02 Julio 2012
"DAÑO". El conductor televisivo repudió la idea del periodismo militante. LA GACETA / FOTO DE JOSé INESTA
Jorge Lanata es un tipo inquieto. Lo prueba el televisor encendido con un canal de noticias, su mirada clavada en la notebook, el cigarrillo humeando en el cenicero, las dos botellitas de Fanta light a medio terminar y las revistas apiladas sobre el escritorio. También es un tipo ansioso. Sus respuestas son rápidas y efusivas. Salen tantas palabras de su boca como humo de cigarrillo. No se calla ni aún cuando da una pitada. Híperquinético, responde y apura la siguiente pregunta. Sin pausa. Con prisa.
El periodista que saca de quicio al kirchnerismo estuvo en Tucumán el fin de semana, una de las provincias en las que "Periodismo para todos", su programa de Canal 13, no es reproducido por señales locales. "Tucumán es un lugar sin metáforas; la corrupción es bestial. Ni siquiera les preocupa tratar de parecer otra cosa", sintetiza. Desde esta provincia, se refirió al caso "López" (el aspirante a juez seis veces vetado por el gobernador, José Alperovich), a la investigación judicial por presunto enriquecimiento ilícito contra el ministro de Salud y vicegobernador en licencia, Juan Manzur; y a los vínculos de empresas constructoras con funcionarios y familiares del mandatario.
"Grabamos dos empresas (ByM y Tecno) que funcionan en una casa y que reciben créditos por cinco o seis millones de dólares, Una de ellas tenía un cartelito que decía 'el timbre no anda, por favor golpee'. Parecía una broma. Si vos vas a robar seis millones por lo menos te tomás el tiempo de alquilar una oficina. Ni siquiera hicieron eso, es como que no les importa. Da igual que un miembro de la Corte Suprema, para rechazar el pedido de López, diga 'soy amigo del gobernador' y no pasa nada", reseña el conductor. De inmediato, usa esos ejemplos para cuestionar la permanencia en el poder. "Por eso estoy en contra de las reelecciones. Ningún cargo tendría que ser reelecto, ni siquiera el de concejal. Si la política es un servicio al país, hay que cumplirlo e irse. Nadie es imprescindible. Esa impunidad o ese desenfado, me parece, tiene que ver con eso", razona.
Rafecas y los jueces
La semana pasada, durante un congreso en Tucumán, el juez porteño Daniel Rafecas se refirió al sistema penal. "No está diseñado para investigar la corrupción", había dicho a LA GACETA el magistrado, apartado del caso "Ciccone".
Pero Lanata, lejos de compartir la visión del juez que tuvo en sus manos la investigación contra el vicepresidente, Amado Boudou, la denosta. "Lo que me molesta de la opinión de Rafecas es que es una opinión de parte: él podría haber hecho más de lo que hizo y no lo hizo. Estamos en un momento de la Justicia bastante insólito. Mirá que los menemistas presionaban a los jueces, pero lo hacían distinto. Está toda la Justicia con un grado de dependencia del Ejecutivo increíble. Y Rafecas no escapa a esa regla. No es cuestión de criticar las leyes que el sistema tiene. Hay que cumplirlas. Nosotros queremos cambiar todo. Primero cumplamos las leyes y veamos qué pasa. Decir que el sistema penal no está preparado... tampoco están preparados los jueces para aplicarlo", ironiza.
Trascartón, la charla muda hacia el nuevo boom del periodismo político o de investigación, eclipsado durante los primeros años de gestión kirchnerista. Según cree, esa efervescencia es proporcional a la importancia que el Gobierno le da a la prensa. "Durante nueve años no hubo programas políticos. Hubo un corrimiento de la agenda de los temas políticos a los policiales. Como había que llenar igualmente los noticieros, se exacerbaron las noticias policiales a un punto ridículo. Nos acostumbramos a eso. También por eso suena raro ver ahora un programa político en la TV. Este Gobierno tiene una preocupación especial y obsesión particular con los medios. Se transformó en más importante quién dice las cosas que las cosas en sí mismas. Y es una locura porque los hechos existen con independencia de quién los dice. Se pone en duda a la profesión misma", reflexiona.
Discusión estúpida
En esa línea, el fundador de Página 12 está convencido de que el kirchnerismo le hizo mucho daño al periodismo. "Hay un problema que va a trascender al propio Gobierno. Esta cosa divisionista y esta discusión estúpida alrededor del periodismo militante es distorsiva de la profesión. Estoy en contra de la idea del periodismo militante, lo peor que va a quedar de esta época es la división humana e ideológica", alerta con cierto rezongo.
Finalmente, lanza una suerte de advertencia: "en los medios hay demasiada opinión. No podés opinar en base a la nada o porque se te ocurre. Contemos lo que está pasando... antes de opinar, contemos. Frente a toda esta cosa desvirtuada de la discusión ideológica, yo opondría un discurso súperprofesionalista. La información, hoy, es revolucionaria. Estamos en un momento de tanta confusión que la información concreta y con pruebas es revolucionaria porque nadie la da".
La entrevista cierra con una carcajada. Lanata, que todo lo responde sin titubeos, de repente hace silencio: "¿con qué me aburro? A mí me gusta mucho lo que hago. No lo vivo tanto como un laburo, a mí me divierte hacerlo. Pero sí, hay momentos en los que me aburro. En esos momentos miro televisión".
El periodista que saca de quicio al kirchnerismo estuvo en Tucumán el fin de semana, una de las provincias en las que "Periodismo para todos", su programa de Canal 13, no es reproducido por señales locales. "Tucumán es un lugar sin metáforas; la corrupción es bestial. Ni siquiera les preocupa tratar de parecer otra cosa", sintetiza. Desde esta provincia, se refirió al caso "López" (el aspirante a juez seis veces vetado por el gobernador, José Alperovich), a la investigación judicial por presunto enriquecimiento ilícito contra el ministro de Salud y vicegobernador en licencia, Juan Manzur; y a los vínculos de empresas constructoras con funcionarios y familiares del mandatario.
"Grabamos dos empresas (ByM y Tecno) que funcionan en una casa y que reciben créditos por cinco o seis millones de dólares, Una de ellas tenía un cartelito que decía 'el timbre no anda, por favor golpee'. Parecía una broma. Si vos vas a robar seis millones por lo menos te tomás el tiempo de alquilar una oficina. Ni siquiera hicieron eso, es como que no les importa. Da igual que un miembro de la Corte Suprema, para rechazar el pedido de López, diga 'soy amigo del gobernador' y no pasa nada", reseña el conductor. De inmediato, usa esos ejemplos para cuestionar la permanencia en el poder. "Por eso estoy en contra de las reelecciones. Ningún cargo tendría que ser reelecto, ni siquiera el de concejal. Si la política es un servicio al país, hay que cumplirlo e irse. Nadie es imprescindible. Esa impunidad o ese desenfado, me parece, tiene que ver con eso", razona.
Rafecas y los jueces
La semana pasada, durante un congreso en Tucumán, el juez porteño Daniel Rafecas se refirió al sistema penal. "No está diseñado para investigar la corrupción", había dicho a LA GACETA el magistrado, apartado del caso "Ciccone".
Pero Lanata, lejos de compartir la visión del juez que tuvo en sus manos la investigación contra el vicepresidente, Amado Boudou, la denosta. "Lo que me molesta de la opinión de Rafecas es que es una opinión de parte: él podría haber hecho más de lo que hizo y no lo hizo. Estamos en un momento de la Justicia bastante insólito. Mirá que los menemistas presionaban a los jueces, pero lo hacían distinto. Está toda la Justicia con un grado de dependencia del Ejecutivo increíble. Y Rafecas no escapa a esa regla. No es cuestión de criticar las leyes que el sistema tiene. Hay que cumplirlas. Nosotros queremos cambiar todo. Primero cumplamos las leyes y veamos qué pasa. Decir que el sistema penal no está preparado... tampoco están preparados los jueces para aplicarlo", ironiza.
Trascartón, la charla muda hacia el nuevo boom del periodismo político o de investigación, eclipsado durante los primeros años de gestión kirchnerista. Según cree, esa efervescencia es proporcional a la importancia que el Gobierno le da a la prensa. "Durante nueve años no hubo programas políticos. Hubo un corrimiento de la agenda de los temas políticos a los policiales. Como había que llenar igualmente los noticieros, se exacerbaron las noticias policiales a un punto ridículo. Nos acostumbramos a eso. También por eso suena raro ver ahora un programa político en la TV. Este Gobierno tiene una preocupación especial y obsesión particular con los medios. Se transformó en más importante quién dice las cosas que las cosas en sí mismas. Y es una locura porque los hechos existen con independencia de quién los dice. Se pone en duda a la profesión misma", reflexiona.
Discusión estúpida
En esa línea, el fundador de Página 12 está convencido de que el kirchnerismo le hizo mucho daño al periodismo. "Hay un problema que va a trascender al propio Gobierno. Esta cosa divisionista y esta discusión estúpida alrededor del periodismo militante es distorsiva de la profesión. Estoy en contra de la idea del periodismo militante, lo peor que va a quedar de esta época es la división humana e ideológica", alerta con cierto rezongo.
Finalmente, lanza una suerte de advertencia: "en los medios hay demasiada opinión. No podés opinar en base a la nada o porque se te ocurre. Contemos lo que está pasando... antes de opinar, contemos. Frente a toda esta cosa desvirtuada de la discusión ideológica, yo opondría un discurso súperprofesionalista. La información, hoy, es revolucionaria. Estamos en un momento de tanta confusión que la información concreta y con pruebas es revolucionaria porque nadie la da".
La entrevista cierra con una carcajada. Lanata, que todo lo responde sin titubeos, de repente hace silencio: "¿con qué me aburro? A mí me gusta mucho lo que hago. No lo vivo tanto como un laburo, a mí me divierte hacerlo. Pero sí, hay momentos en los que me aburro. En esos momentos miro televisión".