Por Marcelo Aguaysol
13 Septiembre 2012
Casi un dibujo. Como el que comenzó a pintarse a principios de 2007, cuando virtualmente se intervino políticamente el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerró agosto con una variación del 0,9%, según el organismo, muy lejos del 1,9% que midieron las consultoras privadas para el mismo período. Pero esta es sólo la fotografía del Gran Buenos Aires. Cada vez menos provincias se animan a medir la inflación. Tucumán dejó de hacerlo -al menos públicamente- desde el 24 de abril de 2008, cuando el índice marcó una variación del 2%. Desde entonces, el silencio se apoderó del gobernador José Alperovich. De a poco, varios de sus pares adoptaron el mismo criterio. Ningún mandatario quiere contradecir los datos que aporta la gestión de la presidenta Cristina Fernández. Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, impuso multas a las consultoras privadas que se animaron a continuar la serie inflacionaria. Algunas se escudan a través de la inflación del Congreso, esa que difunden mensualmente los bloques opositores.
La última medición, la de agosto, marcó que los mayores aumentos de precios se observaron en el rubro Transporte y Comunicaciones, debido a los incrementos en los boletos y otros servicios del área metropolitana. Le siguen los reajustes observados en el rubro Esparcimiento, con cierto efecto estacional aún en el turismo y en revistas, libros y diarios. Así, la inflación acumulada durante los primeros ocho meses del año alcanzó al 6,8%. Para el último año, el Indec estimó que los precios subieron un 10%, muy lejos del 24,23% difundido por los bloques de diputados de la oposición. En consonancia con eso, las paritarias cerraron este año en torno de un 24%. Las remuneraciones, sin embargo, están perdiendo más terreno frente a la inflación. "La menor holgura de los acuerdos salariales de 2012, combinada con una inflación en ascenso, golpea de lleno en el bolsillo de las familias", dice un reciente informe difundido por el equipo de economistas del Banco Ciudad de Buenos Aires.
En otras palabras, esto deja casi sin cambios el poder adquisitivo del salario.
Los ingresos
La situación de los ingresos parece que no va a variar demasiado en lo que resta del año. Por esa razón, el 56% de los argentinos cree que esos ingresos se mantendrán igual que en los últimos meses, de acuerdo con el informe elaborado por la Universidad Católica Argentina (UCA) y TNS Gallup. Un 20% cree que disminuirá y casi la misma propción (19%) sostiene que aumentará su ingreso. Las opiniones más críticas se observan, particularmente, entre las mujeres, las clases más bajas (40%) y en el interior del país (37%).
Frente a esa percepción, el Gobierno nacional está tratando de sostener los niveles de consumo. No es casualidad que la Asignación Universal por Hijo haya subido en torno al 26%. Ese dato está más cerca de la inflación medida por las consultoras que la elaborada por el propio Indec. Los sectores con menos ingresos son los que más sienten los efectos de la inflación. No en vano, las canastas básicas han crecido en torno del 15% interanual al comparar el valor de agosto de este año respecto de igual mes de 2011. Eso representa cinco puntos porcentuales más que la inflación oficial.
El Indec calculó que la canasta básica alimentaria (CBA) para una familia tipo fue de $ 699 mensuales en agosto. Aquellos que no reúnan esa suma (unos $ 23 diarios o $ 5,82 por persona) sólo para comer caen en la indigencia. En el último año, esa canasta se encareció en $ 89,45. Tomando sólo los valores del organismo oficial, tanto las verduras (acumularon incrementos del 29,6% desde diciembre pasado) como las frutas (24,8%) han sido productos prohibitivos para la mesa de esos hogares.
En la valorización mensual del Indec, la canasta básica total (CBT) alcanzó los $ 1.555,43 mensuales en agosto, $ 208,10 menos que en igual mes del año pasado. Si un matrimonio con dos hijos menores no reúnen esos ingresos, están condenados a la pobreza. Desde hace un lustro, cada vez que se difunden estadísticas, nace una polémica. Algunos cálculos dicen, por ejemplo, que sólo el 7,2% de la población del Gran Tucumán-Tafí Viejo es pobre (unas 59.200 personas). Otros, en cambio, sostienen que la cifra roza el 30%, como sostiene Barrios de Pie. Ambos índices señalan que la pobreza no desapareció; lo admitió el propio Alperovich. Pero sí muestran que sigue ampliándose la brecha entre lo que el Estado percibe y lo que los privados calculan.
La última medición, la de agosto, marcó que los mayores aumentos de precios se observaron en el rubro Transporte y Comunicaciones, debido a los incrementos en los boletos y otros servicios del área metropolitana. Le siguen los reajustes observados en el rubro Esparcimiento, con cierto efecto estacional aún en el turismo y en revistas, libros y diarios. Así, la inflación acumulada durante los primeros ocho meses del año alcanzó al 6,8%. Para el último año, el Indec estimó que los precios subieron un 10%, muy lejos del 24,23% difundido por los bloques de diputados de la oposición. En consonancia con eso, las paritarias cerraron este año en torno de un 24%. Las remuneraciones, sin embargo, están perdiendo más terreno frente a la inflación. "La menor holgura de los acuerdos salariales de 2012, combinada con una inflación en ascenso, golpea de lleno en el bolsillo de las familias", dice un reciente informe difundido por el equipo de economistas del Banco Ciudad de Buenos Aires.
En otras palabras, esto deja casi sin cambios el poder adquisitivo del salario.
Los ingresos
La situación de los ingresos parece que no va a variar demasiado en lo que resta del año. Por esa razón, el 56% de los argentinos cree que esos ingresos se mantendrán igual que en los últimos meses, de acuerdo con el informe elaborado por la Universidad Católica Argentina (UCA) y TNS Gallup. Un 20% cree que disminuirá y casi la misma propción (19%) sostiene que aumentará su ingreso. Las opiniones más críticas se observan, particularmente, entre las mujeres, las clases más bajas (40%) y en el interior del país (37%).
Frente a esa percepción, el Gobierno nacional está tratando de sostener los niveles de consumo. No es casualidad que la Asignación Universal por Hijo haya subido en torno al 26%. Ese dato está más cerca de la inflación medida por las consultoras que la elaborada por el propio Indec. Los sectores con menos ingresos son los que más sienten los efectos de la inflación. No en vano, las canastas básicas han crecido en torno del 15% interanual al comparar el valor de agosto de este año respecto de igual mes de 2011. Eso representa cinco puntos porcentuales más que la inflación oficial.
El Indec calculó que la canasta básica alimentaria (CBA) para una familia tipo fue de $ 699 mensuales en agosto. Aquellos que no reúnan esa suma (unos $ 23 diarios o $ 5,82 por persona) sólo para comer caen en la indigencia. En el último año, esa canasta se encareció en $ 89,45. Tomando sólo los valores del organismo oficial, tanto las verduras (acumularon incrementos del 29,6% desde diciembre pasado) como las frutas (24,8%) han sido productos prohibitivos para la mesa de esos hogares.
En la valorización mensual del Indec, la canasta básica total (CBT) alcanzó los $ 1.555,43 mensuales en agosto, $ 208,10 menos que en igual mes del año pasado. Si un matrimonio con dos hijos menores no reúnen esos ingresos, están condenados a la pobreza. Desde hace un lustro, cada vez que se difunden estadísticas, nace una polémica. Algunos cálculos dicen, por ejemplo, que sólo el 7,2% de la población del Gran Tucumán-Tafí Viejo es pobre (unas 59.200 personas). Otros, en cambio, sostienen que la cifra roza el 30%, como sostiene Barrios de Pie. Ambos índices señalan que la pobreza no desapareció; lo admitió el propio Alperovich. Pero sí muestran que sigue ampliándose la brecha entre lo que el Estado percibe y lo que los privados calculan.
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