14 Septiembre 2012
Si querés poner tu propio negocio es importante encontrar un nicho en el mercado, para que la originalidad de tu producto empuje las ventas. Pero también es indispensable la arquitectura del local, pues es la que da la cara al mundo y representa la imagen corporativa. Además, organizar bien el interior del salón te ayudará a trabaja eficientemente. Vamos por partes.
La identidad
Se proyecta principalmente mediante tres elementos: la marca, la entrada y la vidriera. La primera permite a tus clientes identificar tu producto; entran en juego el diseño, los colores, el logo, etc.
La entrada debe funcionar como invitación, lo que significa que la facilidad del acceso y la ausencia de barreras se caen de maduras. Además, debe adaptarse a la imagen corporativa. La vidriera es el principal vehículo de comunicación entre tu local y los clientes. Debe reflejar el estilo de la tienda, y tener un carácter eminentemente persuasivo. Como su mensaje debe ser captado en pocos instantes, el contenido tiene que ser un anzuelo para captar la atención de los ojos del peatón y rendirlos ante la "escena del deseo". Recordá que el sector izquierdo resulta más visible -y teóricamente más vendedor- porque recibe más impactos visuales. Esos impactos se hacen menos o más débiles a medida que se desplaza la mirada.
Puertas adentro
La arquitectura interior se organiza para que los clientes circulen "dirigidos" hacia escenarios que provoquen una actitud positiva hacia la compra. Por ello se aconseja localizar el punto de acceso a la derecha del local, para situar al cliente en un punto de partida que propicie el sentido del flujo de circulación "natural": los clientes tienen una clara tendencia a dirigirse hacia el centro del establecimiento y girando en sentido contrario a las agujas del reloj. No olvidés que hacen falta espacios "ciegos", que son los que utilizarás para almacenamiento.
La disposición de los muebles es importantísima a la hora de crear atmósferas y ambientes que favorezcan la relación entre el consumidor y el formato del comercio. El diseño se elige a partir de la tipología del establecimiento, pero siempre con el objetivo de guiar al cliente hacia donde quieras que vaya. Otro elemento importante es la anchura y la longitud de los pasillos: hay que encontrar un equilibrio entre la rentabilidad, que exige maximizar la superficie destinada a vender y pretende pasillos estrechos, y la necesidad de que tus clientes estén cómodos y tengan perspectivas adecuadas de lo que estás exhibiendo en el mobiliario.
(Fuente: Merchandising. Teoría, práctica y estrategia, de Ricardo Palomares Borja)
La identidad
Se proyecta principalmente mediante tres elementos: la marca, la entrada y la vidriera. La primera permite a tus clientes identificar tu producto; entran en juego el diseño, los colores, el logo, etc.
La entrada debe funcionar como invitación, lo que significa que la facilidad del acceso y la ausencia de barreras se caen de maduras. Además, debe adaptarse a la imagen corporativa. La vidriera es el principal vehículo de comunicación entre tu local y los clientes. Debe reflejar el estilo de la tienda, y tener un carácter eminentemente persuasivo. Como su mensaje debe ser captado en pocos instantes, el contenido tiene que ser un anzuelo para captar la atención de los ojos del peatón y rendirlos ante la "escena del deseo". Recordá que el sector izquierdo resulta más visible -y teóricamente más vendedor- porque recibe más impactos visuales. Esos impactos se hacen menos o más débiles a medida que se desplaza la mirada.
Puertas adentro
La arquitectura interior se organiza para que los clientes circulen "dirigidos" hacia escenarios que provoquen una actitud positiva hacia la compra. Por ello se aconseja localizar el punto de acceso a la derecha del local, para situar al cliente en un punto de partida que propicie el sentido del flujo de circulación "natural": los clientes tienen una clara tendencia a dirigirse hacia el centro del establecimiento y girando en sentido contrario a las agujas del reloj. No olvidés que hacen falta espacios "ciegos", que son los que utilizarás para almacenamiento.
La disposición de los muebles es importantísima a la hora de crear atmósferas y ambientes que favorezcan la relación entre el consumidor y el formato del comercio. El diseño se elige a partir de la tipología del establecimiento, pero siempre con el objetivo de guiar al cliente hacia donde quieras que vaya. Otro elemento importante es la anchura y la longitud de los pasillos: hay que encontrar un equilibrio entre la rentabilidad, que exige maximizar la superficie destinada a vender y pretende pasillos estrechos, y la necesidad de que tus clientes estén cómodos y tengan perspectivas adecuadas de lo que estás exhibiendo en el mobiliario.
(Fuente: Merchandising. Teoría, práctica y estrategia, de Ricardo Palomares Borja)
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