20 Abril 2012
"LA DE REMERA CELESTE". Márquez fue señalada ayer por una testigo.
"Es ella, la rubia de remera celeste", dijo Cintya G., apuntando su dedo a la mujer que estaba sentada en la primera fila. Aunque dijo que no sabía su nombre, la persona a quien señalaba como la encargada del prostíbulo "Desafío" era María Azucena Márquez, una de las imputadas por la desaparición de María de los Ángeles "Marita" Verón.
Cintya G, que declaró ayer en el juicio oral, contó que conoció a Daniel Verón por un ex novio. En un bar, mientras charlaban, conoció la historia de Marita, y encontró una coincidencia. En el verano de 2001, la joven había estado en el "Desafío", uno de los prostíbulos de La Rioja en los que se presume que también estuvo Marita, según la acusación.
"Fue hace 11 años. Teníamos problemas en mi familia y necesitaba trabajo. Una vecina vio un aviso en el diario, en el que buscaban chicas para trabajar en un bar en La Rioja. Nos contactamos con un tal Alejandro, que nos llevó a la terminal porque tenía que recibir los pasajes para que viajemos, que le enviaba una tal 'Doña Claudia'", relató la joven.
"La Chaya"
La muchacha no recordó la fecha exacta en la que llegó a La Rioja. Estuvo menos de un mes, y se acordó que en esa época se celebraba la fiesta de "La Chaya". "Cuando llegamos, tomamos contacto con esta señora que le decían 'doña Claudia'. Era rubia, pelo largo, con flequillo. Creo haber visto que está aquí", manifestó Cintya G.
El abogado José D'Antona pidió que la testigo señalara a quién se refería, y pese a la oposición de los abogados defensores, el tribunal aceptó. "Es una manifestación espontánea de la testigo", dijo el presidente Alberto Piedrabuena.
La joven se dio la vuelta, y señaló a Márquez, de quien se dejó en claro que no sabía cómo se llamaba, sino que la conocía por el apodo. También dijo que sabía que al dueño del prostíbulo le decían "Chenga", aunque tampoco sabía su nombre legal.
"Llegamos, vi que había varias mujeres. Mi amiga estaba con su hijo. Le preguntamos a las chicas qué había que hacer y nos dicen que era un prostíbulo. Tuvimos que quedarnos porque al hombre que nos llevó había que devolverle la plata del pasaje", relató Cintya G.
Calvario
En ese momento, según la joven, empezó su calvario. "No quería quedarme. No me importaba si me pagaban o no, me quería ir de ese prostíbulo. Con 'doña Claudia' hablé muy poco porque tenía un carácter muy fuerte, no se podía hablar con ella", manifestó.
La testigo admitió que allí tuvo que prostituirse. "Éramos unas 25 a 30 chicas. Casi la mayoría eran brasileñas, pero también había chicas de La Rioja y de Tucumán. No me quedó otra que prostituirme, tenía que pagarme el pasaje para volver", afirmó.
Aunque no se llevaban registros de la cantidad de veces que atendió clientes, Cintya G. dijo que le correspondía el 50% de la ganancia. "Cuando me fui, 'doña Claudia' me pagó. Ella tenía anotado cuánto me tenía que descontar por las multas. No me importó, yo quería irme de ahí y tener por lo menos para el pasaje", contó la testigo.
En un allanamiento que realizó la Policía, la joven conoció a "Chenga". "Nos hicieron salir por el costado, donde nos esperaba un auto y nos llevaron de ahí. Estaba el dueño", dijo.
Su amiga tuvo que quedarse en el local, según contó Cintya G., porque debía más dinero. Tenía que pagar niñera, leche y todas esas cosas. Cuando me vine, me dieron $ 500 porque ella pidió que le enviaran para su familia", describió la testigo.
La mujer fue clara cuando los abogados la interrogaron. "No vi a Marita Verón en ese lugar", comentó. Así, volvió a reflotar en la audiencia una parte de su pasado que había intentado enterrar. "Nunca más volví a La Rioja. Tampoco denuncié esta situación; en mi casa no sabían por todo lo que pasé", resumió.
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Marita Verón