Por Federico Diego van Mameren
09 Septiembre 2012
Se sentaron en una de las tantas mesas de la casona de Crisóstomo Álvarez al 4.000. El Contador Público Nacional José y Marcelo Jorge Fuentes, senador por Neuquén, que preside la comisión que se ocupa de la unificación de los códigos Civil y Comercial. Ellos, de un lado; ellas, del otro. Las dos Beatriz (Rojkés de Alperovich y Diana Conti) acompañaban la charla distendida en la casa más poderosa de la Provincia. Las empanadas, el asado y los dulces regionales no fueron para ellos solos, ya que el diputado nacional Alfredo Carlos Dato se sumó a la tertulia que tuvo tres coordinadores: 1) Carlos Rojkés, el hermano de la número tres del país, que se ocupó de aceitar el traslado de los foráneos a Tucumán; 2) el legislador Guillermo Gassenbauer, que trabajó sobre las cuestiones previas a las exposiciones sobre la reforma que se desarrolló en la Legislatura, y 3) el comandante Juan Alberto Kaleñuk, que coordinó cada uno de los detalles del asado, inclusive las botellas de Catena Zapata.
A ese encuentro concurrió el "Doctor José", un hombre distendido, cordial, buen anfitrión, mesurado en sus palabras y respetuoso.
Esta persona nada tiene que ver con "Mister Alperovich", que esta semana nombró como su secretario privado a Oscar Bercovich. Este hombre podría ser un ciudadano más, pero se trata nada menos que del hijo de la vocal de la Corte Suprema de Justicia, Claudia Sbdar. "Mister Alperovich" también cambió la conducción de la Secretaría de Prensa y Difusión. Ubicó allí a Marcelo Ditinis, sin que le importen las exigencias constitucionales, que sólo le pedían un poco de paciencia y nada más.
Durante la semana aparecieron, alternativamente, el "Doctor José" y "Mister Alperovich". Como los "sijosesistas" no saben realmente cuál es uno y cuál, el otro les son fieles a ambos, por las dudas...
El sustantivo
Esta doble acción del mandatario provincial resulta fundamental, porque ayuda a justificar cualquier tipo de lógica. No hacen falta estudios de Economía en la Universidad Nacional de Tucumán, ni las visitas esporádicas a la Universidad de Columbia, en Nueva York, que coleccionó Bercovich. Tampoco son fundamentales los conocimientos que se puedan adquirir en la London School of Economics para entender el alperovichismo de Tucson. Política es sinónimo de "sijosesismo"; y el crecimiento es directamente proporcional a la cercanía del mandatario. Tucson es así. El hijo del vocal de la Corte lo debe haber entendido así, por eso decidió seguir al gobernador a sol y a sombra. Tiene ejemplos irrefutables: Guillermo Gassenbauer y Ditinis. La escuela de José es mucho más efectiva que cualquier universidad o posgrado.
En cualquiera de las universidades debe resultar difícil justificar estas decisiones. Pero más complicado aun será para la vocal de la Corte defender su independencia sobre cuestiones ligadas al mandatario, que puso bajo el ala nada menos que a su hijo. A "Mister Alperovich" no le preocupa en lo más mínimo ni siquiera que el "Doctor José" en algún momento llegue a hablar de la independencia interpoderes o de la calidad institucional de su gestión. Un esfuerzo innecesario que golpean los efectos intelectuales nada más que por seguir el olfato "churchileano" de Alperovich.
El artículo
"Mister Alperovich" no acepta ninguna crítica. Para él sólo vale su voluntad y su decisión. Cuando el "Doctor José" se hizo redactar la Constitución de 2006, sus exégetas escribieron el artículo 61. Allí pusieron: "La aceptación por parte de un legislador de un empleo público nacional, provincial o municipal deja vacante su banca de legislador. La Legislatura podrá otorgar licencia a un legislador para desempeñar un cargo o función en otro Poder del Estado nacional, provincial o municipal, como así también cubrir provisoriamente su banca durante el tiempo que dure su licencia, con el candidato que le suceda en la lista...". La designación de Ditinis fue tomada por el "Doctor José", pero "Mister Alperovich" fue incapaz de esperar y, mucho menos, de respetar la Carta Magna para cumplir con las necesidades que tenía en el Poder Ejecutivo. Pudieron ordenar una reunión urgente de la Cámara o esperar unos días. La decisión de "Mister Alperovich" fue hágase, aunque la Constitución diga lo contrario.
Circunstancial de lugar
El viernes se abrieron las puertas de la Expo. Parece que el "Doctor José" mandó a todos sus hombres. En Cebil Redondo se mezclaron alperovichistas con ruralistas. Primó el respeto y la responsabilidad que les compete, tanto a gobernantes como a dirigentes de la producción tucumana, dispuestos a compartir y a trabajar en forma conjunta, aunque las ideologías los separen. Apenas terminó la ceremonia todos se dirigieron hacia la casa del gobernador donde seguramente los esperaba "Mister Alperovich", el que no fue y el que, indudablemente, necesita quedar bien, siempre, con la Casa Rosada.
La política de este principio de siglo parece atada a las contradicciones y bipolaridades que exponía Robert Louis Stevenson en El extraño caso del doctor Jekyll y Mister Hyde.
Objeto indirecto
En la Legislatura, la designación de Ditinis fue tomada como una falta de respeto más que le hizo "Mister Alperovich" a la Cámara. En voz alta, ningún legislador oficialista es capaz de decir nada. Escondidos en el anonimato más de un "sijosesista" se pregunta por qué no se aplicó la Constitución tal cual se hizo con el mismísimo vicegobernador que, antes de ser un supuesto enriquecido ilícitamente, esperó el permiso de la Legislatura para convertirse en Ministro de Salud de la Nación y licenciado vicegobernador.
En la Legislatura quedó marcada la sanción contra el legislador "de la sierra", José Conte. Mientras este era denunciado por tala indiscriminada, la Legislatura lo castigó y lo multó por sus ausencias al recinto. El merecido castigo abrió interrogantes sobre el comportamiento de los representantes del pueblo. Ocurre que algunas veces, hombres y mujeres están presentes al comienzo de la sesión, pero mucho antes de que esta finalice hacen mutis por el foro. En otra década quedaron aquellas sesiones donde era tan ajustada la diferencia entre oficialistas y opositores que nadie se movía de su banca. Hoy, la exagerada mayoría genera ausencias.
Sujeto compuesto
El gobernador y sus "sijosesistas" ya sienten que la Casa de Gobierno es el living de su casa. No es para menos, hace casi dos lustros que los despachos tienen los mismos inquilinos. Debido a ello, el mandatario, en especial el "Doctor José", no admite críticas y, a veces, él también reacciona como "Mister Alperovich". Se funden los dos, como la invención de Robert Louis Stevenson de 1886. Esta doble personalidad es el resultado del unitarismo de la sociedad argentina y de un federalismo casi extorsivo. "No hay otra, así funciona la democracia de hoy", confesó alguna vez el propio "Doctor José", a sabiendas de que "Mister Alperovich" lo estaba escuchando.
A ese encuentro concurrió el "Doctor José", un hombre distendido, cordial, buen anfitrión, mesurado en sus palabras y respetuoso.
Esta persona nada tiene que ver con "Mister Alperovich", que esta semana nombró como su secretario privado a Oscar Bercovich. Este hombre podría ser un ciudadano más, pero se trata nada menos que del hijo de la vocal de la Corte Suprema de Justicia, Claudia Sbdar. "Mister Alperovich" también cambió la conducción de la Secretaría de Prensa y Difusión. Ubicó allí a Marcelo Ditinis, sin que le importen las exigencias constitucionales, que sólo le pedían un poco de paciencia y nada más.
Durante la semana aparecieron, alternativamente, el "Doctor José" y "Mister Alperovich". Como los "sijosesistas" no saben realmente cuál es uno y cuál, el otro les son fieles a ambos, por las dudas...
El sustantivo
Esta doble acción del mandatario provincial resulta fundamental, porque ayuda a justificar cualquier tipo de lógica. No hacen falta estudios de Economía en la Universidad Nacional de Tucumán, ni las visitas esporádicas a la Universidad de Columbia, en Nueva York, que coleccionó Bercovich. Tampoco son fundamentales los conocimientos que se puedan adquirir en la London School of Economics para entender el alperovichismo de Tucson. Política es sinónimo de "sijosesismo"; y el crecimiento es directamente proporcional a la cercanía del mandatario. Tucson es así. El hijo del vocal de la Corte lo debe haber entendido así, por eso decidió seguir al gobernador a sol y a sombra. Tiene ejemplos irrefutables: Guillermo Gassenbauer y Ditinis. La escuela de José es mucho más efectiva que cualquier universidad o posgrado.
En cualquiera de las universidades debe resultar difícil justificar estas decisiones. Pero más complicado aun será para la vocal de la Corte defender su independencia sobre cuestiones ligadas al mandatario, que puso bajo el ala nada menos que a su hijo. A "Mister Alperovich" no le preocupa en lo más mínimo ni siquiera que el "Doctor José" en algún momento llegue a hablar de la independencia interpoderes o de la calidad institucional de su gestión. Un esfuerzo innecesario que golpean los efectos intelectuales nada más que por seguir el olfato "churchileano" de Alperovich.
El artículo
"Mister Alperovich" no acepta ninguna crítica. Para él sólo vale su voluntad y su decisión. Cuando el "Doctor José" se hizo redactar la Constitución de 2006, sus exégetas escribieron el artículo 61. Allí pusieron: "La aceptación por parte de un legislador de un empleo público nacional, provincial o municipal deja vacante su banca de legislador. La Legislatura podrá otorgar licencia a un legislador para desempeñar un cargo o función en otro Poder del Estado nacional, provincial o municipal, como así también cubrir provisoriamente su banca durante el tiempo que dure su licencia, con el candidato que le suceda en la lista...". La designación de Ditinis fue tomada por el "Doctor José", pero "Mister Alperovich" fue incapaz de esperar y, mucho menos, de respetar la Carta Magna para cumplir con las necesidades que tenía en el Poder Ejecutivo. Pudieron ordenar una reunión urgente de la Cámara o esperar unos días. La decisión de "Mister Alperovich" fue hágase, aunque la Constitución diga lo contrario.
Circunstancial de lugar
El viernes se abrieron las puertas de la Expo. Parece que el "Doctor José" mandó a todos sus hombres. En Cebil Redondo se mezclaron alperovichistas con ruralistas. Primó el respeto y la responsabilidad que les compete, tanto a gobernantes como a dirigentes de la producción tucumana, dispuestos a compartir y a trabajar en forma conjunta, aunque las ideologías los separen. Apenas terminó la ceremonia todos se dirigieron hacia la casa del gobernador donde seguramente los esperaba "Mister Alperovich", el que no fue y el que, indudablemente, necesita quedar bien, siempre, con la Casa Rosada.
La política de este principio de siglo parece atada a las contradicciones y bipolaridades que exponía Robert Louis Stevenson en El extraño caso del doctor Jekyll y Mister Hyde.
Objeto indirecto
En la Legislatura, la designación de Ditinis fue tomada como una falta de respeto más que le hizo "Mister Alperovich" a la Cámara. En voz alta, ningún legislador oficialista es capaz de decir nada. Escondidos en el anonimato más de un "sijosesista" se pregunta por qué no se aplicó la Constitución tal cual se hizo con el mismísimo vicegobernador que, antes de ser un supuesto enriquecido ilícitamente, esperó el permiso de la Legislatura para convertirse en Ministro de Salud de la Nación y licenciado vicegobernador.
En la Legislatura quedó marcada la sanción contra el legislador "de la sierra", José Conte. Mientras este era denunciado por tala indiscriminada, la Legislatura lo castigó y lo multó por sus ausencias al recinto. El merecido castigo abrió interrogantes sobre el comportamiento de los representantes del pueblo. Ocurre que algunas veces, hombres y mujeres están presentes al comienzo de la sesión, pero mucho antes de que esta finalice hacen mutis por el foro. En otra década quedaron aquellas sesiones donde era tan ajustada la diferencia entre oficialistas y opositores que nadie se movía de su banca. Hoy, la exagerada mayoría genera ausencias.
Sujeto compuesto
El gobernador y sus "sijosesistas" ya sienten que la Casa de Gobierno es el living de su casa. No es para menos, hace casi dos lustros que los despachos tienen los mismos inquilinos. Debido a ello, el mandatario, en especial el "Doctor José", no admite críticas y, a veces, él también reacciona como "Mister Alperovich". Se funden los dos, como la invención de Robert Louis Stevenson de 1886. Esta doble personalidad es el resultado del unitarismo de la sociedad argentina y de un federalismo casi extorsivo. "No hay otra, así funciona la democracia de hoy", confesó alguna vez el propio "Doctor José", a sabiendas de que "Mister Alperovich" lo estaba escuchando.
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