Por Lucía Lozano
29 Abril 2012
"NIDO LLENO". Josefina Durengo, de 71 años, vive con su hijo, Alvaro, de 30.
Tiene las paredes tapizadas de pósters y la misma cama que le regalaron a los 10 años. Se aferra a sus gustos adolescentes: todavía le apasionan los videojuegos, el simon y las películas de La guerra de las galaxias. A menudo, su mamá le prepara la leche por la mañana. Y también se ocupa de que no le falte comida cuando vuelve cada noche. No es que recién terminó el secundario y está empezando a abrir las alas para dejar el nido. Nicolás Goane ya tiene 24 años y ninguna intención de dejar la casa materna. Ya pasó por tres carreras universitarias. Ahora está en segundo año de Psicología.
Mientras lo atiende, Viviana, la mamá, reniega. "Yo a tu edad ya estaba independizada, casada y con hijos. Te voy a cortar los víveres", lo amenaza. Si decide hacerlo, tendrá que ser cuando antes, ya que si en los próximos meses se aprueba la reforma del Código Civil los padres tendrán la obligación de mantener a los hijos hasta los 25 años (ahora es hasta los 21).
"No puede ser cierto", rezonga, asombrada, la mamá. Y pide más explicaciones. Se las damos: entre las reformas que el Gobierno de la Nación pretende incorporar al Código Civil aparece el propósito de que se extienda la manutención de los hijos. La medida, según se informó oficialmente, busca facilitar que los hijos puedan concluir su instrucción universitaria antes de salir en busca de su propio sustento.
La abogada María Alejandra Silva, que se especializa en Derecho de Familia, consideró que la reforma es positiva en tiempos en que es imprescindible una capacitación especializada para conseguir trabajo.
Según explicó, este beneficio ya se venía dando, a partir de la jurisprudencia que sentaron fallos en los que la Justicia dictaminó a favor de mantener a los hijos hasta los 25 porque están cursando una carrera universitaria.
El espíritu de esta norma, elaborada por una comisión de juristas notables, es que la ley refleje lo que ocurre con una clase media que suele financiar a sus hijos hasta que terminan los estudios.
"¿Por qué hace falta una ley?", pregunta Viviana de Goane. "Los aportes se cortan cuando los padres están separados y entonces, en la mayoría de los casos, cuando los hijos cumplen 21 la madre es la que termina haciéndose cargo de todos los gastos", explica la abogada Silva.
"Es una iniciativa que protege y ayuda. Es muy difícil desarrollarse sin el apoyo familiar en una sociedad tan competitiva. Hoy, a los 18 o a los 21 años, la vida es muy distinta de la de otros tiempos. A estas edades ahora los jóvenes no tienen independencia económica, como ocurría en otros tiempos. En los hechos, se viene dando que los padres mantienen por más tiempo a sus hijos", aclara.
La abogada y la psicóloga Patricia Chehuán coinciden en que esta reforma puntual del Código se pensó para una sociedad en la que todas las edades se han retrasado: no sólo los hijos retrasan su partida de la casa paterna. También los embarazos llegan más tarde y los ancianos viven más. Asimismo, la reforma encaja perfecto en una provincia en la que los jóvenes son el blanco de la desocupación: según datos del Indec, el índice general de desempleo en el país es del 6,7 %. En el Gran San Miguel de Tucumán, casi el 59% de los que no poseen un trabajo tienen entre 15 y 29 años.
Adolescentes tardíos
El futuro cambio ya genera polémicas. A propósito de la reforma, la consultora D'Alessio IROL realizó un sondeo nacional bajo el título "Mantenidos hasta los 25: ¿aumentará la capacitación de los jóvenes o extenderá la etapa adolescente?" Según la mayoría de los padres consultados (el 48%) una medida así retrasará la madurez de los jóvenes. Sólo un 22% opina que esto puede mejorar la formación de los chicos y un 30% cree que esta modificación no tendrá impacto.
La psicóloga Chehuán analiza que la modificación dará forma legal a lo que ya es real en la cotidianidad. "En la actualidad se vive una adolescencia tardía, que se extiende desde los 18 a 25 años. Y los padres colaboramos con esto porque sobreprotegemos a nuestros hijos y generamos niños-adultos irresponsables. Lo saludable sería que a los 21 años puedan encontrar los recursos que les permitan su autorrealización, algo tan importante para ellos", sostiene.
La experta llama a los padres (y se incluye) a abrir bien los ojos, a no engañarse escondiendo miedos propios: "conviene saber tomar distancia, dejarlos crecer y animarlos a que se valgan por sí mismos. El amor también es libertad".
Mientras lo atiende, Viviana, la mamá, reniega. "Yo a tu edad ya estaba independizada, casada y con hijos. Te voy a cortar los víveres", lo amenaza. Si decide hacerlo, tendrá que ser cuando antes, ya que si en los próximos meses se aprueba la reforma del Código Civil los padres tendrán la obligación de mantener a los hijos hasta los 25 años (ahora es hasta los 21).
"No puede ser cierto", rezonga, asombrada, la mamá. Y pide más explicaciones. Se las damos: entre las reformas que el Gobierno de la Nación pretende incorporar al Código Civil aparece el propósito de que se extienda la manutención de los hijos. La medida, según se informó oficialmente, busca facilitar que los hijos puedan concluir su instrucción universitaria antes de salir en busca de su propio sustento.
La abogada María Alejandra Silva, que se especializa en Derecho de Familia, consideró que la reforma es positiva en tiempos en que es imprescindible una capacitación especializada para conseguir trabajo.
Según explicó, este beneficio ya se venía dando, a partir de la jurisprudencia que sentaron fallos en los que la Justicia dictaminó a favor de mantener a los hijos hasta los 25 porque están cursando una carrera universitaria.
El espíritu de esta norma, elaborada por una comisión de juristas notables, es que la ley refleje lo que ocurre con una clase media que suele financiar a sus hijos hasta que terminan los estudios.
"¿Por qué hace falta una ley?", pregunta Viviana de Goane. "Los aportes se cortan cuando los padres están separados y entonces, en la mayoría de los casos, cuando los hijos cumplen 21 la madre es la que termina haciéndose cargo de todos los gastos", explica la abogada Silva.
"Es una iniciativa que protege y ayuda. Es muy difícil desarrollarse sin el apoyo familiar en una sociedad tan competitiva. Hoy, a los 18 o a los 21 años, la vida es muy distinta de la de otros tiempos. A estas edades ahora los jóvenes no tienen independencia económica, como ocurría en otros tiempos. En los hechos, se viene dando que los padres mantienen por más tiempo a sus hijos", aclara.
La abogada y la psicóloga Patricia Chehuán coinciden en que esta reforma puntual del Código se pensó para una sociedad en la que todas las edades se han retrasado: no sólo los hijos retrasan su partida de la casa paterna. También los embarazos llegan más tarde y los ancianos viven más. Asimismo, la reforma encaja perfecto en una provincia en la que los jóvenes son el blanco de la desocupación: según datos del Indec, el índice general de desempleo en el país es del 6,7 %. En el Gran San Miguel de Tucumán, casi el 59% de los que no poseen un trabajo tienen entre 15 y 29 años.
Adolescentes tardíos
El futuro cambio ya genera polémicas. A propósito de la reforma, la consultora D'Alessio IROL realizó un sondeo nacional bajo el título "Mantenidos hasta los 25: ¿aumentará la capacitación de los jóvenes o extenderá la etapa adolescente?" Según la mayoría de los padres consultados (el 48%) una medida así retrasará la madurez de los jóvenes. Sólo un 22% opina que esto puede mejorar la formación de los chicos y un 30% cree que esta modificación no tendrá impacto.
La psicóloga Chehuán analiza que la modificación dará forma legal a lo que ya es real en la cotidianidad. "En la actualidad se vive una adolescencia tardía, que se extiende desde los 18 a 25 años. Y los padres colaboramos con esto porque sobreprotegemos a nuestros hijos y generamos niños-adultos irresponsables. Lo saludable sería que a los 21 años puedan encontrar los recursos que les permitan su autorrealización, algo tan importante para ellos", sostiene.
La experta llama a los padres (y se incluye) a abrir bien los ojos, a no engañarse escondiendo miedos propios: "conviene saber tomar distancia, dejarlos crecer y animarlos a que se valgan por sí mismos. El amor también es libertad".
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