Por Roberto Espinosa
08 Agosto 2012
Un santiagueño for export en tierra tucumana, y un bandeño del estero fueron intercambiando letras y músicas, entre "gatos" tucumanos, como no puede ser de otra manera, fueron alumbrando un tendal de piezas, con variados ritmos y distintos sentires. La historia del periodista y cuentista Luis César Urtubey con el folclorista Chingolo Suárez data de la década de 1990. Las letras, sencillas y varias con vuelo poético, hablan del amor, la infancia feliz, la amistad, la pertenencia, personajes típicos como el challuero (pescador), algunas con tono humorístico. El corazón santiagueño planea en estas composiciones con perfume a tierra y a estero. Suárez es un perito en los ritmos criollos, llama la atención su creatividad y musicalidad. "Soy de Salavina", "Te estoy buscando", "Bailando este gatito", "Changuito de Alijilán", "Traveseando" y "El asustao", un afectuoso y risueño homenaje al escritor Octavio Cejas, se hallan entre lo mejor de esta producción. Al canto de Suárez se suman el santiagueño Migui Cáceres y los tucumanos "Russo" Nieto y el Mono Villafañe, que entrega una sentida versión de Changuito de Alijilán. Muy buenas las caricaturas de Ricardo Heredia. Urtubey y Suárez logran un machimbre con gustito a mistol por donde se lo mire. Una buena yunta para alegría del folclore.
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