19 Agosto 2003
Los efectos de la devaluación, el final de un largo período recesivo y el retiro de los Bocade de la plaza financiera son algunos de los factores que felizmente derivaron en una etapa auspiciosa de la economía tucumana. Pero este llamado "veranito" no lleva su gratificante calor a todos por igual. Favorece fundamentalmente a la macroeconomía y a algunas empresas ubicadas en sectores muy específicos, en especial a los vinculados a las exportaciones.
Según expertos consultados por LA GACETA, la economía real difiere mucho de los indicadores macroeconómicos positivos que se vienen difundiendo. "Cuando se licuen los efectos de la devaluación se sentirá que hay muchas asignaturas pendientes en la economía, como ser, por ejemplo, las reformas estructurales en el Estado provincial que nunca se hicieron", señaló el consultor de empresas Arquímedes Carrizo.
El aumento de los niveles de actividad no pinta de rosa el panorama de las compañías. "Debido al endeudamiento, muchas empresas perdieron capital de trabajo, y si no aparece una solución, como refinanciaciones o algo así, continuarán las pérdidas", sostuvo el consultor especialista en sector financiero, Jorge Jiménez. Este experto considera vital que retorne el crédito bancario para que el crecimiento no sea tan lento.
El Código Tributario
Carrizo y Jiménez opinan que las empresas tucumanas también soportan una fuerte presión impositiva. "Debe reformarse el Código Tributario provincial, que aún contiene los impuestos distorsivos que afectan a las actividades productivas y de servicios (Ingresos Brutos, Sellos y Salud Pública)", dice Carrizo. Este consultor afirma que la cantidad de impuestos, su complejidad, distorsividad y altísima presión impositiva teórica hacen prácticamente inviable la operación de microempresas y de muchas PyME. Asegura, además, que los códigos tributarios municipales también tienen impuestos distorsivos que gravan las actividades productivas, aun cuando los municipios y las comunas sólo pueden cobrar tasas por servicios efectivamente prestados.
Un importante banquero dejó en claro que el aparente buen momento de la economía tucumana se asienta, en parte, en los recursos por coparticipación que la Provincia recibe de la Nación, que viene mejorando la recaudación. "Los sueldos están al día, pero no porque este Gobierno sea un ejemplo de prolijidad, sino debido a que los recursos aumentaron y llegan en tiempo y en forma", apuntó.
Jiménez evidenció que el Estado provincial sigue siendo muy burocrático e ineficiente, y necesita varios ajustes.
La inseguridad traba inversiones
Los sucesivos déficits provinciales y municipales se financiaron en gran medida con ahorro local, que obtenía altas tasas de interés, lo que impedía que ese fondeo vaya a las empresas privadas a costos razonables y destinos productivos. "También hay normas impositivas locales que encarecen el financiamiento e impiden que puedan desarrollarse nuevos instrumentos de financiamiento, como ser los fideicomisos", dice el consultor Arquímedes Carrizo. La inseguridad en la Provincia traba numerosas inversiones: se roba gran parte de la producción en las fincas, en los depósitos; y cuando es trasladada, a los compradores. Otro aspecto negativo es la informalidad que genera competencia desleal.
Según expertos consultados por LA GACETA, la economía real difiere mucho de los indicadores macroeconómicos positivos que se vienen difundiendo. "Cuando se licuen los efectos de la devaluación se sentirá que hay muchas asignaturas pendientes en la economía, como ser, por ejemplo, las reformas estructurales en el Estado provincial que nunca se hicieron", señaló el consultor de empresas Arquímedes Carrizo.
El aumento de los niveles de actividad no pinta de rosa el panorama de las compañías. "Debido al endeudamiento, muchas empresas perdieron capital de trabajo, y si no aparece una solución, como refinanciaciones o algo así, continuarán las pérdidas", sostuvo el consultor especialista en sector financiero, Jorge Jiménez. Este experto considera vital que retorne el crédito bancario para que el crecimiento no sea tan lento.
El Código Tributario
Carrizo y Jiménez opinan que las empresas tucumanas también soportan una fuerte presión impositiva. "Debe reformarse el Código Tributario provincial, que aún contiene los impuestos distorsivos que afectan a las actividades productivas y de servicios (Ingresos Brutos, Sellos y Salud Pública)", dice Carrizo. Este consultor afirma que la cantidad de impuestos, su complejidad, distorsividad y altísima presión impositiva teórica hacen prácticamente inviable la operación de microempresas y de muchas PyME. Asegura, además, que los códigos tributarios municipales también tienen impuestos distorsivos que gravan las actividades productivas, aun cuando los municipios y las comunas sólo pueden cobrar tasas por servicios efectivamente prestados.
Un importante banquero dejó en claro que el aparente buen momento de la economía tucumana se asienta, en parte, en los recursos por coparticipación que la Provincia recibe de la Nación, que viene mejorando la recaudación. "Los sueldos están al día, pero no porque este Gobierno sea un ejemplo de prolijidad, sino debido a que los recursos aumentaron y llegan en tiempo y en forma", apuntó.
Jiménez evidenció que el Estado provincial sigue siendo muy burocrático e ineficiente, y necesita varios ajustes.
Los sucesivos déficits provinciales y municipales se financiaron en gran medida con ahorro local, que obtenía altas tasas de interés, lo que impedía que ese fondeo vaya a las empresas privadas a costos razonables y destinos productivos. "También hay normas impositivas locales que encarecen el financiamiento e impiden que puedan desarrollarse nuevos instrumentos de financiamiento, como ser los fideicomisos", dice el consultor Arquímedes Carrizo. La inseguridad en la Provincia traba numerosas inversiones: se roba gran parte de la producción en las fincas, en los depósitos; y cuando es trasladada, a los compradores. Otro aspecto negativo es la informalidad que genera competencia desleal.
Lo más popular