de nuestro continente -apunta-. Pero seguimos siendo víctimas de nuestras rencillas internas y de personalismos muchas veces negativos. Eso es algo que me angustia, puesto que tenemos todo para salir a la cancha a ganar".
"Yo de Tucumán solo sé -insiste en lo paradójico de la visita- que el 9 de julio de 1816 acá se inventó la Argentina. Y también que varios años después nació Mercedes Sosa, la artista más grande de la música latinoamericana. Después, cada vez que intenté venir se pinchó el viaje por una cosa u otra", explica sonriente, tal vez pensando que todo juego tiene su revancha.
La idea de "3 Millones" surgió en 2010, cuando decidió asistir junto a su hijo al Mundial de fútbol de Sudáfrica. "Sin familia, sin esposas, sin nada. Un viaje de un mes, mano a mano, para ponernos al día. Él vive en Holanda y yo en Uruguay, en ese momento él tenía 32 y yo 56", rememora.
Yamandú es fotógrafo y como la enfermedad del trabajo, en este caso, es hereditaria, consiguieron poderosas credenciales de la FIFA para seguir de cerca todo el Mundial, desde el lugar que quisieran, y en especial a "la celeste", la selección uruguaya. "Nos fuimos con la idea de hacer una road movie y tener un documento del Mundial desde adentro. Filmamos 200 horas de video en HD y conseguimos 200 horas más de Tenfield (emisora deportiva uruguaya). Cuando nos encontramos frente a frente con ese material vimos que la película iba mucho más allá. A veces digo que ella nos hizo a nosotros y no a la inversa".
Con el Mundial como marco, los Roos consiguieron pintar un cuadro mucho más profundo que un documental futbolero. Por supuesto, los fanáticos pueden saborear picantes jugadas filmadas por Yamandú, y en algunos casos relatadas por Jaime, pero eso no impide que los desinteresados del deporte no disfruten del filme. "Ayer, en el aeropuerto de Montevideo, una señora me felicitó por la película y me dijo que ahora podía entender a su marido en su pasión por el fútbol. Es que más que un documental del Mundial es una reflexión sobre la familia, la relación de un padre y un hijo; sobre la identidad uruguaya; sobre un grupo de hombres que afronta la adversidad con actitudes a veces heroicas, a veces mezquinas... El color de la camiseta, en un momento, deja de importar", asegura Roos, quien tuvo un rol clave a la hora de la edición: "mientras mi hijo filmaba, yo anotaba en un cuaderno mis crónicas de viajes. Es ahí donde mejor se plasman los sentimientos y las reflexiones".
Las 400 horas de video se transformaron en 135 minutos. "Largo, sí. Pero un Mundial es una historia larga", se defiende el músico. La presentaron en Montevideo y después en Buenos Aires, donde la vio la directora del Lincoln Center Festival de Nueva York y la llevó para exhibirla allí. En Estados Unidos la apreció alguien del Kicking and Screening Festival, un encuentro especializado de cine futbolero, y la pidió para mostrarla en Amsterdam. Próximamente la exhibirán también en Texas y van... "La película termina siendo también una reflexión cultural y sobre lo que son los circuitos: si yo me hubiera quedado en Montevideo, si no salía de ahí, no hubiera llegado a ningún lado", festeja Jaime. Y dice que pueden tirar cohetes: "ya cubrimos los gastos y nos quedaron unos manguitos para divertirnos un rato". Además, en ocho semanas, estará disponible en iTunes.
Una charla con Roos podría ser interminable. Con la humildad de los grandes y el vozarrón de los tablados de su nación celeste, cuenta historias, comparte experiencias y se permite seguir soñando. Con tocar en Tucumán, por ejemplo. De lo que evita hablar es de política, porque esa es su política.
"Sí te puedo decir que veo optimismo entre la gente y que sobrevuela una mentalidad progresista eslabonada en distintos países de nuestro continente -apunta-. Pero seguimos siendo víctimas de nuestras rencillas internas y de personalismos muchas veces negativos. Eso es algo que me angustia, puesto que tenemos todo para salir a la cancha a ganar".
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