El debate político en la Argentina actual

El debate político en la Argentina actual

Múltiples son las perspectivas que admite. El debate político es multidimensional, particular y general a la vez, diversificado y álgido. Todos tienen lugar para debatir en una sociedad democrática, no solo "los educados".

El debate político en la Argentina actual
02 Septiembre 2012

Entre la variedad de perspectivas que el tema admite, me limitaré a mencionar cinco.

1. El debate político es multidimensional. Se da en varias escalas de manera simultánea e interconectada. Se da a escala global, regional, nacional, intrarregional, provincial y local. Resulta cada vez más difícil aislar un campo de otro. Entre los ejemplos está la cuestión energética (que es global, sudamericana, argentino-española, con fuerte influencia regional por parte de las provincias productoras, y local por su impacto en materia de reactivación industrial).

2. Es un debate particular y general a la vez, pues involucra cuestiones muy puntuales pero que remiten a marcos ideológicos que las explican. Es decir, hay un debate entre modelos de país y de sociedad. Por ejemplo, la discusión sobre el dólar es mucho más que una cuestión sobre cómo ahorrar; involucra definiciones sobre modos de construir una economía. Algo similar ocurre con el debate en torno a la discusión política en las escuelas, el tema va mucho más allá de la historieta El Eternauta; pone de manifiesto formas de entender a la juventud y al sistema educativo.

3. El debate se ha diversificado. Esto es un signo positivo pues no podemos circunscribirlo a lo que dicen o no "los políticos". Hoy se entrecruzan espacios tradicionales con otros de nuevo cuño. Hay diversificación de canales (dónde y cómo se debate), de voces (a quiénes se escucha), de temas (la agenda no es impuesta por un centro sino que está sujeta a múltiples fuerzas que la configuran). Esto es muy positivo para un país que vivió desde 1930 y hasta 1983 bajo una profunda inestabilidad democrática.

Argentina cuenta con una herencia negativa en cuanto a la censura de opiniones, la proscripción de fuerzas políticas, la desaparición de personas y el ocultamiento de datos, pero a la vez tiene un alto nivel de politización y capacidad de movilización de sus habitantes, una prensa fuerte, con expresiones variadas y cuya calidad se destaca en América latina. Estos son condimentos esenciales para una sociedad con mayor debate, politizada y más democrática.

4. El debate es muy álgido. Bienvenido, pues significa el fin del pensamiento único. El neoliberalismo ha cedido terreno y la dictadura de las no alternativas ha sido destituida en un clima de revisión de lo que parecían verdades o modelos incuestionables. Cabe destacar que América latina tiene un lugar importante en este escenario. Mientras en los países "centrales" se debaten entre crisis de gobernabilidad y falta de ideas sobre cómo afrontarlas, en otras latitudes surgen modelos de desarrollo capaces de debatir de igual a igual con las recetas y modelos tradicionales. Un buen ejemplo de esta transformación es el lugar que los BRICS ocupan a escala global.

5. Por ultimo quisiera destacar que el debate, la confrontación de ideas y la puja entre modelos alternativos está incentivado y promovido tanto desde el gobierno como desde los demás sectores políticos, sociales, económicos y culturales. Prácticamente no existe medida, institución o proyecto que no sea sometido a debates legislativos, mediáticos, en redes sociales, partidarios, en la mesa familiar o en los ámbitos educativos y de representación sindical.

Una conclusión: Es fácil decir que se debate mucho pero con poca calidad (porque la gente no sabe, porque está influenciada, cooptada, porque le falta educación). Esta actitud es simplista, despectiva y nociva. En democracia, cantidad puede ser calidad. No puede haber mejor debate si no hay mayor volumen de discusión. Debemos estar dispuestos a tolerar la diversidad de voces sin medirla de acuerdo a estándares anacrónicos de educación, cultura o buenos modales. Todos tienen lugar para debatir en una sociedad democrática, no solo "los educados". Siempre es más saludable una sociedad politizada a una apática. Pues la apatía es la ideología del egoísmo.

© LA GACETA Juan Pablo Litchmajer - Doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Essex, rector de la Universidad San Pablo T.

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