Una noche imborrable
Uno, Juventud Unida, se llevó el deleite incomparable al que sabe cada conquista de un campeonato. Otro, Atlético, su frustración por un título que se le escapó de las manos. Los dos reconciliaron al básquet doméstico con el espíritu que anida en el deporte, más allá del resultado. Los ganadores le dieron rienda suelta a su euforia; el "decano" mostró grandeza en la derrota. Cerca de un millar y medio de espectadores presenciaron una final tremendamente dramática y espectacular. El básquet, agradecido.

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