18 Octubre 2012
EN SECRETO. Natalia Oreiro interpreta a una militante montonera.
El drama de un niño que sufre en carne propia el ser hijo de militantes montoneros durante la última dictadura militar es el eje central de "Infancia clandestina". La película de Benjamín Ávila, que fue elegida para representar a la Argentina en la puja por los Oscar 2013, se estrenará hoy en los cines tucumanos, luego de haber participado con muy buena recepción del público en diversos festivales.
Esta ópera prima de Ávila cuenta con las actuaciones de Natalia Oreiro, Ernesto Alterio y el niño debutante, Teo Gutiérrez Moreno. "La película está basada en hechos reales pero no es autobiográfica ni literal. Hay muchas cosas que son ficción y lo que sucedió realmente está modificado para ese relato", afirmó el director, quien a sus siete años vivió varias de las peripecias que se desarrollan en la película, como adoptar otro nombre y personalidad, vivir en la clandestinidad junto a sus padres y sufrir interrogatorios.
Emotiva desde el tratamiento humano de su temática, "Infancia clandestina" sigue los pasos de Juan, un niño que regresa en 1979 desde su exilio en Cuba para reencontrarse con sus padres, miembros de peso en la organización Montoneros, que en ese momento preparaba una contraofensiva armada contra la dictadura militar.
Desde su mirada infantil, Juan -alias Ernesto, en homenaje a su ídolo, el Che Guevara- asiste a la gravísima situación que vivía el país en aquella etapa, sufre las dificultades propias de la clandestinidad y su doble identidad, se enamora de una compañera del colegio y expresa sus momentos más difíciles y violentos en imágenes inconscientes.
El director de "Nietos" -un documental sobre hijos de desaparecidos cuya identidad fue restituida por Abuelas de Plaza de Mayo- señaló en una entrevista: "siempre tuve claro que no era una película egocéntrica y que no era yo el protagonista. Sobre todo porque quería decir muchas cosas y dar una mirada y un planteo de emociones nuevos con respecto a aquel momento histórico".
Con la participación especial de Cristina Banegas, como la abuela de Juan, la película también habla, según consignó Ávila, de las generaciones que estaban separadas por los miedos. "Mis abuelos tenían una relación con su cotidiano más burguesa y acomodaticia, mientras que la generación de los 60 y 70 se jugó por un ideal y empezó a luchar para que el mundo dejara de ser de ese modo", agregó el realizador.
Esta ópera prima de Ávila cuenta con las actuaciones de Natalia Oreiro, Ernesto Alterio y el niño debutante, Teo Gutiérrez Moreno. "La película está basada en hechos reales pero no es autobiográfica ni literal. Hay muchas cosas que son ficción y lo que sucedió realmente está modificado para ese relato", afirmó el director, quien a sus siete años vivió varias de las peripecias que se desarrollan en la película, como adoptar otro nombre y personalidad, vivir en la clandestinidad junto a sus padres y sufrir interrogatorios.
Emotiva desde el tratamiento humano de su temática, "Infancia clandestina" sigue los pasos de Juan, un niño que regresa en 1979 desde su exilio en Cuba para reencontrarse con sus padres, miembros de peso en la organización Montoneros, que en ese momento preparaba una contraofensiva armada contra la dictadura militar.
Desde su mirada infantil, Juan -alias Ernesto, en homenaje a su ídolo, el Che Guevara- asiste a la gravísima situación que vivía el país en aquella etapa, sufre las dificultades propias de la clandestinidad y su doble identidad, se enamora de una compañera del colegio y expresa sus momentos más difíciles y violentos en imágenes inconscientes.
El director de "Nietos" -un documental sobre hijos de desaparecidos cuya identidad fue restituida por Abuelas de Plaza de Mayo- señaló en una entrevista: "siempre tuve claro que no era una película egocéntrica y que no era yo el protagonista. Sobre todo porque quería decir muchas cosas y dar una mirada y un planteo de emociones nuevos con respecto a aquel momento histórico".
Con la participación especial de Cristina Banegas, como la abuela de Juan, la película también habla, según consignó Ávila, de las generaciones que estaban separadas por los miedos. "Mis abuelos tenían una relación con su cotidiano más burguesa y acomodaticia, mientras que la generación de los 60 y 70 se jugó por un ideal y empezó a luchar para que el mundo dejara de ser de ese modo", agregó el realizador.