09 Junio 2012
INSTALACIÓN. En uno de los espacios Theaster Gate creó su propia casa. REUTERS
Sería un busto cualquier esculpido en piedra si no estuviese lleno de panales de abejas y exhibido junto a un perro pintado de rosa. Bienvenidos a Documenta, la cumbre mundial del arte contemporáneo, en Kassel, Alemania.
La legendaria feria, que se celebra cada cinco años, inaugura hoy su edición número 13. Durante 100 días atraerá a unos 750.000 visitantes y volverá a encender el debate sobre el arte contemporáneo.
"La frontera entre lo que es y no es arte resulta irrelevante", explicó en la presentación la curadora de esta edición, la estadounidense Carolyn Christov-Bakargiev. Lo que exhiban los participantes puede o no ser arte.
Su advertencia explica un curioso catálogo que incluye 297 nombres provenientes de 55 países, entre los cuales hay también científicos como Konrad Zuse, creador de la computadora, o difuntos como el español Salvador Dalí.
Pero quedarse en el nivel de la provocación y la perplejidad puede resultar insuficiente para entender uno de los eventos culturales con más peso de Alemania y una cita artística de primer orden mundial.
"Hay muchas cosas que hacen a Documenta diferente del resto de muestras colectivas o bienales -explica Chus Martínez, miembro del equipo más cercano a la curadora Christov-Bakargiev-. Una de ellas es la dimensión temporal. El hecho de que Documenta se celebre cada cinco años la convierte en un laboratorio, en una universidad de reflexión sobre el papel político, social, estético y económico del arte".
Las instalaciones, performances, piezas de videoarte, pintura y escultura que podrán verse en diversos sitios de Kassel hasta el 16 de septiembre tendrán así una enorme influencia en lo que va a pasar los próximos años.
En esta edición, el mundo hispanohablante volverá a tener un peso considerable.
La legendaria feria, que se celebra cada cinco años, inaugura hoy su edición número 13. Durante 100 días atraerá a unos 750.000 visitantes y volverá a encender el debate sobre el arte contemporáneo.
"La frontera entre lo que es y no es arte resulta irrelevante", explicó en la presentación la curadora de esta edición, la estadounidense Carolyn Christov-Bakargiev. Lo que exhiban los participantes puede o no ser arte.
Su advertencia explica un curioso catálogo que incluye 297 nombres provenientes de 55 países, entre los cuales hay también científicos como Konrad Zuse, creador de la computadora, o difuntos como el español Salvador Dalí.
Pero quedarse en el nivel de la provocación y la perplejidad puede resultar insuficiente para entender uno de los eventos culturales con más peso de Alemania y una cita artística de primer orden mundial.
"Hay muchas cosas que hacen a Documenta diferente del resto de muestras colectivas o bienales -explica Chus Martínez, miembro del equipo más cercano a la curadora Christov-Bakargiev-. Una de ellas es la dimensión temporal. El hecho de que Documenta se celebre cada cinco años la convierte en un laboratorio, en una universidad de reflexión sobre el papel político, social, estético y económico del arte".
Las instalaciones, performances, piezas de videoarte, pintura y escultura que podrán verse en diversos sitios de Kassel hasta el 16 de septiembre tendrán así una enorme influencia en lo que va a pasar los próximos años.
En esta edición, el mundo hispanohablante volverá a tener un peso considerable.