31 Julio 2012
PRIMER CASO DEL MUNDO. Timothy Brown -izquierda- se saca fotos con un amigo al salir de la conferencia. REUTERS
"Estoy delante de ustedes como el único paciente que puede asegurar que logró erradicar completamente el VIH de su organismo", expresó el norteamericano Timothy Brown, durante la XIX Conferencia Mundial sobre el Sida, que se celebra en Washington.
Tim, de 47 años, contrajo el virus en 1995 cuando era estudiante universitario en Berlín, Alemania. "Mi reacción fue la misma de todos los que éramos diagnosticados en aquel momento: me aterroricé", relata en su página web. Por aquellos años tener sida equivalía a estar desahuciado. Los médicos le pronosticaron dos años de vida pero sobrevivió más de diez gracias al cóctel de drogas antirretrovirales que tomaba a diario. En 2006 volvió a estar al borde de la muerte: le detectaron leucemia. Era necesario realizarle un trasplante de médula. Entonces, el hematólogo que lo trató, Gero Huetter, tuvo una idea brillante: seleccionó de entre los 67 donantes compatibles al único que tenía una mutación particular en sus genes. Las nuevas células que recibió Tim no tenían el receptor CCR5, que es la puerta de entrada del virus al cuerpo. De esta manera, el VIH no tuvo como reproducirse en su organismo.
El sida se había ido pero la leucemia regresó a su cuerpo, así que Tim se sometió a un segundo trasplante con células madre del mismo donante. La recuperación de esta segunda operación fue dolorosa y le dejó secuelas neurológicas. Pero finalmente los especialistas le diagnosticaron que ya no tenía rastros de sida ni de leucemia.
Los especialistas lo conocen como "el paciente de Berlín" y su caso abre las puertas para una eventual cura contra el virus que afecta a 34 millones de personas en el mundo.
Sin embargo, el trasplante de células madre no es viable como tratamiento generalizado para pacientes con VIH, porque es muy difícil hallar un donante compatible y mucho más difícil alguien que también lleve el gen del VIH resistente. Sólo 1% de la población del norte de Europa presentan la mutación.
"Los médicos me repiten una y otra vez que estoy totalmente curado, pero no quiero ser el único del mundo", expresa Tim. No obstante, el caso de Tim demuestra que curar el sida sí es posible y les da a los científicos una pista valiosa para seguir. También despiertan optimismo los estudios de personas que a pesar de haber tenido contacto con el VIH, no se infectaron.
Tim, de 47 años, contrajo el virus en 1995 cuando era estudiante universitario en Berlín, Alemania. "Mi reacción fue la misma de todos los que éramos diagnosticados en aquel momento: me aterroricé", relata en su página web. Por aquellos años tener sida equivalía a estar desahuciado. Los médicos le pronosticaron dos años de vida pero sobrevivió más de diez gracias al cóctel de drogas antirretrovirales que tomaba a diario. En 2006 volvió a estar al borde de la muerte: le detectaron leucemia. Era necesario realizarle un trasplante de médula. Entonces, el hematólogo que lo trató, Gero Huetter, tuvo una idea brillante: seleccionó de entre los 67 donantes compatibles al único que tenía una mutación particular en sus genes. Las nuevas células que recibió Tim no tenían el receptor CCR5, que es la puerta de entrada del virus al cuerpo. De esta manera, el VIH no tuvo como reproducirse en su organismo.
El sida se había ido pero la leucemia regresó a su cuerpo, así que Tim se sometió a un segundo trasplante con células madre del mismo donante. La recuperación de esta segunda operación fue dolorosa y le dejó secuelas neurológicas. Pero finalmente los especialistas le diagnosticaron que ya no tenía rastros de sida ni de leucemia.
Los especialistas lo conocen como "el paciente de Berlín" y su caso abre las puertas para una eventual cura contra el virus que afecta a 34 millones de personas en el mundo.
Sin embargo, el trasplante de células madre no es viable como tratamiento generalizado para pacientes con VIH, porque es muy difícil hallar un donante compatible y mucho más difícil alguien que también lleve el gen del VIH resistente. Sólo 1% de la población del norte de Europa presentan la mutación.
"Los médicos me repiten una y otra vez que estoy totalmente curado, pero no quiero ser el único del mundo", expresa Tim. No obstante, el caso de Tim demuestra que curar el sida sí es posible y les da a los científicos una pista valiosa para seguir. También despiertan optimismo los estudios de personas que a pesar de haber tenido contacto con el VIH, no se infectaron.
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