29 Septiembre 2012
"Tengo 38 años en la docencia; en julio me jubilé, tuve serios problemas de disfonía a lo largo de mi carrera, y muchos docentes pasaron por el quirófano por nódulos en las cuerdas vocales. El problema afecta a una buena parte del sector, y también a los alumnos. Cuando aparecen los síntomas, uno se deja estar, por no faltar a clases, pero eso agrava el problema. Pasan los días, y se termina quedando sin voz. El Sesop da de dos a tres días de licencia, pero cuando se retorna al trabajo, siguen las disfonías. El uso de las tizas agrava el ambiente. El polvillo es nocivo para nuestras gargantas y ojos, al igual que para los alumnos. En la Escuela Normal hemos logrado que, a través de la Asociación Cooperadora, se nos cambien algunos pizarrones negros, por los blancos, para uso de marcadores. Se debería cambiar las pizarras en todas las escuelas. (María Eugenia Muro, profesora jubilada)
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