Dos hermanos separados por la guerra

Dos hermanos separados por la guerra

Ayer se cumplieron 22 años del incidente que enemistó a Divac y Petrovic en Buenos Aires

EL MOMENTO CLAVE. Un fotógrafo retrató el instante en que Divac tomó la bandera de Croacia en el Luna Park. COLOMBIANBASKETBALL.BLOGSPOT.COM EL MOMENTO CLAVE. Un fotógrafo retrató el instante en que Divac tomó la bandera de Croacia en el Luna Park. COLOMBIANBASKETBALL.BLOGSPOT.COM
Pocos podrán contar la historia mejor que Michael Tolajian en su documental, "Once brothers" ("Fueron hermanos"). Quizás nadie lo hará aunque seguir relatándola con la probabilidad de no hacerlo tan bien, es un riesgo que merece ser corrido. Vlade Divac y Drezan Petrovic, dos de los más grandes basquetbolistas de la historia de la vieja Yugoslavia, comenzaron a romper su amistad casi sanguínea un día como ayer pero hace 22 años y fue en Argentina. A partir de ese 20 de agosto de 1990, su relación no hizo más que reflejar la Guerra de los Balcanes que se desataría después.

Todo había comenzado en una preselección yugoslava un par de años antes en la que sin importar los orígenes (había jugadores de Serbia, Croacia, Eslovenia, etcétera) reunieron a jugadores como Toni Kukoc o Dino Radja y harían del equipo no sólo uno de los mejores del mundo, sino también una verdadera familia. Obviamente, los hermanos de ese primer hogar que significaron los Juegos Olímpicos de Seúl en el '88 eran Vlade (serbio) y Drazen (croata).

Ambos condujeron a su equipo a una inesperada medalla de plata y esa fue la carta de presentación para que ambos emigraran a la NBA. Divac había sido seleccionado por Los Angeles Lakers y Petrovic por los Portland Trail Blazers. Sin saberlo habían abierto las puertas de la mejor liga del mundo a los extranjeros que hasta allí eran mirados de reojo.

Sin embargo, ese reconocimiento tardaría en llegar, sobre todo para el "Mozart del basquetbol", como llamaban a Petrovic en Europa, donde anotar 40 puntos era común para él. "Dicen que una vez llegó a hacer 100", recuerda Divac en uno de los documentales que ESPN grabó para su aniversario 30. Pero en los Blazers, apenas si tenía 15 minutos de juego saliendo desde el banco y atrás de estrellas locales como Danny Ainge, Clyde Drexler y Terry Porter.

Diferente era la situación de su amigo, que en Hollywood y con todos los flashes demostraba que en la pintura, mandaba él. El panorama para Petrovic llegó a ser insostenible. "Había noches que sólo hablábamos por teléfono: trataba de alentarlo diciéndole que su momento llegaría", dijo el pivote.

Con ese sostén, Petrovic decidió quedarse y para cuando la temporada '89/90 finalizó había un nuevo desafío junto a su familia: el mundial de Argentina. Tal era la unión que Yugoslavia llegó a la final ese 20 de agosto y derrotó a la URSS en el Luna Park. Segundos después del pitazo final, cuando todo era festejo, un fanático ingresó con una bandera croata. "Entró y me decía: 'Serbia es una mierda'", contó Divac cuya primera reacción fue quitársela y tirarla.

En ese momento la celebración continuó pero cuando volvieron a casa, la historia de cómo Vlade había "insultado a Croacia" estaba en todas partes y a Petrovic no le había gustado nada. Poco a poco, dejaron de frecuentarse hasta no hablarse jamás. A Petrovic le llegaba su momento de gloria en su nueva casa, los Nets y su amigo, que lo había ayudado, no podía disfrutarlo junto a él.

Como en ellos, en Yugoslavia la guerra se recrudecía y ellos se alejaban aún más. El final sería triste para ambas peleas. Hubo más de 250.000 muertos por el conflicto bélico y en 1993, "Mozart" falleció en un accidente automovilístico. El escolta fue despedido como héroe en un país que hasta hoy le sigue guardando rencor a Divac.

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