La china Ye divide las aguas
Sebastián Fest - DPA
LONDRES.- Dos letras para un mar de dudas: Ye. Al nadar más rápido que los hombres, la china Ye Shiwen convirtió la piscina de los Juegos Olímpicos en un hervidero de sospechas. La adolescente de 16 años mejoró el sábado en 1,02 segundos el récord mundial en los 400 metros libres, y en los últimos 50 metros, con 28" 93 centésimas, fue más veloz incluso que el estadounidense Ryan Lochte, campeón olímpico de la distancia, que registró 29"10 centésimas.
"Increíble" y "perturbador", dijo a "The Guardian" John Leonard, el director ejecutivo de la Asociación Mundial de Entrenadores de Natación. "Trae muchos malos recuerdos", añadió, refiriéndose a la irlandesa Michelle Smith y su asombrosa actuación para el oro en Atlanta 96. Luego fue sancionada por cuatro años en 1998 al dar positivo por el esteroide androstenediona. Leonard intentó medir sus palabras -"debemos ser muy cuidadosos en cuanto a llamar a esto doping"-, pero aseguró que cada vez que en la historia de la natación se vio algo "increíble", el tiempo se encargó de poner las cosas en su lugar.
La prensa mundial exhibió sus dudas. "¿Sensación de la natación, fenómeno de la naturaleza o algo oscuro y siniestro?", se preguntó el "Toronto Star". Y la australiana Stephanie Rice, campeona olímpica en Pekín 2008 en la misma especialidad, calificó la marca de Yen de "descabelladamente veloz".
Lo cierto es que la china tiene cara de niña, pero unos hombros anchos y brazos musculosos. Su récord mundial del sábado, con 4:28,43 minutos, fue el primero entre las mujeres en la especialidad desde que los bañadores high-tech fueran prohibidos a principios de 2010.
Lochte ya comentó que la marca de Ye fue el centro de la conversación con sus colegas el sábado, la misma noche en que él conquistó el oro en los 400 estilos relegando a Michael Phelps. Y al norteamericano tampoco le pasó inadvertida la megamarca china: "a todos nos impactó e impresionó mucho su ritmo".
Las dudas llegaron al Comité Olímpico Internacional (COI), cuyo jefe médico, Arne Ljungqvist, eludió el tema con elegancia: "no me gustan las sospechas y aplaudo en tanto no tenga razón para no hacerlo".
Mark Spitz, siete veces oro en la natación de Múnich 72 también quedó asombrado con lo hecho por una niña que, ya fue campeona en los Mundiales de Shanghai 2011. "Nunca en mi vida he visto un ejemplo así de cómo despegarse de los rivales en los últimos 25 metros", dijo el ídolo, que parece tener dudas sobre el futuro de Yen: "tendremos que esperar y ver si sigue ahí en la próxima competición internacional". (DPA)