07 Julio 2012
Es sabido que Hollywood vuelve sistemáticamente a las historias que han funcionado satisfactoriamente sobre el público; en este caso, la historieta del joven que adquiere poderes sobrenaturales y se transforma en el fabuloso Hombre Araña había dado lugar a una saga que comenzó con un muy buen producto hace exactamente una década. La necesidad de la industria de reciclar argumentos exitosos aceleró la aparición de esta reinterpretación de la historia de Peter Parker y sus tribulaciones ético-sentimentales. Es por eso que el director Marc Webb (sin antecedentes es este tipo de producciones) arremete nuevamente con la historia del popular personaje. El resultado es una película entretenida aunque algo extensa; hay situaciones que se alargan en demasía y conspiran contra el ritmo de la narración. Pero el saldo es positivo ya que los personajes están muy bien cubiertos y el relato de la transformación de un tímido estudiante de secundaria en un intrépido superhéroe que lucha contra el delito en la ciudad de Nueva York está más que correctamente presentada. Para los que prefieren la pintura de los personajes y el relato de una trama interesante, la primera parte de la película resultará la más sustanciosa. Para los que gustan de las escenas de acción, las persecuciones y las luchas cuerpo a cuerpo, la parte final de la película es un festín imperdible, sobre todo en la versión en 3D. La cámara subjetiva en las carreras del protagonista entre los rascacielos de la ciudad es un alarde de imaginación y la confirmación de que la técnica del tratamiento de la imagen ya no tiene secretos.
El problema es que no parece haber nada nuevo para decir sobre este personaje, uno de los más ricos de la fauna de los cómics por la crisis filosófica en la que se sume antes de convertirse en una pesadilla para los criminales neoyorquinos. Una vez más asistimos a la ausencia de sus padres biológicos, a la tragedia que lo empuja a perseguir al asesino de su tío y a los devaneos sentimentales con Gwen Stacy, una de su compañeras de escuela (encarnada por la encantadora Emma Stone). La Policía no está convencida de que el Hombre Araña no sea un criminal y lo persigue hasta que se demuestra que el superhéroe está del lado de "los buenos". Y así transcurre la narración (con buen ritmo, a pesar de algunos baches) hasta el gran enfrentamiento final que marca el desenlace de esta historia y abre, indudablemente, el camino para vaya uno a saber cuántas secuelas. Será, entonces, la despedida hasta la próxima aventura de esta nueva saga; pasarán no muchos años y todo volverá a comenzar.
El problema es que no parece haber nada nuevo para decir sobre este personaje, uno de los más ricos de la fauna de los cómics por la crisis filosófica en la que se sume antes de convertirse en una pesadilla para los criminales neoyorquinos. Una vez más asistimos a la ausencia de sus padres biológicos, a la tragedia que lo empuja a perseguir al asesino de su tío y a los devaneos sentimentales con Gwen Stacy, una de su compañeras de escuela (encarnada por la encantadora Emma Stone). La Policía no está convencida de que el Hombre Araña no sea un criminal y lo persigue hasta que se demuestra que el superhéroe está del lado de "los buenos". Y así transcurre la narración (con buen ritmo, a pesar de algunos baches) hasta el gran enfrentamiento final que marca el desenlace de esta historia y abre, indudablemente, el camino para vaya uno a saber cuántas secuelas. Será, entonces, la despedida hasta la próxima aventura de esta nueva saga; pasarán no muchos años y todo volverá a comenzar.