14 Junio 2012
Una vuelta al mundo de César Pelli
César Pelli, tucumano de origen y considerado hoy uno de los 10 arquitectos más influyentes del mundo, volvió a ayer a su ciudad natal, para disertar en el marco de los 100 años de nuestro diario. Ayer, un Pelli de permanente buen humor recorrió sus viejos lugares.
SALUDO. "Arquitecto, permítame saludarlo". Pelli estrechó cientos de manos, sonriente siempre. Y se sacó fotos con cuantos se lo pidieron. LA GACETA / FOTOS DE JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
La risa de César Pelli contagia. Bastan unos pocos minutos para acostumbrarse a esa suerte de "jo jo" a lo Papá Noel mezclado con una persistente base de tonada tucumana; y para concluir que el hombre que ideó las Torres Petronas (Kuala Lumpur), el World Financial Center (Nueva York), las Torres del Bank Boston y Repsol-YPF (Buenos Aires) y la de Cristal, en Madrid entre otras tantas obras que arañan el cielo todavía se emociona cuando se detiene para mirar el edificio de La Continental, en la esquina Laprida San Martín. Y recuerda: "y pensar que de chico yo lo miraba, y lo veía tan alto".
A su lado, todo el mundo ríe. La caminata ha comenzado en el Tucumán Center, sobre la 25 de Mayo, donde acaba de hospedarse, en la víspera de la disertación que dará hoy en el Teatro San Martín, invitado por LA GACETA, en el marco de los festejos por el centenario de nuestro diario.
Alto y flaco, enfundado en un pantalón oscuro de gabardina, chaleco al tono y camisa blanca inmaculada, se lo ve ansioso y divertido, como tratando de recomponer las imagénes del Tucumán de hoy con el que él dejó en 1948, cuando se fue becado a los Estados Unidos. Y se fue quedando. Rodeado de un séquito de anfitriones, periodistas, fotógrafos y videastas, la larga figura de Pelli, cámara de fotos en mano, se abre entre el gentío que empieza a reconocerlo. Todos quieren una foto con el tucumano que construye en China, en Singapur, en Nueva York, en California, en Buenos Aires y en España. Y todos - jóvenes, viejos, mujeres, hombres, clase media o no tanto- se llevan la foto abrazados con ese hombre sonriente de 85 años de edad que en una hora y media, ayer por la tarde, ha desandado parte de sus primeros 20 años en el trayecto que lleva de la Plaza Independencia al sur, pasando por la plaza Irigoyen hacia General Paz y Congreso, y retomando el centro por la Casa Histórica, otra vez la plaza y las galerías, hasta llegar al edificio de LA GACETA.
"Ya casi no quedan rastros del Tucumán que conocí", desliza Pelli, mientras pisa las veredas rotas y angostas, asombrado por la cantidad de guarderías que crecen en el microcentro y por el festival de retranqueos. "Antes se estacionaba en la calle", recuerda. Y se entusiasma cuando encuentra, perdida entre la cuadra, lo que él define como "una casa de las que eran consideradas finas".
El "jo jo" le vuelve cuando le cuentan que el viejo Hotel Plaza ahora es sede administrativa del Siprosa; que el ex Cine Plaza supo ser hasta no hace mucho tiempo una iglesia de "Pare de sufrir"; que en el Tucumán del siglo XXI el sándwich de milanesa es una marca propia ("en mis épocas era el choripán"), y que ya no está el viejo Colón en el que él solía jugar al snooker.
Cuando alguna imagen lo lleva al pasado, clickea con su cámara: el edificio de La Continental, los que alguna vez fueron cines (marca las ausencias del Metro, del 25 de Mayo), la fachada del Abecé, en la General Paz y 9 de Julio. "A los 13 años me alargaron los pantalones, y me dieron las llaves de la casa. Y al festejo lo hicimos acá, en el Abecé", memora, mientras atiende sin perder el buen temple -gustoso, inclusive- la incesante demanda de fotos. "Ese era el Edison. Ahí veía todas las series de la matinée, 'El último de los mohicanos', 'Flash Gordon' ", apunta, mientras la cámara eterniza la fachada del ex Edison, hoy bailanta Metrópoli. El cine aparece recurrente en la charla. ¿Qué siente cuando ve sus obras en películas? "Es como ver a mis hijos", acota. En el trayecto, Pelli construye, tal vez sin darse cuenta, su biografía. "Allá, a media cuadra vivía mi abuelo", indica, en dirección a General Paz al 300. "Vivían en una serie de cinco casitas muy tradicionales, las tradicionales casas chorizo", desgrana. Después, en su visita a la dirección de LA GACETA, cerrará el ciclo de "las casas de infancia". "Primero vivimos frente a la plaza San Martín, después, en La Madrid entre Chacabuco y Ayacucho, a media cuadra del rectorado", dirá el visitante. En el recorrido, Pelli, que integra el "top ten" de los arquitectos más reconocidos del mundo, no oculta lo que piensa. Un "¡Qué horror!, ¿Por qué lo han demolido?, se le escapa cuando transita la cuadra de la Casa Histórica, que después de diversas expropiaciones ha quedado enclavada casi en soledad. Ya cae la tarde cuando se toma la foto de rigor con el fondo de las puertas del solar histórico. "Es muy linda la iluminación de la Catedral", opina, mientras husmea hacia el interior del deteriorado edificio de la Biblioteca Sarmiento, al tiempo que recuerda que justo al frente, donde hasta un tiempo funcionó un geriátrico, estaba el tradicional hotel España.
Los pasos vuelven sobre la plaza Independencia, que para él sigue tan linda como en sus recuerdos. "Está linda la plaza", enuncia, y la mirada se solaza con la gente de todas las edades sentada al sol, con los chicos haciendo skate, con las eternas naranjas y con los viejos árboles que, dice, le hacen acordar a la plaza San Martín de Buenos Aires. "Mirá la Libertad de la Lola Mora, qué buena la Lola Mora". Y clickea. La cámara se vuelve a la Casa de Gobierno. "Me gusta iluminada. De día es un mazacote. Pero de noche, me gusta", sentencia.
Anochece, y el gentío desborda las peatonales. El hombre longilíneo puede alcanzar el horizonte con su cámara. "Im-pre-sio-nan-te, es muy lindo", pronuncia, mientras la cámara se lleva lo que el ojo quiere atesorar: la multitud que bulle, en ese Tucumán que César Pelli hoy mira con ojos nuevos, 60 años después.
horario
en el san Martin
César Pelli disertará a las 20.30. Lo presentará Carlos Páez de la Torre (H).
invitaciones
no son numeradas
No se podrá ingresar a la sala sin las invitaciones que se entregaron el martes.
TV
en directo
La disertación ("Mi trabajo", la bautizó) será televisada en directo por CCC (canal 14 y 114, digital) y podrá verse también en directo por LA GACETA.COM.
A su lado, todo el mundo ríe. La caminata ha comenzado en el Tucumán Center, sobre la 25 de Mayo, donde acaba de hospedarse, en la víspera de la disertación que dará hoy en el Teatro San Martín, invitado por LA GACETA, en el marco de los festejos por el centenario de nuestro diario.
Alto y flaco, enfundado en un pantalón oscuro de gabardina, chaleco al tono y camisa blanca inmaculada, se lo ve ansioso y divertido, como tratando de recomponer las imagénes del Tucumán de hoy con el que él dejó en 1948, cuando se fue becado a los Estados Unidos. Y se fue quedando. Rodeado de un séquito de anfitriones, periodistas, fotógrafos y videastas, la larga figura de Pelli, cámara de fotos en mano, se abre entre el gentío que empieza a reconocerlo. Todos quieren una foto con el tucumano que construye en China, en Singapur, en Nueva York, en California, en Buenos Aires y en España. Y todos - jóvenes, viejos, mujeres, hombres, clase media o no tanto- se llevan la foto abrazados con ese hombre sonriente de 85 años de edad que en una hora y media, ayer por la tarde, ha desandado parte de sus primeros 20 años en el trayecto que lleva de la Plaza Independencia al sur, pasando por la plaza Irigoyen hacia General Paz y Congreso, y retomando el centro por la Casa Histórica, otra vez la plaza y las galerías, hasta llegar al edificio de LA GACETA.
"Ya casi no quedan rastros del Tucumán que conocí", desliza Pelli, mientras pisa las veredas rotas y angostas, asombrado por la cantidad de guarderías que crecen en el microcentro y por el festival de retranqueos. "Antes se estacionaba en la calle", recuerda. Y se entusiasma cuando encuentra, perdida entre la cuadra, lo que él define como "una casa de las que eran consideradas finas".
El "jo jo" le vuelve cuando le cuentan que el viejo Hotel Plaza ahora es sede administrativa del Siprosa; que el ex Cine Plaza supo ser hasta no hace mucho tiempo una iglesia de "Pare de sufrir"; que en el Tucumán del siglo XXI el sándwich de milanesa es una marca propia ("en mis épocas era el choripán"), y que ya no está el viejo Colón en el que él solía jugar al snooker.
Cuando alguna imagen lo lleva al pasado, clickea con su cámara: el edificio de La Continental, los que alguna vez fueron cines (marca las ausencias del Metro, del 25 de Mayo), la fachada del Abecé, en la General Paz y 9 de Julio. "A los 13 años me alargaron los pantalones, y me dieron las llaves de la casa. Y al festejo lo hicimos acá, en el Abecé", memora, mientras atiende sin perder el buen temple -gustoso, inclusive- la incesante demanda de fotos. "Ese era el Edison. Ahí veía todas las series de la matinée, 'El último de los mohicanos', 'Flash Gordon' ", apunta, mientras la cámara eterniza la fachada del ex Edison, hoy bailanta Metrópoli. El cine aparece recurrente en la charla. ¿Qué siente cuando ve sus obras en películas? "Es como ver a mis hijos", acota. En el trayecto, Pelli construye, tal vez sin darse cuenta, su biografía. "Allá, a media cuadra vivía mi abuelo", indica, en dirección a General Paz al 300. "Vivían en una serie de cinco casitas muy tradicionales, las tradicionales casas chorizo", desgrana. Después, en su visita a la dirección de LA GACETA, cerrará el ciclo de "las casas de infancia". "Primero vivimos frente a la plaza San Martín, después, en La Madrid entre Chacabuco y Ayacucho, a media cuadra del rectorado", dirá el visitante. En el recorrido, Pelli, que integra el "top ten" de los arquitectos más reconocidos del mundo, no oculta lo que piensa. Un "¡Qué horror!, ¿Por qué lo han demolido?, se le escapa cuando transita la cuadra de la Casa Histórica, que después de diversas expropiaciones ha quedado enclavada casi en soledad. Ya cae la tarde cuando se toma la foto de rigor con el fondo de las puertas del solar histórico. "Es muy linda la iluminación de la Catedral", opina, mientras husmea hacia el interior del deteriorado edificio de la Biblioteca Sarmiento, al tiempo que recuerda que justo al frente, donde hasta un tiempo funcionó un geriátrico, estaba el tradicional hotel España.
Los pasos vuelven sobre la plaza Independencia, que para él sigue tan linda como en sus recuerdos. "Está linda la plaza", enuncia, y la mirada se solaza con la gente de todas las edades sentada al sol, con los chicos haciendo skate, con las eternas naranjas y con los viejos árboles que, dice, le hacen acordar a la plaza San Martín de Buenos Aires. "Mirá la Libertad de la Lola Mora, qué buena la Lola Mora". Y clickea. La cámara se vuelve a la Casa de Gobierno. "Me gusta iluminada. De día es un mazacote. Pero de noche, me gusta", sentencia.
Anochece, y el gentío desborda las peatonales. El hombre longilíneo puede alcanzar el horizonte con su cámara. "Im-pre-sio-nan-te, es muy lindo", pronuncia, mientras la cámara se lleva lo que el ojo quiere atesorar: la multitud que bulle, en ese Tucumán que César Pelli hoy mira con ojos nuevos, 60 años después.
horario
en el san Martin
César Pelli disertará a las 20.30. Lo presentará Carlos Páez de la Torre (H).
invitaciones
no son numeradas
No se podrá ingresar a la sala sin las invitaciones que se entregaron el martes.
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La disertación ("Mi trabajo", la bautizó) será televisada en directo por CCC (canal 14 y 114, digital) y podrá verse también en directo por LA GACETA.COM.
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