El título de la nota no tiene ningún error. Es la pura verdad: un tucumano domina el ranking mundial del tenis masculino. Aunque... no lo hace jugando. Ni siquiera pisa la cancha para hacerlo, le basta con estar detrás de su computadora personal y en cualquier parte del mundo. Es más, hace un par de días lo dominó desde Tucumán porque un compromiso familiar lo trajo a su tierra natal. Antes de ser padrino en el bautismo de su sobrino
Vicente, tuvo que dominar una vez más el ranking, como cada semana.
Pablo Martín Juárez tiene 35 años y es el Coordinador de Rankings y Premios de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP).
Su responsabilidad es la de confeccionar el listado mundial de los hombres que juegan al tenis en el circuito profesional. Es dueño de la clasificación, pero tiene reglas que seguir y todo un protocolo informático que debe respetar para hacer con corrección su trabajo. Aunque le gustaría ponerle un puntito de más al jugador de su gusto y uno menos al que no va con su estilo. "El primer ranking que tuve que publicar fue cuando
Novak Djokovic se convirtió en número uno. Fue un poco triste para mí porque yo soy fanático de Nadal", reconoció el tucumano.
La tarea de Juárez en aquella semana de julio de 2011 hizo que la computadora registrara una situación que no se producía desde febrero de 2004: por primera vez la cima del ranking no era patrimonio de
Rafael Nadal o
Roger Federer.
Estando en Tucumán, el licenciado en contabilidad, egresado de la universidad Spring Hill College de Mobile, Alabama, confeccionó dos rankings que también tuvieron una particularidad. En los últimos años, el predominio del tenis profesional se repartió entre pocos nombres en las primeras posiciones. Por eso, cualquier movimiento en el ranking es llamativo. "Publiqué desde Tucumán el ranking del 14 de mayo y el del 21. Puse a Federer como dos y a Nadal como tres y a la semana quedaron al revés", comentó. Y sí, rápidamente el español ganó Roma y abandonó el tercer puesto, un lugar que no ocupaba desde mayo de 2010.
Por su parte, Juárez ocupa el puesto de dominador del ranking mundial desde hace menos de un año. Toda su vida está vinculada al deporte blanco y, por cómo se expresa, lo seguirá estando siempre. "Juego al tenis porque mis papás lo juegan. De chiquito me llevaron a practicarlo. Pasé por varios clubes, pero casi siempre jugué en San Martín. Mi entrenador era
Ricardo Saad, que siempre estuvo en contacto con Estados Unidos. Así me fui con una beca deportiva a estudiar", detalló. Luego, buscando más capacitación en el rubro de los números, se mudó a Puerto Rico para hacer un Máster en la Universidad Interamericana. Luego de seis años en la isla caribeña, donde también enseñaba a jugar al tenis, sintió deseos de regresar a tierras estadounidenses.
La elección fue calculada al detalle: Jacksonville, Ponte Vedra Beach, Florida. "Ahí vive un amigo, hay playa, es barato y están las oficinas de la ATP", describió. La ciudad reunía todo lo que Juárez quería, pero faltaba el paso más deseado. "Quería salir de la cancha, dejar de enseñar porque yo sentía que tenía algo más para aportar al tenis desde lo organizativo. Realmente no pensé en qué posición quería estar. Por eso, a la primera chance que se presentó la acepté porque mi objetivo era estar en la ATP de alguna forma. Pienso que voy bastante bien y es una actividad que va con mi forma de ser", reveló sin dejar de aclarar que al principio costó acostumbrarse al sistema de trabajo, no así al ambiente.
"Es relajado, la gente es bien tranquila. Se viaja bastante, algo que a mí me gusta pero no tanto como lo hacen algunos, que están 35 semanas al año afuera. Voy vestido de jeans y remera, hay muy buena onda y mi jefa es muy tranquila", explicó sobre los compañeros que están en el 201 ATP Boulevard, de Ponte Vedra Beach.
"Lo bueno de este trabajo es que es internacional. Me permite estar al tanto de todo lo que pasa en el tenis mundial. Además, es una buena vidriera y espero que me sirva para mi currículum o pueda seguir ascendiendo. También hay extras, por ejemplo este año fui al Sony Ericcsson (Masters 1000 de Miami). Trabajé desde allí y con los pases que tenía pude estar con todos los jugadores", contó con satisfacción.