Por Teresita Carabajal
30 Septiembre 2012
EN UN TALLER. Cuando se pasa a la secundaria, los alumnos que no pueden integrarse al nivel común, optan por diversas actividades artísticas. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA
Podríamos llamarlas "escuelas saludables" , por tener la capacidad de superar barreras , por poder hacer que un niño o niña con déficit intelectual, mental o motor, aprenda. Saludables porque puede hacer posible la integración; porque enseñan a los chicos a aceptar y a respetar las diferencias, y podríamos seguir enumerando una larga lista de motivos "saludables". Son escuelas especiales e integradoras que reciben y apoyan a quien es diferente.
En Tucumán hay unos 4.000 chicos con discapacidades diversas dentro del sistema educativo. Tatiana de los Milagros (8), es uno de ellos. A los 4 años su madre María Paola Díaz, la inscribió en la Escuela Especial Hospital del Niño Jesús. Nació con un retraso madurativo mental y de crecimiento, e ir a la escuela fue el gran desafío: "le cambió la vida, se le apareció un futuro", dijo su madre a LA GACETA. Y contó que hizo dos años el jardín de 5, y luego la integraron a una escuela común, la Silvano Bores, donde volvió a hacer el jardín, el primer grado, y este año el segundo. "Estamos muy contentos; cuando era apenas una niñita sentía que no iba a poder ser como otros niños; pero mi gran satisfacción fue ver que ya sabe leer y escribir; no tengo palabras para describir lo que se siente y lo que siente ella cuando está en la escuela; se siente querida por todos los chicos y sus maestras", dijo la mamá. Pero ella es consciente que todavía le falta atravesar otras barreras, pero confiesa que Tatiana tiene todas las posibilidades de terminar la primaria.
Creció la matrícula
En el último censo nacional, realizado en 2010, se detectó que el 13% de las personas con discapacidades tienen entre cero y 19 años, y en uno de cada cinco hogares vive una persona con discapacidad, de lo que se deduce que 5 millones en todo el país presentan alguna discapacidad. Estas estadísticas marcan un gran desafío para el sistema educativo de la Argentina. La clave es cómo prepararlos para que puedan vivir en este mundo. Los datos dan cuenta de que hay escuelas y personal para ayudarlos.
Según la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (Diniece), la matrícula escolar de chicos con discapacidad aumentó en los últimos años, tanto en escuelas especiales como en las comunes del país. Entre 2007 y 2010, el incremento de alumnos en escuelas especiales fue de un 7% y en las comunes, la integración creció en un 47%. Los especialistas coinciden en que la tendencia va en aumento, y se espera que se acentúe entre 2010 y 2012. La investigación también revela que los niños que han pasado por experiencias de estimulación temprana, como el caso de Tatiana, cuentan con mayor facilidad para integrarse y acceder a una mejor calidad de vida en distintos aspectos sociales. Pero hay un problema: mientras en el nivel inicial y la primaria se integran más chicos cada vez, estas integraciones caen cuando llegan al secundario. ¿Por qué? ¿Se autoexcluyen? ¿Lo hace la familia? ¿Es el sistema?
La experta en Educación de Unicef, Elena Duro, amplió más datos del informe, y dijo que sólo el 15% de los adolescentes y jóvenes que tienen algún tipo de discapacidad está en una escuela común. "El crecimiento de la matrícula en primaria refleja una mayor conciencia social en cuanto a que todos los chicos deben recibir una educación inclusiva, pero tenemos desafíos para avanzar", indicó.
Uno de esos desafíos es que esos niños lleguen a un nivel similar en la secundaria. Sin embargo, no todos podrán hacerlo, porque depende del tipo de discapacidad: "si es motora, hipoacúsica o visual, pueden pasar con apoyo y seguimiento al nivel secundario, pero si la discapacidad compromete lo intelectual, la realidad, mal que nos pese, nos indica que por el nivel de abstracción que exige ese nivel, no podrán obtener la certificación de la escuela secundaria, no porque se lo excluyan, sino por las condiciones particulares de la discapacidad", sostuvo Ana María Dato, directora de Educación Especial, de la provincia. El sistema de educación argentino es claro: sólo el nivel certifica los saberes, y como la educación especial es una modalidad, no un nivel, se explica porqué la matrícula se incrementa en la primaria y decae en la secundaria.
La docente integradora Graciela Leal, vicedirectora de la Escuela Especial Hospital del Niño Jesús, que cuenta con 70 chicos , dijo que el nivel inicial y primario sociabiliza, y alfabetiza a los niños especiales. "Se recomienda la integración a una escuela comú, apoyados por maestros integradores, sólo cuando logran ciertas habilidades sociales y de contenidos como lectura y escritura.
"En la primaria no hay mayores problemas, pero para un niño que tiene discapacidad intelectual, cursar la secundaria con 11 materias, es muy difícil", dijo. Explica que es comprensible que lo padres tengan expectativas cuando ven que sus hijos progresan, pero hacerlos cursar ese nivel sería ponerlos frente a un posible fracaso, y es lo que queremos evitar", sostuvo la docente.
En Tucumán hay unos 4.000 chicos con discapacidades diversas dentro del sistema educativo. Tatiana de los Milagros (8), es uno de ellos. A los 4 años su madre María Paola Díaz, la inscribió en la Escuela Especial Hospital del Niño Jesús. Nació con un retraso madurativo mental y de crecimiento, e ir a la escuela fue el gran desafío: "le cambió la vida, se le apareció un futuro", dijo su madre a LA GACETA. Y contó que hizo dos años el jardín de 5, y luego la integraron a una escuela común, la Silvano Bores, donde volvió a hacer el jardín, el primer grado, y este año el segundo. "Estamos muy contentos; cuando era apenas una niñita sentía que no iba a poder ser como otros niños; pero mi gran satisfacción fue ver que ya sabe leer y escribir; no tengo palabras para describir lo que se siente y lo que siente ella cuando está en la escuela; se siente querida por todos los chicos y sus maestras", dijo la mamá. Pero ella es consciente que todavía le falta atravesar otras barreras, pero confiesa que Tatiana tiene todas las posibilidades de terminar la primaria.
Creció la matrícula
En el último censo nacional, realizado en 2010, se detectó que el 13% de las personas con discapacidades tienen entre cero y 19 años, y en uno de cada cinco hogares vive una persona con discapacidad, de lo que se deduce que 5 millones en todo el país presentan alguna discapacidad. Estas estadísticas marcan un gran desafío para el sistema educativo de la Argentina. La clave es cómo prepararlos para que puedan vivir en este mundo. Los datos dan cuenta de que hay escuelas y personal para ayudarlos.
Según la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (Diniece), la matrícula escolar de chicos con discapacidad aumentó en los últimos años, tanto en escuelas especiales como en las comunes del país. Entre 2007 y 2010, el incremento de alumnos en escuelas especiales fue de un 7% y en las comunes, la integración creció en un 47%. Los especialistas coinciden en que la tendencia va en aumento, y se espera que se acentúe entre 2010 y 2012. La investigación también revela que los niños que han pasado por experiencias de estimulación temprana, como el caso de Tatiana, cuentan con mayor facilidad para integrarse y acceder a una mejor calidad de vida en distintos aspectos sociales. Pero hay un problema: mientras en el nivel inicial y la primaria se integran más chicos cada vez, estas integraciones caen cuando llegan al secundario. ¿Por qué? ¿Se autoexcluyen? ¿Lo hace la familia? ¿Es el sistema?
La experta en Educación de Unicef, Elena Duro, amplió más datos del informe, y dijo que sólo el 15% de los adolescentes y jóvenes que tienen algún tipo de discapacidad está en una escuela común. "El crecimiento de la matrícula en primaria refleja una mayor conciencia social en cuanto a que todos los chicos deben recibir una educación inclusiva, pero tenemos desafíos para avanzar", indicó.
Uno de esos desafíos es que esos niños lleguen a un nivel similar en la secundaria. Sin embargo, no todos podrán hacerlo, porque depende del tipo de discapacidad: "si es motora, hipoacúsica o visual, pueden pasar con apoyo y seguimiento al nivel secundario, pero si la discapacidad compromete lo intelectual, la realidad, mal que nos pese, nos indica que por el nivel de abstracción que exige ese nivel, no podrán obtener la certificación de la escuela secundaria, no porque se lo excluyan, sino por las condiciones particulares de la discapacidad", sostuvo Ana María Dato, directora de Educación Especial, de la provincia. El sistema de educación argentino es claro: sólo el nivel certifica los saberes, y como la educación especial es una modalidad, no un nivel, se explica porqué la matrícula se incrementa en la primaria y decae en la secundaria.
La docente integradora Graciela Leal, vicedirectora de la Escuela Especial Hospital del Niño Jesús, que cuenta con 70 chicos , dijo que el nivel inicial y primario sociabiliza, y alfabetiza a los niños especiales. "Se recomienda la integración a una escuela comú, apoyados por maestros integradores, sólo cuando logran ciertas habilidades sociales y de contenidos como lectura y escritura.
"En la primaria no hay mayores problemas, pero para un niño que tiene discapacidad intelectual, cursar la secundaria con 11 materias, es muy difícil", dijo. Explica que es comprensible que lo padres tengan expectativas cuando ven que sus hijos progresan, pero hacerlos cursar ese nivel sería ponerlos frente a un posible fracaso, y es lo que queremos evitar", sostuvo la docente.
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