Disculpas y errores de los demás

Disculpas y errores de los demás

Un segundo quiebre de servicio consecutivo generó una frustración interna que resultó incontenible. Y entonces, la patada al cajón del juez de línea, el corte y la posterior descalificación. Así terminó la semana de Nalbandian. Finalista en Queen's, pero sin puntos, sin premios y con multa.

El tenis y el título de Cilic, obvio, quedaron en segundo plano. El escenario de la repercusión mediática quedó invadido por el recuerdo de varias inconductas de Nalbandian a lo largo de su carrera. Dueño de un talento superlativo, sus actitudes cuestionables con referees, autoridades, algún compañero y prensa en general, también conforman su patrimonio tenístico y son parte de lo que viene en el envase.

En la ceremonia de premiación, mezcló el pedido de disculpas con su bronca hacia la ATP, acusándola de ser muy celosa con los errores de los jugadores y muy permisiva con los propios de la entidad.

Un Nalbandian auténtico que le dedicó un tiempo a su equivocación y otro, más largo, a los errores de los demás. Nada que sorprenda en alguien que, a lo largo de su carrera, se mostró incapaz de asumir el total de la responsabilidad y que ha sido siempre muy hábil para, cuando la situación lo expone, encontrar a otro a quien poner en escena y, al menos, repartir las culpas.

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