Una particular exégesis de los Redonditos de Ricota

Una particular exégesis de los Redonditos de Ricota

una gran parodia narrada con un humor brillante y delirante.

QUIMERA. Con valentía, Magnus corre el sensato peligro de encarar una lírica única en la letrística de la música nacional y de la poesía argentina. QUIMERA. Con valentía, Magnus corre el sensato peligro de encarar una lírica única en la letrística de la música nacional y de la poesía argentina.
05 Agosto 2012
Novela
LA CUADRATURA DE LA REDONDEZ
ARIEL MAGNUS

(Interzona - Buenos Aires)

El filólogo cuarentón Atila Schwarzman está de novio con una joven fanática e incondicional de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Con ella presencia aquel mítico recital en el estadio Chateau Carreras del 4 de agosto de 2001, a la postre la última presentación en vivo de la banda. Luego de eso, su joven novia lo abandona, por yeta.

Entonces Schwarzman, chiflado y obnubilado por la poética del Indio Solari, se propone llevar adelante una interpretación "total y definitiva" de todas las canciones de los Redondos: se convierte en "redondólogo".

Enloquece; es internado en un manicomio y, tiempo después, muere. Cinco de sus discípulos recuperan su obra y la corrigen, anotan, comentan y glosan. ¿Cómo le llega esto a Magnus? Un virus entra en su computadora; la lleva a reparar y, al volver a su casa, encuentra en la PC un archivo nuevo, extraño. Teme que sea otro virus; no se decide a abrirlo; al fin lo hace y, con lo que se encuentra, es con la obra de Schwarzman (editada por sus discípulos en formato digital que, ahora, gracias a Magnus, llega al papel).

Lo cierto es que La cuadratura de la redondez. Interpretación anotada de las canciones de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, de Ariel Magnus, es un continuo juego de citas (falsas, verdaderas), personajes apócrifos, intertextualidades varias; un espacio borgeano, si se quiere; una gran parodia narrada con un humor brillante y delirante con el cual reírse hasta la hilaridad.

La poética redonda
Es que resulta por lo menos extraño releer el discurso de Solari -el poder críptico de su poética, lindante con lo indescifrable pero a la vez tan asimilado por el inconsciente colectivo, que lo ha llevado a ser único en el mundo de la canción y de las letras- en contraste con las dislocadas interpretaciones de Schwarzman.

Para él, "Ñam fri frufi fali fru" habla de cómo alimentar a un bebé; "Jijiji", del casamiento; "Vencedores vencidos", del peronismo; "La bestia pop", de cine; "Música para pastillas", de una guitarra eléctrica; "Motorpsico", de un jugador compulsivo; "El infierno está encantador", de la infidelidad. "Colón es el primer ricotero", por querer demostrar que la Tierra es redonda, y todo "¡Bang! ¡Bang! Estás liquidado" versa sobre vendedores ambulantes. Y así.

Hay en La cuadratura de la redondez -entre tantas otras cosas-, el peligro sensato que corre Magnus, su valentía para encarar esta tarea paródica de una lírica única no sólo en la letrística de la música nacional, sino también de la poesía argentina, la obra de una banda que editó 11 discos y que hoy es "la biblia auditiva de varias generaciones de argentinos".

Sólo los versos ricoteros permiten que un libro así sea posible. Hecho, acaso, para un público respetable.

© LA GACETA

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Hernán Carbonel

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