Por Marcelo Aguaysol
10 Julio 2012
ALFOMBRA ROJA PARA ELLA. Cristina se acerca a saludar a los miembros de los pueblos originarios, en uno de los patios centrales de la Casa Histórica. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
"¡Mamá, mamá, los granaderos están adentro! ¿Por qué no salen?". Detrás del metálico cercado, el niño no pudo apreciar la Fanfarria Militar del "Alto Perú" (más temprano había acompañado el izamiento). Sus integrantes estaban formados dentro del primer patio de la Casa Histórica a la espera del tradicional homenaje a los próceres de 1816. Ellos son la atracción de los más pequeños. Los grandes (muchos turistas mezclados con el personal de seguridad) esperan por ella, por la presidenta Cristina Fernández que, con su presencia en esta ciudad, cumplía con aquel decreto que declaró a Tucumán como la Capital de la República, cada 9 de julio desde 1991.
La jefa de Estado permaneció casi 15 minutos en la histórica casona ubicada en la segunda cuadra de la calle Congreso. La mitad de su tiempo lo dedicó a los saludos protocolares a los funcionarios, eludiendo así toda posibilidad de visitar la Casa de Gobierno provincial. La otra mitad, se dividió entre el Himno Nacional, la colocación de ofrendas florales; el minuto de silencio en homenaje a los congresales de 1816 y la firma del libro de visitantes ilustres. Todo transcurrió entre las 13.15 y 13.32. También la entrega simbólica del Acta de Declaración de la Independencia (versión en español y en quechua) a ocho representantes de las comunidades aborígenes, cuando ingresó a la casona.
Antes, durante y después de la visita presidencial a la Casa Histórica predominaron los gestos y unas que otras palabras.
• Como el del vicepresidente Amado Boudou que, junto con el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, fue uno de los primeros de la comitiva nacional en ingresar al recinto. "Esta provincia no tiene nada que ver con lo que fue hace nueve años, gracias al modelo y a la gestión de José Alperovich", dijo en una breve charla con los periodistas, mientras la Fanfarria le dedicaba "Arde la ciudad", un tema de La Mancha de Rolando, característico en cada presentación del vice.
• En la línea sucesoria de la Presidenta, Beatriz Rojkés también tuvo su aporte en la cálida mañana del día patrio. "La vida es un cambio permanente", dijo la presidenta provisional del Senado y esposa del mandatario provincial. Minutos antes y aferrada al gobernador Bernabé Aráoz (uno de los actores del grupo teatral "Los Intérpretes", que representó a personajes de la época) exclamó: "suerte que tengo un gobernador en quien agarrarme".
• Cristina Fernández sólo tuvo palabras de agradecimiento. "Gracias, gracias, gracias", se limitó a decir en el patio de la Casa Histórica y hacia todos los que estaban allí, particularmente a los miembros de las comunidades indígenas que pudieron ingresar (otros como los de la Base Riarte, desalojados en Trancas, tuvieron que conformarse con mostrarle a la jefa de Estado su queja a través de carteles, detrás de la cerca perimetral que rodeó la casona).
• Un verdadero corralito. Eso fue la Casa Histórica. Nadie podía salir del cercado; tampoco entrar. Ceremonial de Presidencia trató, por todos los medios, de evitar preguntas a la jefa de Estado. Salvo el ministro del Interior, Florencio Randazzo (minimizó los roces con el bonaerense Daniel Scioli), y Boudou, ningún otro funcionario se acercó a responder preguntas a los periodistas.
• De los 180 miembros de la comitiva nacional que llegaron a Tucumán, tal vez el que más exteriorizó su agrado por el recibimiento en la Casa Histórica fue el secretario de Comercio, Guillermo Moreno; quedó encantado con la "Niña Esperanza" del grupo "Los Intérpretes", que lo acompañó hasta el salón de la jura. Al salir, Moreno le agradeció el gesto.
Al salir Cristina rumbo al hipódromo -donde se hizo el acto central-, todos abandonaron el histórico solar. Incluso los granaderos. Sólo quedaba el personal del Museo y Lara, una de las primeras en ingresar y una de las últimas en retirarse. Se trata de la perra de la división Explosivos de la Policía Federal que, desde hace ocho años, tiene la misión de prevenir y preservar la integridad de la Presidenta en cada acto que se organiza en cualquier punto del territorio nacional.
La jefa de Estado permaneció casi 15 minutos en la histórica casona ubicada en la segunda cuadra de la calle Congreso. La mitad de su tiempo lo dedicó a los saludos protocolares a los funcionarios, eludiendo así toda posibilidad de visitar la Casa de Gobierno provincial. La otra mitad, se dividió entre el Himno Nacional, la colocación de ofrendas florales; el minuto de silencio en homenaje a los congresales de 1816 y la firma del libro de visitantes ilustres. Todo transcurrió entre las 13.15 y 13.32. También la entrega simbólica del Acta de Declaración de la Independencia (versión en español y en quechua) a ocho representantes de las comunidades aborígenes, cuando ingresó a la casona.
Antes, durante y después de la visita presidencial a la Casa Histórica predominaron los gestos y unas que otras palabras.
• Como el del vicepresidente Amado Boudou que, junto con el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, fue uno de los primeros de la comitiva nacional en ingresar al recinto. "Esta provincia no tiene nada que ver con lo que fue hace nueve años, gracias al modelo y a la gestión de José Alperovich", dijo en una breve charla con los periodistas, mientras la Fanfarria le dedicaba "Arde la ciudad", un tema de La Mancha de Rolando, característico en cada presentación del vice.
• En la línea sucesoria de la Presidenta, Beatriz Rojkés también tuvo su aporte en la cálida mañana del día patrio. "La vida es un cambio permanente", dijo la presidenta provisional del Senado y esposa del mandatario provincial. Minutos antes y aferrada al gobernador Bernabé Aráoz (uno de los actores del grupo teatral "Los Intérpretes", que representó a personajes de la época) exclamó: "suerte que tengo un gobernador en quien agarrarme".
• Cristina Fernández sólo tuvo palabras de agradecimiento. "Gracias, gracias, gracias", se limitó a decir en el patio de la Casa Histórica y hacia todos los que estaban allí, particularmente a los miembros de las comunidades indígenas que pudieron ingresar (otros como los de la Base Riarte, desalojados en Trancas, tuvieron que conformarse con mostrarle a la jefa de Estado su queja a través de carteles, detrás de la cerca perimetral que rodeó la casona).
• Un verdadero corralito. Eso fue la Casa Histórica. Nadie podía salir del cercado; tampoco entrar. Ceremonial de Presidencia trató, por todos los medios, de evitar preguntas a la jefa de Estado. Salvo el ministro del Interior, Florencio Randazzo (minimizó los roces con el bonaerense Daniel Scioli), y Boudou, ningún otro funcionario se acercó a responder preguntas a los periodistas.
• De los 180 miembros de la comitiva nacional que llegaron a Tucumán, tal vez el que más exteriorizó su agrado por el recibimiento en la Casa Histórica fue el secretario de Comercio, Guillermo Moreno; quedó encantado con la "Niña Esperanza" del grupo "Los Intérpretes", que lo acompañó hasta el salón de la jura. Al salir, Moreno le agradeció el gesto.
Al salir Cristina rumbo al hipódromo -donde se hizo el acto central-, todos abandonaron el histórico solar. Incluso los granaderos. Sólo quedaba el personal del Museo y Lara, una de las primeras en ingresar y una de las últimas en retirarse. Se trata de la perra de la división Explosivos de la Policía Federal que, desde hace ocho años, tiene la misión de prevenir y preservar la integridad de la Presidenta en cada acto que se organiza en cualquier punto del territorio nacional.
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