Dancing Mood trae su ska de pura cepa

Mientras estés en pleno delirio, con los ojos cerrados y dándole el gusto a esas irrenunciables ganas de bailar, ellos seguirán concentrados, escuchándose con atención, dialogando con sus vientos como si se tratara de una orquesta de música seria. Es que, por más que un recital de Dancing Mood sea una de las pachangas más animadas que puedas vivir, ellos no dejan nada librado al azar. "Que sea una banda instrumental es un compromiso muy fuerte. Hay que tocar todo el tiempo, podemos tener hasta 15 solos en un mismo show, algo que difícilmente pasa en bandas con cantantes", aclara con algún altruismo el trompetista Hugo Lobo, fundador del grupo.

Mientras conversa por teléfono con LA GACETA, en Buenos Aires Hugo termina de cargar sus cosas en el baúl del auto. Él maneja y lo copilotea Matías, el tecladista. Pero no es que les tengan miedo a los aviones ni que odien los micros de gira: Hugo viene en auto porque aprovechará el viaje para estar un par de días con su familia tucumana. "Allá está mi viejo, tengo sobrinos, primos, de todo un poco", cuenta el hijo de Rubén Lobo, quien fuera baterista de Mercedes Sosa durante 25 años. Si todo sale bien, Hugo y su coequiper deberían estar llegando hoy al mediodía y se instalarán en la casa familiar, en Banda del Río Salí, hasta el martes. ¿Poco glamour para uno de los grupos más renombrados y exitosos del ska? Puede ser, pero, ¿a quién le importa?

A pesar de ser mitad tucumano y de haber pasado buena parte de su infancia en el Jardín de la República -cuando el viejo salía de gira él se instalaba en la Banda de noviembre a mayo, nuestros meses menos amables- Dancing Mood no tocó nunca en Tucumán. "¿Podés creer? Es una deuda pendiente que tengo", dice Hugo, quien pasó por estas playas en su etapa con Los Fabulosos Cadillacs, pero nunca con su propia banda. "Para mí es todo un acontecimiento, significa un montón de cosas", afirma, mostrando su lado sentimental.

Para darle un marco imponente al debut en su casi-tierra, la de esta noche va a ser una fiesta bastante completa: se presentarán las bandas soporte LVV (Salta), Stevia Reggae y Skaces Reggae, ambas de Tucumán. La murga Pechando el Camión llevará su agite carnavalero y el grupo Entretelas ofrecerá una performance de acrobacias aéreas y acroteatro. Además, DJ Fat calentará la pista antes de las bandas y habrá una muestra de artesanías y de body art de Tattoo Shop.

A pesar de ser una banda -Hugo no está de acuerdo con que los llamen orquesta- netamente instrumental, siempre aparece una voz invitada como para cambiar el cauce de su río sonoro. Tucumán no será la excepción, aunque hasta esta noche sabremos quién será el cantante. "A nosotros nos viene bien una voz, es inyectar un poco de aire al show. No te vamos a decir quién es porque siempre damos el batacazo sobre el escenario, pero no es nadie muy conocido, es un tapadito que los va a sorprender", amenaza.

¿El reggae ha muerto?
Mientras algunos analistas de las tendencias musicales decretaron ya la muerte del reggae, a los Dancing Mood los siguen incluyendo en todo festival del género que se precie y es lo que ocurrirá, de hecho, esta noche en Floresta. Si bien son parientes, en muchas ocasiones reggae y ska son presentados como inseparables o, lo que es más grave, casi como sinónimos, por lo que uno podría arrastrar a la tumba al otro. "Puede ser que el reggae haya muerto. Cuando yo tenía 15 nadie lo escuchaba y hace un par de años tuvo su oleada amplia, se hizo muy grande, cualquiera en la calle andaba con dreadlocks y conocía Alpha Blondy. No es ofensivo que se diga que pasó de moda. El ska tuvo su momento a fines de los 80 con los Cadillacs, que después se fueron más a la música latina, pero que empezó siendo ska", analiza Hugo, a quien no parecen preocuparle los altibajos de las modas musicales: "en realidad, me chupa un h... que el reggae hay muerto o no. Dancing Mood no fue creada para la moda, entonces seguimos para adelante".