"No teníamos que dejarnos ver por policías riojanos, porque estaban todos implicados"

"No teníamos que dejarnos ver por policías riojanos, porque estaban todos implicados"

El comisario Julio Fernández, jefe de la División Trata de Personas, relató allanamientos de 2003Su primera intervención derivó en la detención del imputado Pascual Andrada, ex policía riojano

EN EL PASILLO. Solitario y cabizbajo, en el pasillo de Tribunales, el imputado José Chenga Gómez espera la reanudación de la audiencia del juicio. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO EN EL PASILLO. Solitario y cabizbajo, en el pasillo de Tribunales, el imputado José "Chenga" Gómez espera la reanudación de la audiencia del juicio. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO
24 Mayo 2012
Comenzó recibiendo órdenes y ejecutándolas. Estuvo en operativos menores y en allanamientos de prostíbulos en La Rioja. Hoy es el principal investigador de la causa por la que se trata de determinar el paradero de María de los Ángeles Verón. El comisario Julio Benjamín Fernández, actual jefe de la división Trata de Personas de la Policía, declaró ayer en el juicio por la privación ilegítima de la libertad y promoción de la prostitución de Marita.

Su primera participación en la causa se derivó de la detención de Domingo Pascual Andrada, el ex policía riojano acusado de llevar chicas a La Rioja para que trabajaran en prostíbulos. "Fue detenido por portación ilegal de armas. (Pablo) Medina manifiesta que había peleado con Andrada, porque llevaba a su mujer a La Rioja para prostitución", explicó ayer Fernández ante los jueces.

El dato hizo que armaran equipos para investigar ese hecho. Fernández llegó hasta un prostíbulo que estaba ubicado en avenida Avellaneda 50. "Había dos mujeres que conocían a Andrada. Una de ellas, Roxana, dijo que trabajó desde los 17 en La Rioja, en el Candilejas y el Desafío, y que Andrada quiso llevarla de nuevo a La Rioja y no accedió", relató el comisario.

La otra chica, Noemí, comentó que en el local de avenida Avellaneda tuvo contacto con Andrada, aunque conversaron poco. "Dijo que una chica a la que le decían 'Janet Petit' le propone ir al Desafío. Esta chica no quería ir, pero 'Janet Petit' la llevó a su casa, y trató de llevarla a La Rioja, pero no le enviaban los boletos", declaró Fernández. Con esos datos, detuvieron a "Janet Petit" y a su madre.

En septiembre u octubre de 2003, el comisario Jorge Tobar realizó allanamientos en Fronteras, Santa Fe. "Recibe una declaración de una señora que dijo que trabajó en La Rioja, y que en los locales de Irma Medina trabajaba una chica a la que le decían Mariana, parecida a Marita, que tenía una cicatriz como de una cesárea en el estómago", manifestó.

Fernández, por orden de la Justicia tucumana, viajó más tarde para que esa declaración fuera ratificada ante un juez santafesino. "Ratificó todo en Rafaela, y traje la declaración a Tucumán", explicó.

Un tiempo más adelante, Darío Alejandro García se presentó en la Policía, y les manifestó que sabía que Marita se encontraba en un prostíbulo de Chilecito, que era de propiedad de (Raúl) Pierri.

"Salimos a La Rioja por Alpachiri, porque se comentaba que no nos teníamos que dejar identificar por la Policía de La Rioja, porque estaban todos implicados. Llegamos a las 2 de la mañana e ingresamos a dos locales. Uno era en Nonogasta, de Pierri, y el otro El Gato Azul, en Chilecito. La dueña era la "Negra" Teresa. Estas medidas fueron negativas", declaró el comisario.

García volvió en abril de 2004, y dijo que Pierri había comprado a Marita, luego de pagar $ 3.000 a Medina. "Una comisión a cargo mío y del oficial Roque Velardez fue a Chilecito. Los allanamientos fueron negativos en relación al paradero de Marita, pero en Nonogasta secuestramos documentos y publicaciones de Pierri. Había papeles que decían, 'cuando lleguen a Tucumán comunicarse con autos de cinco estrellas', y daban unos celulares", contó.

En la ciudad de La Rioja, Tobar detuvo a Pierri y a su hijo Fernando. De ese allanamiento participó la fiscala Adriana Reinoso Cuello. Pierri dijo que no sabía de Marita, pero que había una chica que sí podía dar datos. Allí apareció Andrea D, una de las testigos consideradas claves. "Después la causa principal se cerró y se abrió la búsqueda del paradero", comentó Fernández.

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