"Nunca debimos dejar la Luna"

"Nunca debimos dejar la Luna"

En 2008 publicamos esta entrevista exclusiva en la que un niño de doce años interrogaba a su escritor preferido sobre su relación con la escritura, el origen de Farenheit 451, la exploración espacial y su conexión con el cine y la música.

Nunca debimos dejar la Luna
10 Junio 2012
Los comienzos
- ¿Cómo supo que sería escritor?
- Mi libro favorito era Tarzán de los monos, de Edgar Rice Burroughs. Lo leí a los nueve años. Luego seguí con el resto de los libros de la serie de Tarzán. Y a los 12 empecé a leer Thuvia, una virgen de Marte, El ajedrez vivo de Marte y el resto de los libros marcianos de Rice Burroughs. Fue a esa edad cuando escribí mi primer libro, que fue una secuela de la serie marciana.

- ¿Qué técnicas deben implementarse para empezar a escribir?
- Simplemente sentarse y escribir. Uno se enseña a sí mismo. Hay que escribir una pequeña historia cada día y, al cabo de unos pocos años, uno se convierte en escritor. Previamente, hay que leer libros que te gusten. Si Julio Verne o H.G. Wells te gustan, ellos te enseñarán a escribir.

- ¿A qué cree que se debe que grandes escritores de ciencia ficción, como Julio Verne, hayan concebido inventos revolucionarios y trascendentes, adelantos técnicos, mucho antes de que los científicos los pergeñaran?
- Se trata de genios que se apasionaron con lo que hacían y de su pasión surgieron grandes ideas. Nunca dejaron de hacerse preguntas y se transformaron en volcanes creativos.

- ¿Qué consejo le daría a quien quiere convertirse en escritor?
- Básicamente uno: haz lo que amas y ama lo que haces. Asegúrate de que la escritura es algo que amas locamente. Y no escuches a quienes intentan disuadirte. Ellos no pueden entenderte ni comprender tu pasión.

- ¿Escribió por dinero?
- El dinero es siempre la razón equivocada para escribir. Uno debe elegir lo que ama. Empecé a ganar dinero siendo bastante grande. Cuando me casé no tenía auto ni teléfono. Mi esposa trabajaba en una compañía importante y su sueldo nos mantenía a ambos. Eso me permitía escribir. Nunca pensé en el dinero sino en lo que quería escribir en cada momento.

- Lo escuché hablar sobre Aldous Huxley y la poesía. ¿Cómo empezó a escribir poesía?
- Uno aprende a escribir todos los días. Aldous Huxley me dijo una vez: "¿Sabes lo que eres? Eres un poeta". Yo no lo sabía. En el medio de mis historias había pequeñas piezas de poesía mezcladas con la prosa. Pero aprendí a identificarlas mucho tiempo después de haberlo hecho. Y fue Huxley quien me hizo descubrir que había un poeta dentro de mí.

Personajes en busca de su autor
- Mencionó muchas veces la palabra amor. ¿Qué significa para usted?
- Todo en la vida está relacionado con el amor. Es la sustancia que hace que la vida sea fácil de vivir.
Uno debe leer los libros que ama, ver las películas que ama. Sea cual sea la actividad que uno realice. Ya sea nadar, jugar al básquet o correr. Todos debemos hacer lo que realmente queremos.

- ¿En qué se inspiró para escribir los cuentos de El hombre ilustrado?
- No me inspiró ningún hecho histórico ni relato mitológico. Son historias que surgieron del interior de mi cabeza. Me despertaba en las mañanas, descubría que las historias estaban dentro de mí y corría a escribirlas.

- Fahrenheit 451 encabeza la lista de libros más leídos en los colegios norteamericanos. ¿Qué vigencia tiene 55 años después de haber sido escrito?
- Cuando era joven me impactó la quema de libros en la Alemania nazi. Me recordó a la destrucción de la biblioteca de Alejandría. A un amante de las bibliotecas y los libros como yo, esos hechos lo perturbaron profundamente. Fahrenheit 451 surgió de esa perturbación. Algo fantástico que me ocurrió hace poco fue enterarme que una traducción de mi novela sería hecha en Egipto y editada nada menos que en Alejandría. Me emociona pensar que eso ocurrirá en el mismo lugar en donde hace 5.000 años se perdió la mayor biblioteca de esa época.

- ¿Cómo nació su relato El peatón?
- Es una historia que escribí hace ya más de 55 años. Una noche caminaba por la calle, y un policía me paró y me preguntó qué estaba haciendo. Contesté que simplemente estaba poniendo un pie delante del otro. El policía cuestionó mi versión aduciendo que no había ningún otro peatón en diez millas a la redonda. Me enojó el hecho de que la policía cuestionara mi derecho a ser un simple peatón. Por eso, esa misma noche volví a casa y me senté a escribir una historia que titulé El peatón, y que luego publiqué en una revista. Dos años más tarde salí a dar un paseo con El peatón en mi cabeza. El relato me llevó a encontrarme con una joven llamada Clarisse McClellan que me preguntó: "Señor, ¿es usted Guy Montag?" Ella continuó: "Creo que sé quién es. Usted es el bombero que quema libros. Puedo afirmarlo por el olor a querosén de su uniforme". En los siguientes nueve días Clarisse McClellan y Guy Montag me dictaron Fahrenheit 451. Todo surgió de El peatón y de un afortunado encuentro con un policía.

- ¿Es muy distinto escribir para niños que hacerlo para adultos?
- No, en absoluto. Todos mis libros son libros para niños. Pongo en ellos excitación, gloria y amor. Son libros que los adultos compran, los leen y se los pasan a sus hijos. Y es porque todavía sigo siendo un niño de 12 años, un niño que escribe libros.

- ¿Cuán importante es la lectura en los niños?
- Aprender a leer correctamente es aprender a pensar. Si uno sabe leer y escribir entonces uno tiene la posibilidad de mirar al mundo y encontrar verdades en él.

La música y el cine
- Su literatura ha influido mucho sobre músicos célebres...
- Cuando se editó uno de mis primeros libros, El hombre ilustrado, Elton John lo leyó. Su primer álbum, Rocket man, surgió de la lectura de mi libro. Una noche me invitó a uno de sus conciertos. Me llevó a los camerinos en donde estaban las grandes estrellas de rock de ese momento, más de una docena de ellas. Me presentó a Los Beatles. Ringo Starr estaba muy excitado y corrió para abrazarme. Los demás me rodearon e hicieron lo mismo. Esa noche hubo un efecto contagio. Luego aparecerían varios grupos de rock con nombres derivados de títulos de mis libros. Uno se llama El país de octubre; otro, El árbol de Halloween. Hay también uno que se llama El cohete. Es algo insospechado y a la vez maravilloso.

- ¿Cuál considera que ha sido la mejor adaptación de un libro suyo al cine y qué opina de la industria?
- Prefiero no involucrarme mucho con ella porque la industria cinematográfica está interesada en el dinero y no ama lo mismo que yo amo. Con respecto a las películas que hice, una de las mejores es El carnaval de las tinieblas, porque es la que más se acerca a mi libro. Jason Robards está magnífico en la interpretación del padre. Creo que es el film más logrado.

- ¿Cuál es su película preferida?
- Una de las grandes películas de todos los tiempos es Encuentros cercanos del tercer tipo, de Steven Spielberg. Es un film religioso. Me recuerda al fresco del Vaticano en el que Dios se acerca a Adán hasta casi tocar su dedo índice con el suyo. En la película, los visitantes del espacio invitan a los terrestres a abordar su nave para viajar a través del universo. Tiene una connotación religiosa. Puede interpretarse como el descenso de Dios, un Dios que nos dice: "vengan conmigo y conozcan el universo". El maravilloso François Truffaut, que aparece en la película, es una suerte de sacerdote del film. Es quien intenta despertar nuestro sentido religioso, nos invita a relacionarnos con el universo. Parece decirnos: "contemplen y adoren".

- ¿Cree que se acentuará la exploración espacial?
- No estamos a la altura de nuestro tiempo. Nunca debimos dejar la Luna. Debimos quedarnos ahí y prepararnos para bajar en Marte. Nos llevará unos 50 años preparar la Luna para poder viajar a Marte.

© LA GACETA

Devin Brendan Kelly - Estudiante norteamericano y devoto admirador de Ray Bradbury. Tenía 12 años cuando hizo esta entrevista, en 2008, en el estudio del escritor, en Ventura.

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